En definitiva, el lector se encuentra frente a una obra colosal que por estar en formato divulgativo no carece de ningún mérito; por el contrario, este aspecto agiganta la figura de Henry Hazlitt como idóneo economista y eximo escritor. Espero haber podido transmitir en este prólogo la satisfacción que me generó la lectura de la presente obra, y espero que, del mismo modo que me ocurrió a mí, le abra las puertas de la más maravillosa corriente de pensamiento del análisis económico: la Escuela Austriaca.
[Del prólogo de Javier Milei]
A los 70 años de la publicación de La Economía en una lección, parecería que las enseñanzas básicas que contiene el que probablemente sea el libro de divulgación económica más exitoso de la historia deberían encontrarse ya interiorizadas por el conjunto de la sociedad. Máxime cuando según el propio Henry Hazlitt se trata de una única lección, a saber: 'la economía es la ciencia que calcula los resultados de determinada política económica, simplemente planeada o puesta en práctica, no sólo a corto plazo y en relación con algún grupo de intereses especiales, sino a la larga y en relación con el interés general de toda la colectividad'.
[Del prólogo de Juan Ramón Rallo]
Samuel Edward Konkin III (SEK3), padre del movimiento agorista, falleció en 2004 dejando sin terminar sus proyectos más extensos y ambiciosos, a excepción del Manifiesto neolibertario. Entre ellos, el inacabado pero apasionante tratado que titula Contraeconomía, publicado en español también por Unión Editorial.
Con el fin de reivindicar la valía del corpus konkiniano, y siguiendo los pasos de la edición original de Kopubco (2006), ampliamos este Manifiesto neolibertario con una serie de valiosos escritos. En primer lugar, la Teoría de clases agorista, que le debemos al teórico Wally Conger, seguidor de Konkin, quien respetuosamente recupera y amplía las notas de SEK3 –fruto de otro proyecto incompleto– en relación a la lucha de clases desde el punto de vista agorista.
Los límites del capital es seguramente el gran texto fundacional de la llamada geografía crítica y también una de las obras mayores de David Harvey. Camuflado como un comentario de la obra de Marx, el autor nos va descubriendo, en estas páginas, algunos de los vacíos de la aproximación marxista a la hora de afrontar las dimensiones espaciales de la acumulación de capital. Sobre la base de algunas de las categorías de Marx, como 'capital ficticio', 'renta' o 'desarrollo desigual', Harvey fundamenta el análisis de un campo teórico en el que la dimensión territorial del capitalismo adquiere una nueva centralidad. El espacio aparece, de este modo, como uno de los elementos fundamentales en el diseño capitalista, tanto como instrumento para la acumulación que como fuente de nuevas contradicciones. La teoría de la crisis, centro de la formulación marxista del capital, se ve así completada por toda una nueva batería de conceptos.