¿Puede una paloma marcar el destino del próximo líder espiritual de mil millones de personas? ¿Qué reunión arranca con el golpe de un martillo de plata sobre la cabeza de un cadáver ilustre? ¿En qué elección mundial reina el silencio absoluto... mientras muchos sospechan que el Espíritu Santo ya ha elegido? Eso no estaba en mi libro de historia de los cónclaves se adentra en el engranaje más cerrado, simbólico y desconcertante de la Iglesia católica: la elección del papa de Roma. El sacerdote y vaticanista Mateo González Alonso combina historia, crónica y singularidades para mostrar lo que rara vez se revela durante un proceso de sucesión pontificia: cardenales que entran con maletas registradas, chistes sobre perritos antes de comer, votos susurrados bajo los frescos de Miguel Ángel y ujieres que apremian a los rezagados antes de cerrar las puertas con llave. A medio camino entre el poder terrenal y una fe que sobrepasa lo visible, el cónclave es una ceremonia sagrada que apenas ha cambiado desde el siglo XIII, aunque hoy las sotanas pasen por escáneres antiespías y las normas se actualicen. Y, pese a todo, continúa siendo un acto de fe. Aunque haya intrigas, acuerdos tácitos y candidaturas disfrazadas de humildad, siempre queda espacio para lo inesperado. Como aquel día en que un cardenal olvidó preparar discurso y acabó saludando al mundo como sucesor de san Pedro. Entre anillos, votos secretos, rezos y pasillos, se decide algo más que un liderazgo espiritual. Se mide el pulso de una institución que resiste, se transforma y aún sorprende. Allí no solo se elige a una person se escenifica un misterio.
El viaje de un niño de nueve años a través de la estepa ucraniana, rumbo al instituto en que habrá de cursar sus primeros estudios, dibuja la línea argumental de La estepa (1888), la novela corta que proporcionó a Chéjov reconocimiento y que le convirtió en un escritor de éxito.En El barranco (1900), donde el adulterio alterna con el asesinato y los más variados delitos, una impresión de fluidez conseguida sin forzar en ningún momento el estilo caracteriza el relato de principio a fin.Estas dos narraciones son un magnífico ejemplo del arte de Chéjov, cuya influencia se dejó notar inmediatamente en sus contemporáneos y que aún hoy sigue vigente en modernas tendencias como el minimalismo y el realismo sucio.
Publicada en 1774, revisada en 1787, Las penas del joven Werther es quizá una de las obras más influyentes de la literatura universal. El «efecto Werther» no sólo creó tendencias literarias y modas en el vestir, sino también una peculiar oleada de suicidios. Fue libro de cabecera de Napoleón? y también del monstruo de Frankenstein. Todos ?clásicos y románticos? quisieron apropiarse de él: fue icono del sentimentalismo y héroe de la exaltación revolucionaria; también fue, como dijo Thomas Mann, «el horror y el espanto de los moralistas». Al final de su vida, Goethe lamentaba que la mayoría de los jóvenes que peregrinaban a Weimar para visitarlo sólo conocieran esa obra suya. Hoy leer las desventuras de este joven artista burgués que, a raíz de un amor prohibido, descubre su insospechada comunidad con los locos, los humildes, los desdichados y hasta los asesinos no anula ni el distanciamiento ni la identificación. Werther sigue preguntándonos si pactar es una necesidad o una rendición. Sigue apuntando a nuestro yo, y lo que significa conservarlo. Sigue hablando de nosotros mismos.Este volumen incluye las clásicas ilustraciones de Daniel Nikolaus Chodowiecki para las primeras ediciones del libro.