En 1939, el estallido de la guerra sorprendió en la India a una expedición alemana que intentaba el ascenso al Nanga Parbat. Sus miembros fueron recluidos por los británicos en un campo de prisioneros. Uno de ellos, el austriaco Heinrich Harrer, consiguió huir del campo y llegar hasta el Tíbet, un país neutral pero en el que los extranjeros tenían prohibida la entrada. Junto con su compatriota Peter Aufschnaiter recorrió más de dos mil quinientos kilómetros a pie para llegar a Lhasa, la ciudad prohibida, donde, tras imbuirse de la lengua y cultura tibetanas, se convertiría en profesor y amigo del joven dalái lama.
Publicado por primera vez en 1952 y considerado un clásico de la literatura de aventuras, Siete años en el Tíbet es la apasionante crónica de la epopeya de Harrer, de su heroico viaje a través de uno de los territorios más hostiles de la tierra, y de los años que pasó en el Tíbet feudal, anterior a la anexión china del país, un lugar que muy pocos occidentales habían visitado hasta entonces. La suya no solo es una historia de coraje y perseverancia, sino también una mirada inédita a un mundo que vivía, sin saberlo, sus últimos días.
Harriet Lee puede parecer a sus vecinos la típica madre trabajadora, y su hija Perdita la no menos típica colegiala británica, pero hay indicios de que no son tan normales como ellas creen. Para empezar, Harriet hace un pan de jengibre muy especial, que quizá no parezca nada del otro mundo a los londinenses, pero es muy popular en Druhástrana, la lejana tierrasegún muchas fuentes inexistentedonde vivió hasta su primera juventud junto a su carismática amiga Gretel Kercheval, una figura que tuvo algo que ver en todo lo que ocurrióbueno y maloa Harriet desde niña. No obstante, sólo décadas más tarde, cuando una Perdita ya adolescente se proponga reencontrar a esta amiga de su madre, descubriremos la verdadera historia de Harriet. Inspirada por la tradicional presencia del pan de jengibre en las fábulas infantiles, Helen Oyeyemi nos invita a saborear esta deliciosa historia de una gran familia cuya herencia es una receta. Un relato sorprendente y un auténtico festín para el lector.
Alquimistas arruinados por el ajenjo, luchadores que se enfrentan a tigres en combates cuerpo a cuerpo antes de convertirse al ascetismo, aeronautas temerarios que aterrizan en tejados de grandes almacenes parisinos, generales cosacos budistas, políglotas ayunadores, aviadores infelices, inventores de cañones etéreos, pintores monocromos devotos de santa Rita... De Cary Grant a Lovecraft, de Salgari a Pancho Villa y Buster Keaton, o de Arletty a Therese Neumann, no cabe duda de que los cuarenta y dos personajes a los que Alvi retrata en estas páginas son extravagantes y excéntricos, pero ante todo hombres y mujeres cuyas irrefrenables ganas de vivir encarnan el proteico potencial del espíritu humano.