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CUANDO LOS GENES GRITAN

Desde el comienzo de la vida, solo hemos sabido acerca de Cupido, y unas que otras flechas que fueron lanzadas por él, de las cuales algunas a mí también me han herido. Pero de algo yo estoy seguro y es de que muchas personas han sentido millones de microduendes gritándoles en cada uno de sus poros, aun sin saberlo. Cuando leas este libro, sin darte cuenta te sumergirás en una gran aventura amorosa, y conocerás de amores muy mágicos y divinos.
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ECOS DE ALIENTO

Ecos de aliento es una plegaria hecha verso, un soplo fresco que acaricia el alma en sus momentos más silenciosos e íntimos. En esta nueva entrega, Rosse Mesa nos invita a detener el tiempo y a escuchar —desde lo invisible— los susurros de Dios que habitan en la lluvia, en la noche, en la herida, en el amor, en la fe que no se ve pero sostiene. Verso tras verso, el libro construye un puente entre lo terrenal y lo divino, entre el quebranto y la redención. Además, se nos presenta como un recordatorio de que el sufrimiento también muta, que la soledad abraza y que, incluso en las sombras, el espíritu puede hallar su santuario. Este poemario, escrito desde la vulnerabilidad y la fortaleza, festeja la fuerza del espíritu que no cede; sino que, más bien, avanza confiado en el poder de lo sagrado. Desde «Amor supremo» hasta «No desistas», hay un poema para todos: para quienes buscan consuelo, para quienes atraviesan la pérdida, para quienes agradecen, dudan, oran o simplemente necesitan un respiro. Porque al final, toda alma que ha llorado necesita recordar que su aliento también tiene voz. Y que esa voz, en Dios, es victoria.
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EL CAMINO DE LA MUERTE:TRUJILLO CONTRA

Las hermanas Mirabal regresaban a Salcedo después de haber visitado a sus esposos en Puerto Plata. Nuestros hombres las esperaban un poco más distante. Las hermanas Mirabal venían con un hombre: el chofer del jeep Rufino de la Cruz. Al ser interceptadas una de ellas se zafó momentáneamente de sus apresadores y pidió ayuda a la gente de un vehículo que pasaba por casualidad. Ni Trujillo ni yo ibamos a tolerar más aplazamientos. Las muchachas fueron apresadas y llevadas a un camino secundario y desierto que cruzaba la carretera principal. Allí cada uno de los hombres las ultimó a palos; pero se presentó un incidente que pudo haber fracasa-do la operación. Ante la belleza de Maria Teresa, con el vestido desgarrado y luchando por su vida, pretendió gozar a la muchacha. La mujer se defendió como una leona y le grito: “¡Podrás - asesinarme; pero jamás gozarme!
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