Javier Marías rinde homenaje en este libro a uno de los novelistas contemporáneos que más admiraba: Vladimir Nabokov. Su intención era conmemorar a un escritor con el que se sentía en deuda literaria y animar a los lectores a que lo busquen con más frecuencia.
Marías nos cuenta, por ejemplo, que un día de 1950 la mujer de Nabokov, Véra, logró detenerlo cuando se disponía a quemar los primeros capítulos de Lolita, agobiado por las dudas y las dificultades. También que le molestaba mucho que le atribuyeran influencias, fueran de Joyce, Kafka, Proust o de Dostoyevski. Y que los mayores éxtasis los experimentó a solas: cazando mariposas, creando problemas de ajedrez, traduciendo a Pushkin y escribiendo.
El descubrimiento de América en 1492 fue un hecho extraordinario que significó el inicio de una nueva etapa histórica: la Edad Moderna. Un nuevo continente se abrió primero a los descubridores, a los que siguieron los denominados «conquistadores». Pequeños grupos de hombres iniciaron una serie de exploraciones y conquistas de carácter épico y recorrieron el continente de norte a sur, proyectando el poder hispano desde California hasta la Patagonia.