Los poemas de Averno, el décimo libro de Louise Glück (Nueva York, 1943-Cambridge, 2023), Premio Nobel de Literatura 2020, discurren entre ambiguos regresos del amor y múltiples regresos de la muerte, entre la nostalgia por la vida y el alivio que proporciona el alejarse de ella. «La muerte no puede hacerme más daño / del que tú me hiciste a mí, / querida vida mía», dice la protagonista de este libro. La poeta aborda una vez más sus temas habituales por medio de personajes mitológicos; los poemas se estructuran a lo largo de un hilo narrativo protagonizado por una modernizada Perséfone, la hija arrebatada a su madre por Hades, el dios de los muertos.
Rainer Maira Rilke es uno de los creadores más determinantes de la literatura del siglo XX. Las nuevas dimensiones del lenguaje y de la forma, explorada y fijadas con su poesía, han ejercido una influencia concluyente. En plena crisis sentimental, tras su fracasado matrimonio, marchó a París donde conoce al escultor A. Rodin en 1905, con quien trabaja como secretario y del que aprende la severa concepción de la creación artística, la disciplina moral y la observación objetiva. En 1907 preparó una exposición de Cézanne, con quien también hizo una gran amistad y del que aprendió a fijar con precisión las imágenes de las cosas, para restituir a la realidad la plenitud del sentido; siempre atormentado por las ambigüedades e inexactitudes de las palabras y de las cosas y encerrado en su propia interioridad, los conceptos artísticos de Cézanne y Rodin fueron determinantes en su poética.
Paul Valéry es uno de los grandes poetas y pensadores del siglo xx. Reconocido como el representante de la llamada poesía pura, se alejó del debate alegando su desconfianza sobre esta denominación, «solo había querido hacer alusión a la poesía que resultase de la supresión progresiva de los elementos prosaicos que pueda haber en un poema; es decir, de todo lo que siendo historia, leyenda, anécdota, moralidad, inclusive filosofía, existe por sí mismo, sin el concurso necesario del canto». Se consideraba poeta del conocimiento, alejado del poeta intelectual. En este libro, editado cinco años después de su muerte, de poemas, notas, aforismos, cuentos, queda en evidencia que a Valéry no le interesaban las cosas del intelecto, sino la inteligencia misma.