En una sociedad que evita el dolor y la incomodidad, es necesaria una llamada a la valentía. El miedo, la decepción o la tristeza no son los opuestos al amor, la ilusión o la alegría. Todo forma parte de la experiencia de vivir. Si queremos aspirar a los puntos dorados de la vida, hemos de estar dispuestos tambien a caer y sentir el desaliento de los puntos de sutura. La alternativa acostumbra a ser la zona media, ese espacio donde por evitar la herida cerramos las puertas a los momentos más extraordinarios. Desgraciadamente, mucha gente la elige.
Faye Johnson es la bruja perfecta durante el día, pero cuando cae la noche, se vuelve una maestra en desafiar las normas. En la clandestinidad, acepta todos los trabajos que los demás consideran inmorales, desde vender pociones a vampiros hasta lidiar con licántropos problemáticos. Todo parece funcionar hasta que entra en su vida Reese Marlasis.
Cada vez que entra en el ascensor, a Sofía le sube la temperatura. Y no es porque haya pillado un virus en el hospital en el que trabaja como residente, sino por el efecto que Marcos, con su sonrisa de medio lado, sus bíceps y sus hoyuelos, tiene sobre ella.
Y es que, para Marcos, desde que coincidió con aquella chica guapísima del uniforme al revés, subir en el ascensor se ha convertido en su pasatiempo favorito. Cuando comparte ese pequeño espacio con ella solo puede pensar en lo mucho que desea acercarse. Pero… ¿está dispuesto a volver abrir su corazón?
Una residente de medicina y un técnico en enfermería…
Los viajes en ascensor nunca habían sido tan apasionantes.