En esta monografía se aborda la evaluación del impacto desde la perspectiva ética, para incluir una propuesta de evaluación en la que esta perspectiva esté presente a lo largo de todo el proceso de identificación, medición, valoración y gestión del impacto. Los autores hacen una primera aproximación al ámbito de la evaluación del impacto que permitirá que el lector conozca de cerca la importancia de la evaluación del impacto para las empresas, la práctica de la evaluación y los retos que se presentan en este campo. Hibridando las principales corrientes éticas aplicadas al ámbito de la empresa (éticas principialistas, éticas dialógicas, utilitarismo y aretología), los autores realizan un análisis transversal del proceso de la evaluación del impacto, estableciendo una reflexión clave para que la perspectiva ética permee en cada fase, desde los desencadenantes hasta el momento de proponer acciones asociadas a la gestión del impacto.
La vida de la empresa se va desarrollando a través de procesos de toma de decisión en los que la argumentación de carácter económico tiene una presencia prevalente, cuando no exclusiva. Sin embargo, para poder construir procesos de deliberación que atiendan adecuadamente a la responsabilidad ciudadana que la empresa debe asumir en estos tiempos, el pensamiento estrictamente económico resulta limitado, basado en estrategias argumentativas que, o bien niegan la moral apelando al mecanicismo del mercado (donde desaparecen los sujetos morales), o bien reivindican el valor moral superior de la libertad y de la propiedad privada. En esta obra se profundiza en la deliberación ética de la empresa recurriendo a las herramientas propias que la ética ofrece, abriendo de esta manera el terreno del análisis crítico, la reflexión valorativa y la decisión práctica a otros horizontes más allá de los estrictamente económicos. Y lo hace no solamente con el objetivo de ofrecer pistas para una correcta deliberación, sino haciendo de esta, además, una herramienta valiosa para elevar los estándares éticos de la organización.
Puede que la mayor tragedia en el campo del cine de la inveterada costumbre española de vivir de espaldas a Portugal haya sido el escaso interés por una de las personalidades más destacadas de la cinefilia del siglo XX, João Bénard da Costa, quien desde la Gulbenkian primero y, especialmente luego, como factótum de la Cinemateca transformaría para siempre la cultura cinematográfica de su país, en sintonía con la revolución moderna de Langlois en Francia. Así, como su maestro, pensó la programación de cine como una bella arte, en parte juego intelectual, en parte fuente de iluminaciones y transmisión de conocimiento: la puesta en contigüidad de películas e ideas que establecen linajes, dialécticas o extravíos rizomáticos donde se abolen las jerarquías entre alta y baja cultura. Para contagiar el entusiasmo por el cine, además de amarlo hubo que defenderlo, y nadie como Bénard da Costa lo hizo, con cientos de textos, hojas de espectador, libros y artículos en periódicos como estos que publicara en O Independente entre 1989 y 1990 y que conforman la base de Muy de la casa, exquisita colección de mini-biografías de actores y actrices considerados como de la familia.