Cuando floreció la risa es un relato escrito especialmente por Gioconda Belli para la colección de álbumes Libros de Cordel de Libros del Zorro Rojo, serie que reúne textos de importantes autores como Julio Cortázar, Pablo Neruda, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Antonio Skármeta y José Saramago. Esta leyenda evoca un misterio insólito: el nacimiento de la risa a través del juego. La depurada prosa de Gioconda Belli y el exquisito talento gráfico de Alicia Baladan se conjugan para develar un mundo secreto y remoto, donde la naturaleza atesora verdades olvidadas.
El recuerdo es más poderoso que cualquier final.
Y para ellos fue tan solo el principio.
Ava creció feliz en un pueblo costero junto a su madre y su hermana, con el rumor de las olas como testigo de que el mundo era infinito y el salitre, que lo vuelve todo salvaje, pegado a la piel. Hasta que un día todo cambió y se hundió en medio de la tempestad.
Hugo también vivía en ese lugar marcado por el mar, pero su ilusión era marcharse lo más lejos posible, a un lugar que no le impusiera límites, donde el futuro fuera prometedor. Lejos de una familia y un entorno que siempre había remado en su contra.
Estos eran los planes de Ava y Hugo, pero cuando se miraron a los ojos y vislumbraron un mismo horizonte, uno capaz de volver el mar en calma y de cambiar todos sus objetivos, supieron que mantenerse a flote era solo cuestión de saber nadar a contracorriente.
¿Dejarán Ava y Hugo que el destino, las olas y el mar dibujen su camino?
¿Encontrarán una tabla en la que surcar juntos otros mares?
¿Llegarán al puerto que tanto anhelan?
Lola Acosta viaja de Madrid a Londres tras la pista de su padre biológico, Peter Russ, la mayor estrella de la música española de los noventa, que desapareció veintitrés años atrás al inicio del concierto más importante de su carrera. Su investigación irá revelando cómo el suceso transformó a todo su entorno: el hermano del cantante, la exnovia, el mánager, los amigos, el padre, la madrastra... Poco a poco, Lola descubrirá qué le sucedió a su padre hasta conocer una verdad que quizá hubiera estado mejor escondida.
Una historia adictiva que habla de los pecados de juventud, las relaciones sentimentales prohibidas, la crueldad de los celos y la envidia y la épica del amor a través de una trama tejida con mucha habilidad y narrada mediante una prosa sencilla y virtuosa.
Una magnífica novela plagada de intrigas y secretos que explora los claroscuros del amor y la familia con la música como hilo conductor y la nostalgia de los noventa como telón de fondo
Una misteriosa desaparición en el Parque Nacional de Yosemite.
Una jugadora de póquer en busca de respuestas...
Una telaraña de enigmas por resolver.
Parque Nacional de Yosemite, febrero de 2016. La joven universitaria Jennie Johnson desaparece dentro del parque sin dejar rastro. El guardabosques Nick Carrington será el encargado de investigar el caso. Las extrañas circunstancias de la desaparición lo llevan a escribir un libro en el que deja constancia de los hallazgos más importantes después de darse cuenta de que su vida corre peligro.
Las Vegas, abril de 2019. Sarah Sorrow, jugadora de póquer profesional, descubre la identidad de su padre tras varios años de búsqueda. Por desgracia, Nick Carrington ha muerto mientras investigaba la desaparición de una joven. Movida por la curiosidad, Sarah decide tirar del hilo y averiguar la verdad que conecta ambos sucesos, adentrándose sin saberlo en un rompecabezas que se irá complicando cada vez más.
Después de la publicación de La chica del vestido azul, Laia Vilaseca regresa con un thriller adictivo que une de nuevo el misterio con la naturaleza. Una novela llena de contrastes en la que nada es lo que parece y en la que una maraña de ausencias y obsesiones pondrá a sus protagonistas, y con ellos a los lectores, al límite.
«Inmediatamente se sintió absorta de nuevo por todo aquel misterio que rodeaba a su padre: su desaparición, la de Jennie... su pasado. Tuvo que aceptar que siempre tendría esas dudas y las ganas de saber fuera donde fuera, que no podría dejarlo correr del todo hasta que descubriera qué se escondía detrás de aquella historia que relacionaba a su padre con Jennie».
Cuando estamos en medio de la fiesta y han cortado el pastel, en lo más alto, pienso en que este momento no va a durarnos nada. Mientras el anfitrión reparte platos de una tarta grandísima, yo me detengo. Y miro a cada niño, a cada padre, y me veo a mí: nos veo, papá, nos veo. Me detengo a pensar en que hace un rato estábamos soplando tranquilos a las velas y ya nadie se acuerda, supongo que era esto el carpe diem. Otra parte de mí, como un desdoblamiento, me insiste en agarrar mi trozo de tarta y no pensar, entonces cojo la cuchara y muerdo un pedazo y cuando me doy cuenta han pasado diez años y escribo este poema.
«"Ellos." Esta sola palabra, tan breve, resulta suficiente para explicar la grieta que se abrió entre la gente y quienes gobiernan. "Ellos" es distinto de aquel viejo y eufórico "nosotros". El "nosotros" de los muchachos de entonces, que marcharon victoriosos y juntos a La Habana. "Ellos" son ahora unos extraños.»