Las pequeñas memorias, una joya literaria que recupera recuerdos de infancia y adolescencia de José Saramago. «Me interesa conocer mi relación con ese niño que fui. Ese niño que está en mí, siempre lo ha estado y siempre lo estará. Un adulto escribe memorias de adulto, acaso para decir: "Miren que importante soy". He hecho memorias de niño y me he sentido niño haciéndolas; quería que los lectores supieran de dónde salió el hombre que soy. Así que me centré en unos años, de los cuatro a los quince.» José Saramago Con un estilo sencillo y desnudo, Saramago describe los hechos, grandes y pequeños, que nunca, desde aquellos tiernos años, lograron desvanecerse en el tejido del recuerdo. De todos ellos, los más vívidos serán aquellos que acompañaron el despertar de su vocación de escritor: las largas horas pasadas en la encrucijada de los ríos que bañaban las tierras de cultivo de la aldea, las carreras entre los olivares, la contemplación del atardecer, la luna más luminosa que jamás alcanzara a ver mientras conducía los cerdos a la feria junto con su tío Manuel, la felicidad de acabar la tarea encomendada por su abuelo bajo una lluvia torrencial, la magia de los cines de barrio de Lisboa, la contemplación del cielo estrellado junto a su abuela en el ocaso de su vida, el arraigo a la tierra, la soledad meditabunda del adolescente...
El Papa ha muerto. El mundo vive una época turbulenta: la amenaza de una guerra total se cierne sobre la humanidad.
Para sorpresa de todos —cincuenta años atrás no se concebía que un pontífice no fuera italiano— un cardenal de origen eslavo es elegido para sucederle, un hombre que ha sufrido en su propia piel la crueldad del régimen que gobierna su país. El nuevo Papa es un hombre enérgico, cálido y cercano, que detesta la pompa y anhela renovar la Iglesia desde dentro. Mientras tanto, al convulso clima político se le añade la posibilidad de una hambruna que afectaría a millones de personas. El Papa tendrá un papel crucial a la hora evitar un enfrentamiento armado de consecuencias imprevisibles.
La gran novela del Vaticano, que anticipó en más de una década la asunción de un papa eslavo.
En el Madrid recién salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para imprimir propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita «Conmigo No Contéis», quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida, y querrá visitarlo de nuevo, después de varios periplos, en el destacamento penitenciario de El Valle de los Caídos. Pero antes deberá descubrir quién es el delator que merodea por el barrio.
Cada jueves por la mañana a lo largo de dos años, Azar Nafisi, una valiente y brillante profesora iraní, reúne clandestinamente en el salón de su casa a siete de sus alumnas más aventajadas con el fin de leer libros prohibidos: obras de Jane Austen, Henry James, Scott Fitzgerald y, por supuesto, de Vladimir Nabokov, el autor de Lolita. Mientras las jóvenes poco a poco se expresan a través de los libros, se dan cuenta cómo sus propias vidas se van transformando y mezclando con la trama de las obras a las que se entregan.
En este volumen, Borges presenta relatos de paisaje onírico de distintas épocas y documenta lo que ha soñado el hombre desde que es hombre, discurriendo por el sendero que va de las primeras civilizaciones a Kafka, revisando los trances proféticos del Antiguo Testamento, las epopeyas clásicas o la filosofía china. Una fabulosa antología, en definitiva, que consagra el sueño como el más antiguo y complejo de los géneros literarios.