Esta es la historia de dos hermanos. El pequeño se llama Lolo y tiene dieciséis años. Su hermana mayor, Lena, está enganchada al crack y a la heroína. Lleva un año fuera de casa y nadie conoce su paradero. Un día de agosto, Lolo la encuentra en el aeropuerto de Barajas, donde obtiene dinero con pequeños hurtos. Para convencerla de que vuelva a casa con él, decide acompañarla al poblado chabolista donde Lena compra la droga y parece que vive. Cuando llegan allí, cae la noche y Lolo se encuentra con una realidad aparentemente caótica e infernal. Lena le da esquinazo y él se ve de repente solo, perdido y en medio de una lucha de clanes. En el momento en que ella se entera de que la vida de Lolo corre peligro, sale en su busca. Por separado, cada hermano intenta encontrar al otro en una carrera contrarreloj.
¿Hasta dónde es capaz de llegar una yonqui por salvar a su hermano? ¿Dejará que lo maten si él pone en peligro su consumo? Y ¿hasta dónde es capaz de llegar Lolo para salvar a su hermana, que se hunde en el abismo? ¿Arriesgará su propia vida?
Todo arde habla de lo que significa la familia, de la fina línea que separa la normalidad del desastre y del rastro de luz que deja siempre el amor.
Esta es la historia de tres mujeres que lo han perdido todo.
Incluso el miedo.
Por eso son tan peligrosas.
Esta es la historia de una venganza imposible, sin ninguna posibilidad de éxito.
Esta es la historia de tres mujeres que se atreven a hacer lo que los demás sólo nos atrevemos a imaginar.
Algo muy poderoso está a punto de ocurrir.
Y nada volverá a ser igual.
SIEMPRE GANAN LOS MISMOS.
ES HORA DE CAMBIAR LAS REGLAS.
El aprecio por un cuadro de Bill Wechsler lleva al historiador de arte Leo Hertzberg a querer conocer a su autor. Una profunda amistad, basada por igual en afinidades y contrastes, los unirá desde entonces, e incluirá asimismo a sus familias. A lo largo de los años, tres mujeres orbitan en su universo: Erica, la hermosa profesora casada con Leo, y las dos esposas del pintor, Lucille y Violet. Pero cuando una muerte trágica sacude inesperadamente el mundo de estos personajes, entre ellos surge un nuevo orden bajo el que late un oscuro engaño que acabará por erigirse en una amenaza de imprevisibles consecuencias.
«Joven de 26 años, sentenciado a causa de un alzhéimer precoz, desea lanzarse a la carretera para un último viaje. Busco compañero/a de aventuras».
Son las primeras palabras del anuncio que Émile publica online un día de finales de junio. Ha decidido huir del hospital, de la compasión que ve en las caras de su familia y de sus amigos. No espera realmente que nadie responda, pero se equivoca. Tres días más tarde, frente a la autocaravana que ha comprado para la escapada le espera Joanne, una mujer con un gran sombrero negro, sandalias doradas, una mochila y ninguna gana de dar explicaciones sobre su presencia allí.
Así comienza una increíble aventura. Un camino de reencuentro con el mundo y con la gente. Un recorrido de autodescubrimiento del que brotará alegría, miedo, amistad y un amor que poco a poco perforará la coraza del dolor de Émile
Alfie y Hazel son compañeros de piso desde hace poco y acaban de acostarse. Ahora solo les queda decidir si han cometido un error garrafal o, tal vez, todo lo contrario.
La oportunidad de hablar sobre lo que sienten se les escapa cuando la hermana de Hazel, Emily, y su mujer, Daria, los visitan. Han decidido dos cosas: mudarse a Londres y ser madres. Así que, por fin, van a buscar un donante.
La convivencia entre los cuatro hace que sus vidas se fusionen y una complicada cadena de acontecimientos los une para siempre, modificando su relación de maneras que ninguno podría haber previsto.
«Una Novela puede nacer en tu cabeza en forma de imagen evocadora, fragmento de conversación, pasaje musical, cierto incidente en la vida de alguien sobre el que has leído, una ira imperiosa, pero, sea como sea, en forma de algo que propone un mundo con significado. Y por tanto el acto de escribir tiene carácter de exploración. Escribes para averiguar qué escribes. En cambio, un relato suele presentarse como una situación, hallándose los personajes y el escenario irrevocablemente unidos a ella. Los relatos se imponen, se anuncian a sí mismos, su voz y sus circunstancias están ya decididos y son inmutables. No se trata de encontrar el camino para llegar a ellos; han llegado por propia iniciativa, y más o menos enteros, exigiéndote que lo dejes todo y los escribas antes de que se desvanezcan como se desvanecen los sueños. Un relato, por su propia dimensión, debe centrarse en personas que, por una u otra razón, se diferencian claramente de su entorno: personas enzarzadas en alguna forma de liza con el mundo imperante.» E.L. Doctorow, en el prefacio de Todo el tiempo del mundo