En un armonioso tejido de referencias y correspondencias, Aki Shimazaki ahonda en heridas de la infancia nunca cicatrizadas. Al frente de una próspera empresa fundada por su abuelo, Gorô está casado con una mujer de buena familia y es padre de dos hijos, para los que tiene claras ambiciones. Tiene dos amantes, se rodea de importantes clientes en bares y exhibe con orgullo fotos suyas con celebridades. Aun creyendo que siempre merece más, Gorô piensa que ha tenido éxito en la vida. Sin embargo, el día en que sus convicciones se tambalean una a una, se ve obligado a mirarse francamente al espejo, probablemente por primera vez.
Imbuida de un claro componente autobiográfico, Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época.
La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Concebidacomo una composición en cinco partes -de las cuales la autora sólo alcanzó a escribir dos- Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.
Diez años después del extraordinario éxito que supuso en todo el mundo la publicación de Suite francesa, rescatada milagrosamente del olvido, Emmanuel Moynot se adueña de la primera de las dos partes de la novela para ofrecer, con su afilada pluma, una dimensión visual de este clásico de Irène Némirovsky.
Como en una película de Renoir o Robert Altman, los personajes, sus trayectorias y sus destinos colisionan y se entrelazan en las carreteras del gran éxodo de 1940, dibujando un enorme fresco de las horas más oscuras, en las que las columnas del orden social y moral del país parecían derrumbarse.
Así, las figuras inolvidables que habitan en las páginas de Némirovsky cobran vida y nos invitan a reencontrarnos con viejos conocidos como el banquero Corbin, los amables Michaud, el clan de los Péricand, el malogrado padre Philippe, la frívola Arlette Corail, el siniestro Corte y su descerebrada amante, en suma, todo el muestrario de perdedores, atormentados, puros y víctimas de esta gran debacle francesa.
Fruto de su pasión por Irlanda, la 'Suite' de Rivero Taravillo rinde homenaje a una cultura que es también forma de vida
Desde su primera entrega, la poesía de Antonio Rivero Taravillo ha cultivado con regularidad la materia de Irlanda, un país y una cultura, incluida la lengua gaélica, que conoce como muy pocos entre nosotros. Es el tema, la pasión de una vida, sobre el que giran los poemas de esta Suite donde el autor ha reunido algunos poemas ya conocidos junto a otros nuevos—la gran mayoría del volumen—en los que retoma su profundo vínculo con los mitos, la historia, la literatura, la música y el arte de la verde Erín.
Anzu acaba de modelar y hornear un delicado jarrón de arcilla. Está satisfecha, lo exhibirá en su próxima exposición, y, como su forma le recuerda la de una campanilla, lo llama Suzuran. Porque Anzu es una joven y reputada ceramista consagrada al mundo de la loza tradicional japonesa. Está divorciada, vive con su hijo preadolescente y, por más que le insistan sus amigas, no quiere volver a enamorarse. Su apacible vida cotidiana, en una ciudad junto al mar del Japón y al pie del monte Daisen, se ve alterada de pronto cuando su hermana mayor, Kyoko, anuncia que tiene novio y que va a casarse. Lo cierto es que la relación entre las dos hermanas no es muy estrecha; en realidad, sus personalidades son casi opuestas. Y Kyoko viajará en breve desde Tokio para presentar a su prometido a toda la familia.
Una historia que construye un mosaico familiar alrededor de la persecución de los judíos ucranianos en 1941, durante la Segunda Guerra Mundial. Cada generación de escritores en Alemania produce en algún momento el gran texto generacional sobre el nazismo. Ahora es el momento de la camada de escritores de origen eslavo cuyas familias, por diferentes motivos, emigraron a Alemania después de la caída del muro. Dado que se trata de hechos históricos suficientemente establecidos, lo que ofrece este texto es una brillante y conmovedora narración que renueva la experiencia estética vinculada a aquellos hechos.