Alguna noche, suelo ubicar mis horas en la serenidad del barrio de
Almagro: empresa que tiene su poco de catástrofe en cada punta, pues
para ir y volver es obligatorio descender a la tierra como los muertos e
incluirse en una hilera de ajetreos que hay entre la plaza de Mayo y la
estación Loria, y resurgir con una sensación de milagro incómodo y de
personalidad barajada, al mundo en que hay cielo. Claro está que esas
plutónicas y agachadas andanzas tienen su compensación: tal vez la más
segura es poder considerar ese grande y bien iluminado plano de Buenos
Aires que ilustra las paredes enterradas de los andenes. ¡Qué maravilla
definida y prolija es un plano de Buenos Aires! Los barrios ya pesados
de recuerdos, los que tienen cargado el nombre: la Recoleta, el Once,
Palermo, Villa Alvear, Villa Urquiza; los barrios allegados por una
amistad o una caminata: Saavedra, Núñez, los Patricios, el Sur; los
barrios en que no estuve nunca y que la fantasía puede rellenar de
torres de colores, de novias, de compadritos que caminan bailando, de
puestas de sol que nunca se apagan, de ángeles: Pueblo Piñeiro, San
Cristóbal, Villa Domínico.
De una a siete de la tarde -mis horas oficiales o "teóricas" de
trabajo- me confieso un impostor, un chambón, un equivocado esencial. De
noche (conversando con Xul Solar, con Manuel Peyrou, con Pedro Henríquez
Ureña o con Amado Alonso) ya soy un escritor. Si el tiempo es húmedo y
caliente, me considero (con alguna razón) un canalla; si hay viento sur,
pienso que un bisabuelo mío decidió la batalla de Junín y que yo mismo
he consumado unas páginas que no son bochornosas. Me pasa lo que a
todos: soy inteligente con las personas inteligentes, nulo con las
estúpidas.
Mientras viaja por el Bosque Negro encantado, Geralt se encuentra con un cazador viudo cuya esposa, ahora un cadáver vengativo, habita en una espeluznante mansión conocida como la Casa de las Vidrieras. A medida que Geralt explora el fantasmagórico caserón, lucha contra una horda de criaturas aterradoras y descubre un horrendo misterio, ¡que podría convertir la casa en su tumba!
Un libro lleno de sensaciones, reflexión y gran belleza, RTL.
Barbery disecciona a través de un grupo de personajes la amistad como una conversación que continúa más allá del tiempo y las fronteras, Harper's Bazaar.
Cautivador de principio a fin, Marie France.
Una emocionante meditación sobre lo que separa y une a los vivos y a los muertos, el amor y la amistad, la inocencia y la corrupción, la magia de los lugares que habitamos…, Madame Figaro.
Muriel Barbery busca y encuentra la armonía, Le Monde des Livres
Margaux se presenta en el entierro de un amigo de la infancia, Thomas Helder, años después de abandonar a los suyos sin explicación. En la casa familiar de Thomas, en plena campiña occitana, resurgen con fuerza los recuerdos de su pasado en Ámsterdam y de ese rincón de Francia en el que crecieron, se amaron y, a veces, se mintieron.
Amity es una pequeña población de la costa atlántica de Estados Unidos que vive principalmente del turismo. Un día cualquiera, al alba, poco antes de empezar la temporada de verano aparecen en la playa los restos de una joven que al parecer ha sido devorada por un tiburón. La policía, la prensa y los comerciantes ocultan la noticia que podría espantar a los veraneantes. Pero a los pocos días un bañista ve desde la costa cómo un animal gigantesco ataca a un muchacho. Entonces empieza la batida: un grupo de hombres hábiles y decididos se lanzarán al mar para enfrentarse a la bestia.
Publicada en 1974, Tiburón alcanzó el éxito inmediatamente. Al año siguiente se estrenó la célebre adaptación al cine dirigida Stephen Spielberg, y en la que Peter Benchley colaboró como co-guionista,. Desde entonces, Tiburón se ha consagrado como un absoluto clásico contemporáneo de la cultura pop.
Esta edición incluye contenido adicional de los archivos de Peter Benchley, como reproducciones del manuscrito original, fotografías del rodaje y varios textos del autor en los que narra en primera persona la escritura de Tiburón y su colaboración con Steven Spielberg.
Cuando Dafne Fort se encuentra con Cristian Masdéu, una arrogante promesa del tenis en horas bajas, en el vuelo de vuelta del torneo de Roland Garros, las chispas saltan casi de inmediato, pero unas copas de más y un malentendido impiden que ocurra nada entre ellos.
… set…
Meses después, Cristian, desesperado y abandonado por su entrenador, se presenta en la casa de uno de los profesionales de tenis más codiciados: Héctor Fort, el padre de Dafne. Solo Héctor puede conseguir que Cristian recupere su carrera.
… y partido.
Pero, para que Cristian vuelva al camino del éxito, Dafne y él deberán aprender a convivir sin que el rencor que se guardan desde aquel primer encuentro les afecte… e ignorando la atracción que todavía sienten el uno por el otro.