El hombre de San Petersburgo es una de las novelas más apasionantes del célebre autor de Los pilares de la Tierra.En 1914 el mundo estaba en vísperas de la Gran Guerra. Tanto Francia e Inglaterra como los imperios centrales trataban de conseguir el apoyo de Rusia, que podía decidir el desenlace de la futura contienda.En esos instantes cruciales de la historia, un aristócrata inglés, lord Walden, y un joven y prometedor político llamado Winston Churchill esperaban la llegada del príncipe Orlov, enviado del zar en misión secreta para entablar conversaciones y establecer pactos con la monarquía británica. Pero el príncipe no fue el único en llegar a Londres desde las frías tierras al este de Europa: un enigmático personaje procedente de Siberia le seguía los pasos...
Tal como predijo la astróloga más reputada de San Francisco, una oleada de crímenes comienza a sacudir la ciudad. En la investigación sobre los asesinatos, el inspector Bob Martín recibirá la ayuda inesperada de un grupo de internautas especializados en juegos de rol, Ripper.
""Mi madre todavía está viva, pero la matarán el Viernes Santo a medianoche", le advirtió Amanda Martín al inspector jefe y este no lo puso en duda, porque la chica había dado pruebas de saber más que el y todos sus colegas del Departamento de Homicidios. La mujer estaba cautiva en algºn punto de los dieciocho mil kilómetros cuadrados de la bahía de San Francisco, tenían pocas horas para encontrarla con vida y el no sabía por dónde empezar a buscarla."
Richard Friedenthal, editor y gran amigo de Stefan Zweig, reunió, en“El legado de Europa”, aquellos ensayos en que el escritor austríaco rinde homenaje a los artistas que supieron expresar la esencia de la conciencia común europea. Tras la fragmentación de esa patria compartida que fue Europa, Zweig la reconstruyó en el único mundo que le era posible, el del espíritu. En esta reconstrucción le ayudaron aquellos autores que fueron sus compañeros de viaje: Montaigne, Chateaubriand, Wassermann, Rilke, Roth... Artistas y amigos que, a modo de herencia, nos lega para inmortalizarlos en el tiempo, para que permanezcan imperecederamenteen nuestra conciencia.
J. M. Coetzee recrea la figura de Fiódor Dostoievski, el gran novelista del siglo XIX, en una obra de ficción que es a la vez un apasionante relato de misterio y un documentado retrato psicológico.
Un novelista ruso exiliado regresa a San Petersburgo para conocer las circunstancias que rodean la muerte de su hijastro Pavel. Obsesivamente asediado por el recuerdo, se ve inmerso en la violencia revolucionaria de 1869.
El Manifiesto Negro es Forsyth en toda su plenitud: intrincado realismo político, intriga a raudales y una trama que corta el aliento.
«Era el verano en que el precio de una barra de pan alcanzó el millón de rublos...»
Esta frase nos introduce en la convulsa Rusia de 1999. Esta gran superpotencia zozobra en un mar de hiperinflación, caos económico y criminalidad. Las elecciones se aproximan y una sola voz carismática resuena en todo el país. Igor Komárov, líder derechista, promete reformar la moneda, acabar con el crimen, eliminar la corrupción y devolver la gloria a Rusia. Pero los dirigentes occidentales se ven conmocionados cuando llega a sus manos un documento secreto del que se desprende que Komárov no es el salvador de la nación sino un nuevo Hitler.
Oficialmente, Occidente no puede hacer nada, pero un grupo de prohombres angloamericanos decide no quedarse impasibles viendo cómo la historia se repite...
"Una novela mágica sobre la magia, una novela misteriosa sobre el secreto y sobre la creatividad de la ficción, una novela agitada, una novela luminosa sobre un mundo subterráneo."
Jacques Le Goff, L'Espresso
Tres intelectuales que trabajan en una editorial de Milán establecen contacto con autores interesados en las ciencias ocultas, las sociedades secretas y las conjuras cósmicas. En un primer momento dicha relación se mantiene estrictamente profesional, pero poco a poco van estrechándose los lazos.
Editores y autores inventan juntos, por puro juego, un complejo "plan", urdido supuestamente por los templarios siete siglos atrás. Pero alguien toma demasiado en serio el juego, y todos ellos se verán inmersos en una inquietante pesadilla...
Fábula mítica y relato filosófico que interroga acerca de la relación del ser humano con su prójimo y con el mundo, El Principito concentra, con maravillosa simplicidad, la constante reflexión de Saint-Exupery sobre la amistad, el amor, la responsabilidad y el sentido de la vida.
Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una avería en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se había roto en mi motor. Y como no tenía conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era, para mí, cuestión de vida o muerte. Tenía agua apenas para ocho días.
La primera noche dormí sobre la arena a mil millas de todatierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago sobre una balsa en medio del oceano. Imaginaos, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me despertó una extraña vocecita que decía:
-Por favor..., ¡dibújame un cordero!
-¿Eh!?
-Dibújame un cordero...
El día que es arrestado, K. abre la puerta de su habitación para informarse sobre su desayuno. Acusado de un crimen que desconoce por jueces que no ve nunca y conforme a leyes que nadie puede explicarle, K. abrirá un número inimaginable de puertas intentando comprender la situación.
A medida que el proceso ocupe más y más lugar en su vida, cada puerta constituirá una traba cada vez más alienante en el proceso judicial al que se ve sometido. Solo K. parece darse cuenta, en una lucidez irrisoria e inútil hasta el fin, de la total ausencia de hechos o eventos que clarifiquen la interminable incongruencia de su confinamiento.
«Feliz aniversario, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte.» Así comienza el anónimo que recibe el psicoanalista Frederick Starks, y que le obliga a emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la vida imposible. De no conseguir su objetivo, deberá elegir entre suicidarse o ser testigo de cómo, uno tras otro, sus familiares y conocidos mueren por obra de un psicópata decidido a llevar hasta el final su sed de venganza. Dando un inesperado giro a la relación entre médico y paciente, John Katzenbach nos ofrece una novela emblemática del mejor suspense psicológico.