Una mañana cualquiera en una ciudad indeterminada del norte del país, la Finis de casi todas las novelas de Juana Salabert. Hay turistas, viajeros, abuelos paseando a sus nietos, desempleados "al sol", trabajadores, ciudadanos de toda clase y edad. Y de pronto irrumpe lo innombrable, el terror que no se identifica de inmediato, pero del que ya hemos acumulado demasiadas experiencias directas e indirectas. Un grupo de islamistas radicales toma rehenes en el teatro de Finis. El teatro es una obra arquitectónica singular coronada por un fresco en el que predominan una gran sirena y un hipocampo. La violencia sin nombre está unida a las vidas de los personajes, su tiempo se acaba. Ante el horror surge la dignidad humana, la belleza, el último gesto, los relatos. Y en todas las vidas está presente la Historia reciente, los lazos con el pasado de migraciones, huidas, exilios, desengaños, traiciones, búsquedas airadas de sentido y también afectos profundos. Una historia que no hemos leído aún, nacida de la necesidad de dar voz al poso de temor y de abatimiento que ha sacudido nuestras certezas y que tiene su contrapartida en la vitalidad de la dignidad y de la entrega, en la belleza y la verdad de la literatura, en la narración como supervivencia.
Un niño, que vive con sus abuelos en la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones, se mantiene atento a todo lo que ocurre en ese pequeño pueblo de la región central de Cuba. Movido por el asombro y la curiosidad, sigue con una mirada cinematográfica situaciones del presente y evocaciones del pasado.
Entre los personajes hay dos, el Ruso y Basilia, que fascinan al niño y trastocan la cotidianidad del lugar. Todo sucede durante los doce meses de 1978. Lo que dejan o se llevan los trenes y la creciente opresión, en un país que está a dos años de la crisis del Mariel, son el telón de fondo.
En Atlántida no hay línea divisoria entre el testimonio y la ficción. Aunque la mayoría de los personajes y los hechos que aparecen en la novela son reales, siempre quedan expuestos a la imaginación del niño. De no ser por eso, pudiera considerarse un libro de memorias.
Atlas del eclipse es un hipnótico ensayo narrativo o libro de viajes o novela sin ficción que transcurre durante cien días del año 2020. Desde mediados de febrero, cuando Reinaldo Laddaga contrajo el coronavirus, hasta las manifestaciones que provocó el asesinato de George Floyd. Durante esos meses extraños, el autor se dedicó a caminar sistemáticamente por la metrópolis fantasmal, a recorrer la dimensión más desconocida de la ciudad de Nueva York. Sus viejos parques, cárceles, asilos, cementerios y sanatorios. Y los nuevos camiones frigoríficos que albergaban los cadáveres de la pandemia. Con la lucidez que brinda la luz del cataclismo, el escritor argentino relee en estas páginas la obra de Edgar Allan Poe, la topografía de Central Park o Coney Island, la figura de Donald Trump o la tradición literaria del limbo, esa zona flotante entre los cielos y los infiernos. El resultado de todas esas excursiones físicas y mentales, por el presente y por el pasado, es un libro fascinante, que recuerda por momentos a los de Ryszard Kapus´cin´ski o Joan Didion, y que se inscribe por méritos propios en la estela de Delirio de Nueva York, de Rem Koolhas, y Bajos fondos, de Luc Sante. Literatura ambiciosay vagabunda para indagar en el subconsciente de una ciudad y de una época.
Vuelve Douglas Coupland con una novela para leer en «modo atracón» En los años 90, la publicación de "Generación X" convirtió a Douglas Coupland en el gran cronista de los nativos digitales. "Microsiervos", "Planeta Champú", "Todas las familias son psicóticas" o "JPod" lo confirmaron como un escritor con mundo propio, irónico y detallista, gran observador de las ansiedades y los desafíos de la sociedad hiperconectada. Tras varios años concentrado en su trabajo como artista audiovisual y gráfico, vuelve Coupland con una novela hecha de 60 microrrelatos pensados para leer en «modo atracón». Capaz de describir a un personaje con una sola frase, o un rasgo o una actitud, Coupland hace hablar a jóvenes, mayores, abuelos, enfermos, aislados, adictos, conectados entre sí pero cada uno a solas con su conflicto. Juntas, estas historias cuentan el mundo de hoy. Influenciado por autores como Margaret Drabble, Truman Capote, Kurt Vonnegut, Joan Didion y los escritos de Andy Warhol, Coupland se ha caracterizado por construir una obra basada en la profusión de detalles: la forma de vida de personajes, las referencias a innumerables marcas y productos del mundo del consumo ; el tono antropológico. A la manera de una novela realista del siglo XX, Coupland trazó el gran atlas de lo que el mundo de Internet estaba por hacer con el mundo occidental». Karina Sainz Borgo, "Vozpopuli"
5am, otra noche sin dormir. Las pesadillas del pasado se mezclan con los problemas legales del presente causados por los repetidos errores de sus propios defensores y una banda experta de delincuentes compuesta de abogados y jueces que le tendieron la trampa. Jordi Martín, está acabado, atrapado en el paraíso que convirtió en su hogar. Amparados por los propios tribunales le quitaron todo y encima lo acusaron de estafa para tratar de silenciarlo. Sin salida intenta buscar un camino que lo saque de ese infierno de tribunales sombríos y le devuelva su vida. Sus abogados tienen todas las evidencias a su favor, pero de nada sirve. Sin solución se adentra en sus memorias y busca donde empezó todo. Las memorias se apilan en el presente y le dan una idea. El instinto lo salvo en el pasado, ahora sin otra salida lo guía a escribir su vida y exponer la trampa que le tendieron los abogados que se apropiaron de lo que era suyo. Era la única manera de salir, hacer todo público y que la gente supiera. El futuro dependerá de sus lectores.