A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: «Para misas por su alma». El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia.
En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.
Publicada por primera vez en 1995, Linda 67- Historia de un crimen marca el debut de Fernando del Paso en la novela policiaca y abre a los lectores nuevos horizontes del universo narrativo del ganador del Premio Cervantes. Fiel a la afirmación de su autor: "el personaje principal de una novela policiaca debe ser elingenio", en sus páginas el misterio y la intriga son las piezas principales.
Durante la noche del 24 al 25 de julio de 1938, la XI Brigada Mixta del ejército de la República cruza el río para establecer una cabeza de puente en Castellets del Segre. En las inmediaciones del pueblo, medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión defienden la zona. Está a punto de comenzar la batalla del Ebro, la más cruda y sangrienta que se libró nunca en suelo español.
Combinando de forma magistral la ficción con datos históricos y testimonios personales, Arturo Pérez-Reverte sitúa al lector, con sobrecogedor realismo, entre quienes, voluntarios o a la fuerza, lucharon en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Sus nombres no son los que recuerda la Historia, pero cuanto les sucedió resuena en estas páginas con el dramatismo de una memoria que nos pertenece a todos.
Ésta no es una novela sobre la Guerra Civil, sino sobre los hombres y mujeres que combatieron en ella. La historia de los padres y abuelos de numerosos españoles de hoy.
Durante la noche del 24 al 25 de julio de 1938, la XI Brigada Mixta del ejército de la República cruza el río para establecer una cabeza de puente en Castellets del Segre. En las inmediaciones del pueblo, medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión defienden la zona. Está a punto de comenzar la batalla del Ebro, la más cruda y sangrienta que se libró nunca en suelo español.
Combinando de forma magistral la ficción con datos históricos y testimonios personales, Arturo Pérez-Reverte sitúa al lector, con sobrecogedor realismo, entre quienes, voluntarios o a la fuerza, lucharon en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Sus nombres no son los que recuerda la Historia, pero cuanto les sucedió resuena en estas páginas con el dramatismo de una memoria que nos pertenece a todos.
Durante la noche del 24 al 25 de julio de 1938, la XI Brigada Mixta del ejército de la República cruza el río para establecer una cabeza de puente en Castellets del Segre. En las inmediaciones del pueblo, medio batallón de infantería, un tabor marroquí y una compañía de la Legión defienden la zona. Está a punto de comenzar la batalla del Ebro, la más cruda y sangrienta que se libró nunca en suelo español.
Combinando de forma magistral la ficción con datos históricos y testimonios personales, Arturo Pérez-Reverte sitúa al lector, con sobrecogedor realismo, entre quienes, voluntarios o a la fuerza, lucharon en los frentes de batalla de la Guerra Civil. Sus nombres no son los que recuerda la Historia, pero cuanto les sucedió resuena en estas páginas con el dramatismo de una memoria que nos pertenece a todos.
Los años son convulsos para todos, pero las armas para defenderse son distintas. Klaus y Erika, hijos del Premio Nobel Thomas Mann (1929), son famosos e influyentes en todo el mundo y escriben en revistas y periódicos. Pero, cuando regresan de un viaje de esquí, se encuentran Múnich manchada de esvásticas. Corre el año 1933, y comienza el exilio. Unos años más tarde, obligados a regresar a Villa Poschi para buscar el escritorio en el que su padre esconde unos diarios que ponen en juego la supervivencia de la familia, los dos hermanos aprovecharán el viaje para adentrarse en España.
Diario de paternidad, «carta al hijo» y ficción pura conviven en extraordinaria armonía a lo largo de este libro.
Aunque este singular e inclasificable libro de Alejandro Zambra se llama Literatura infantil, conviene advertir que incluye un magnífico cuento que gira en torno al lenguaje grosero y un relato directamente lisérgico en que un hombre intenta, en pleno viaje terapéutico de hongos, volver a aprender el dificilísimo arte de gatear. En caso de que algún niño llegara accidentalmente a estas páginas, debería leerlas en compañía de un adulto, a pesar de que aquí son precisamente los niños quienes, a su manera, protegen a los adultos del desánimo, el egocentrismo y la dictadura del tiempo cronológico.
Escritura sobre la escritura, pero sobre todo, sobre la lectura, Literatura y fantasma reúne 72 artículos publicados desde 1978 a 2000 en diversos medios, cuyo nexo común, según su autor, es tratar «de asuntos literarios o relacionados con la literatura y sus aledaños», incluidos los comentarios sobre sus propios libros o sobre su propia literatura.
Como en un cuaderno de apuntes, Javier Marías nos habla sobre el difícil arte de la creación -tanto desde su propia experiencia como desde la de otros, los maestros indiscutibles: Cervantes, Shakespeare, Hammett, Nabokov, Isak Dinesen, Bernhard-; sobre los críticos y su labor «social»; los traductores y su trabajo casi alquímico... Pero también de la fascinante figura del fantasma en la literatura anglosajona, sobre las enigmáticas sociedades literarias, sobre los libreros de viejo y sobre algunos amigos -como Juan Benet-, personas reales que Javier Marías convierte con su prosa elegante y envolvente casi en personajes de ficción.
Lo cierto es que nunca he podido narrar –ni opinar– desde un lugar discreto, nunca he podido hacerme invisible, y para ser sincera tampoco lo he intentado. Amo la realidad que desenmascaramos en cada uno de nuestros actos. Amo la voluntad de asombro.
Creo que lo más honesto que puedo hacer literariamente es contar las cosas como las veo, sin artificios, sin disfraces, sin filtros, sin mentiras, con mis prejuicios, obsesiones y complejos, con las verdades en minúscula y por lo general sospechosas. Hacerlo de otra manera seria presuntuoso por mi parte. Estaría engañándome y engañándolos».