«Y llegamos a un lugar que, aún a día de hoy, no sabría muy bien cómo definir. Quizá es ese sitio al que te trasladas cuando suena el timbre del recreo, o allí donde vamos al cerrar los ojos justo antes de soplar las velas, o el viento en el que flotamos al recibir uno de esos abrazos que nos sostienen el cuerpo, las dudas y los miedos...
¿Quién sabe? O quizá no era más que la parte trasera del armario en el que se había convertido mi vida: ahí donde se almacenan prendas que jamás volverás a ponerte pero que te da pena tirar.»
Trevor Benson no tuvo intenciones de volver a New Bern, Carolina del Norte. Pero una terrible explosión a las fueras del hospital en el que trabajaba como cirujano, le obliga a volver a casa desde Afganistán con graves heridas. La destartalada cabaña que había heredado de su abuelo parece el lugar ideal para recuperarse.
Trevor, que cuida las amadas colmenas de abejas de su abuelo, no está preparado para enamorarse de alguien del pueblo. Sin embargo, desde su primer encuentro, Trevor siente una conexión especial que no puede ignorar con Natalie Masterson, la ayudante del sheriff. Pero incluso cuando ella parecía corresponder a sus sentimientos, Natalie permanece muy distante, haciendo que Trevor se cuestione qué podría estar escondiendo.
El capitán Nemo sale a la superficie para recorrer por última vez la geografía de las ciudades oscuras. ¿Qué busca? ¿Qué fuerzas lo empujan a abandonar el océano para pisar tierra firme? ¿Cuál es el final de su trayecto? El guionista Benoît Peeters y el dibujante François Schuiten lo acompañan en una búsqueda que es, también, un sentido homenaje al universo literario del genial Jules Verne.
El reino reúne las cuatro novelas cortas Un hombre: Klaus Klump, La máquina de Joseph Walser, Jerusalén y Aprender a rezar en la era de la técnica, escritas por Tavares entre 2003 y 2007. Estamos ante una de las obras fundamentales de un...
Suspendido aún de empleo y sueldo por un caso relacionado con una remesa de drogas, Armand Gamache recibe una misteriosa invitación a una casa abandonada. Movido por la curiosidad, acude a la cita y se encuentra con otros dos convocados: Myrna Landers, la librera de Three Pines, y un joven constructor llamado Benedict Pouliot. Pronto los tres descubren con estupor que Bertha Baumgartner, una mujer a la que ninguno de ellos conoce, los ha nombrado albaceas de un testamento tan desorbitado que parece un delirio de la difunta. No obstante, cuando uno de los beneficiarios del legado aparece muerto, Gamache empieza a sospechar que la anciana podría haber estado especialmente lúcida e intentara así proteger a sus herederos.
Por desgracia, ése no es el único problema al que debe enfrentarse Gamache: aunque la mayoría de los opioides que dejó escapar en su intento de derribar a un poderoso cártel de la droga han sido recobrados, la investigación ha seguido su curso y amenaza con acabar para siempre con su trayectoria profesional. Gamache inicia entonces una carrera contra el tiempo y, a medida que toma decisiones cada vez más audaces para hallar unos estupefacientes que podrían matar a miles de personas, va revelando sus puntos ciegos y el auténtico peligro que éstos esconden.
Kiyoko es diferente a las demás muchachas de su edad. La cicatriz de labio leporino supone una onerosa marca en su hermoso rostro y su espíritu rebelde no termina de encajar con su peculiar familia. Su hermano es un pusilánime con pocas aspiraciones en la vida y sus hermanas, casadas con hombres a los que no aman, afrontan sus matrimonios de manera dispar: una es la perfecta esposa abnegada y la otra, una manipuladora que solo piensa en ella misma y sus amantes.
A diferencia de sus hermanas, Kiyoko no está dispuesta a aceptar al pretendiente que le han buscado como marido. Decidida a tomar las riendas de su vida, esta joven resuelta y llena de energía tendrá que enfrentarse no solo a su familia y a sus dificultades económicas, sino también a sus propias contradicciones.
Hayashi Fumiko vuelve a dar voz a las mujeres al margen de la sociedad, mujeres que, como la propia autora, no se resignaron a conformarse con lo que la sociedad demandaba de ellas y decidieron escribir por sí mismas las páginas de su propio destino.