Hillbilly, una elegía rural es un relato apasionado y apasionante de una clase social en decadencia, la de la clase trabajadora blanca en Estados Unidos. Los hillbillies, término peyorativo que hace referencia a los habitantes de la cordillera de los Apalaches, forman parte de este grupo social cada vez más empobrecido y radicalizado del país. J.D. Vance cuenta la historia de unos habitantes que se han ido degradando lentamente durante más de cuarenta años y cuyo declive ejemplifica a la perfección su disfuncional familia. De la mano de su violenta abuela, de su madre drogadicta o de su ausente padre, Vance retrata los anhelos, las luchas y conflictos, los valores y la incansable búsqueda de culpables a quienes responsabilizar de su desdicha, de una comunidad olvidada durante años por el sistema y ahora, tras la victoria de Donald Trump, convertida en centro de atención. El resentimiento, la falta de ambición y una combinación letal de victimismo y pesimismo junto a una devoción por el país, una fervorosa fe en Dios y un desaforado sentido del honor han hecho que los hillbillies posean una tendencia a la violencia física y verbal, al alcoholismo y las drogas, se conformen con vivir de los subsidios del Gobierno y sean despreciados por sus compatriotas de ambas costas del país. Su respuesta a todo ello es conocida: han encumbrado a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Un libro profundamente celebrador. Un canto a los seres tocados por la gracia, capaces de transfigurar la realidad más sencilla en la más sublime.
En Fernando Plata tenemos a un joven poeta cuyo apellido ya indica cierta voluntad alquímica, pues concibe la poesía como transfiguración del sujeto o el objeto, pero desde la pura vigilancia de la conciencia. Y lo que más le importa es reflejar el encanto de la vida y del mundo, en poemas llenos de fuerza y con una dicción hímnica y de fe en esas criaturas del mundo órfico, los altos a los cuales dirige sus himnos. Dotado de profunda imaginación, escribe una poesía visionaria, sometiendo a sus imágenes a una idea rectora, de tal modo que el sentido preside la expresión. Sus ideas de orden proceden de Wallace Stevens, poeta de la imagen no surrealista, pero sí fantasiosa y plena. A Stevens y a Jorge Guillén los celebra como maestros, y su odisea mística está atravesada por el amor y la necesidad de la música. Como señala su prologuista y mentor, José Luis Rey, «Fernando Plata escribe una honda poesía espiritual y nos la entrega como quien ha seguido de cerca al sol hasta la caída de Faetón, para volver a alzarse en brazos de los altos, los seres mágicos y órficos en los cuales la poesía se ha cumplido en plenitud. Y esa plenitud es garantía de salvación. En este primer libro, un libro de himnos para el siglo XXI, el muchacho vigía de la Costa da Morte, con una poesía situada en el límite entre canto y eternidad, ambiciosa y a la vez humilde, nos regala una verdadera aventura del espíritu».
Keats comenzó a escribir su Hiperión a finales de septiembre de 1818 cuando tenía 22 años, y lo abandonó definitivamente en abril del año siguiente. La caída de Hiperión no se conoció hasta 1856. El poema intentaba reconstruir libremente el plan de su anterior Hiperión y fue empezado a escribir a mediados de julio de 1819 en Shanlin. En ambos textos se describe cómo fueron marginados los dioses pre-helénicos, los Titanes, con la llegada de los nuevos dioses olímpicos, encabezados por Júpiter. Al comienzo del mismo se ve a Saturno y a los demás Titanes derrotados, todos menos Hiperión, el Dios del Sol, que intenta animar a sus compañeros y levantar sus decaídos espíritus. Según Richard Woodhouse: "El poema, de haber sido completado, habría tratado del destronamiento de Hiperión, el anterior Dios del Sol, por Apolo, e incidentalmente de los de Océnao por Neptuno, de Saturno por Júpiter... y de la guerra de los Gigantes (o Titanes) por restablecer en el mando a Saturno, con otros sucesos sobre los que tenemos muy oscuras indicaciones en los poetas mitológicos de Grecia y Roma. De hecho, los incidentes habrían sido puras creaciones del cerebro del poeta."
La publicación de esta obra, en 1985, convirtió a Enrique Vila-Matas en un autor de culto. La insólita historia de la sociedad secreta de los shandys, la más alegre, singular y chifl ada que jamás existió, y de la que formaron parte fi - guras como Duchamp, Walter Benjamin, Blaise Cendrars y Aleister Crowley, sin olvidar a Georgia O?Keefe y a Rita Malú, era un artefacto narrativo inusitado en las letras hispánicas. Su autor, que manejaba con igual descaro una documentación sólida y cosmopolita y la fantasía más excéntrica, levantó una cartografía erudita y descacharrante inspirada las vanguardias históricas de comienzos del siglo XX, toda vez que lanzaba un manifi esto a favor de la levedad, un auténtico programa estético y moral. A casi cuarenta años de su aparición, y en el vigésimo aniversario de Libros del Zorro Rojo, publicamos a modo de homenaje esta versión ilustrada por Julio César Pérez, Amarillo Indio, sin duda uno de los artistas más portátiles de su generación.
En el invierno de 1835, Charles Dickens es un joven periodista que se está haciendo un nombre en el Evening Chronicle. Durante una cena en casa del codirector del periódico, Charles queda prendado de la hija de su jefe, la alegre Kate Hogarth, de diecinueve años. De pronto, un grito interrumpe la agradable velada. Charles, Kate y su pa-dre corren a la casa de los vecinos, donde la señorita Christiana Lugoson yace inconsciente en el suelo. Cuando un colega le pone al corriente de una misteriosa muerte muy similar sucedida el año anterior, Charles empieza a sospechar que se trata de un envenenamiento y se siente obligado a investigar.
En esta obra maestra, Tanizaki se acercó con paso firme a la narrativa de terror. Una nueva ocasión en que la literatura japonesa brilla en sus formas más breves. En torno al anciano Tomekichi, conocido por sus habilidades como narrador, se reúnen alegremente tres jóvenes geishas para escuchar de sus labios una nueva historia. En esta ocasión, el relato está protagonizado por Osome, una geisha de singular belleza, y por el inusual pretendiente al que atrae hasta el punto de despertar en él una peligrosa obsesión. Satori Hilados: Una colección de cuadernos artesanales con hilo visto en cosido Singer.
«Un volumen de versos no es otra cosa que una sucesión de ejercicios mágicos. El modesto hechicero hace lo que puede con sus modestos medios. Una connotación desdichada, un acento erróneo, un matiz, pueden quebrar el conjuro.»
Al momento de su publicación en 1977 Borges sostiene que este es su libro más íntimo. Los veinticinco poemas y seis textos en prosa que reúne lo confirman. En casi todos ellos, unas veces de modo explícito, otras de forma evocada, puede leerse algo del orden de lo personal declinado en sus temas más caros. La eternidad, los espejos, los tigres, el amor, el tiempo, los cuchilleros, lo que es frente a lo que pudo haber sido, la mitología, los clásicos, la noche: "Nunca sabremos quién forjó la palabra / para el intervalo de sombra / que divide los dos crepúsculos; / nunca sabremos en qué siglo fue cifra / del espacio de estrellas". Borges afirma aquí que nunca salió de la biblioteca de su padre, el hecho capital de su vida; así, la abundancia de referencias librescas en este volumen es otra forma de indicar lo íntimo.
La publicación de Para acabar con Eddy Bellegueule proyectó a Édouard Louis como uno de los escritores jóvenes más destacados en el panorama de las letras francesas. La novela, de tintes marcadamente autobiográficos, se convirtió de un día para otro en un auténtico fenómeno de ventas y crítica, que se extendió a países tan dispares como Albania, Dinamarca o Estados Unidos. Dos años después, Louis vuelve con una historia sobrecogedora. La madrugada de un veinticinco de diciembre, cuando regresaba a casa tras cenar con sus amigos más íntimos, Édouard se encontró casualmente con un desconocido y lo invitó a su apartamento. Unas horas más tarde, en un acto de una brutalidad inusitada, el hombre lo violó e intentó estrangularlo.
Basándose en esta experiencia traumática, el autor ha realizado un audaz ejercicio de catarsis literaria no sólo para analizar y comprender los impulsos más viles y ultrajantes de los que es capaz el ser humano, sino también para explorar las múltiples facetas de la violencia. En un alarde de sinceridad extrema, Édouard Louis franquea la barrera del pudor y consigue algo que está al alcance de muy pocos creadores: hacernos sentir y pensar a la vez. Sin ningún tipo de restricción, su testimonio es profundamente emotivo e inteligente, por lo que merece figurar entre las obras más representativas de nuestro tiempo.
«Isaak Bábel escribe estos relatos a lo largo de su carrera literaria, entre los años 1915 y 1930 –dice Ricardo San Vicente en la “Nota sobre la obra” incluida en este volumen–, intercalando estas pequeñas piezas escritas en primera persona con el resto de su obra. El volumen reúne, además de dos textos propiamente autobiográficos, el ciclo que Isaak Bábel quiso publicar bajo el título de Historia de mi palomar, un conjunto de relatos con los que el autor se propone recrear su tiempo y esbozar el naciente mundo soviético, ruso y judío que le tocó vivir. […] Los textos aparecieron en diversas revistas, y se sabe que el autor quería entregar el libro acabado en 1939. Pero los servicios del NKVD arrestaron a Isaak Bábel el 15 de mayo de aquel año y requisaron todos sus manuscritos. Con la desaparición de los textos y el asesinato del autor, la cuestión de si se trata de una obra acabada o no sigue y seguirá siendo una incógnita. […] Lo que vemos hoy es un último borrador, un ejemplo del juego narrativo y verbal que el autor nos quería ofrecer.»