Una novela redonda sobre la huida del dolor como forma de supervivencia y la rebelión ante los roles de género contemporáneos.
Es el verano de 2014. Una mujer joven que acaba de ser abandonada por su pareja huye de Barcelona a Madrid con un secreto y la convicción de que el apocalipsis se acerca. Cuatro siglos antes, otra mujer, Deborah Moody –quien pasó a la historia como «la mujer más peligrosa del mundo»–, se ve obligada a emigrar a las colonias de América del Norte cargando a su vez con otro secreto, muy distinto. ¿Qué tienen en común estas dos mujeres? ¿Por qué han decidido alejarse de aquello que conocen y empezar de nuevo?
Eva y Gideon se han casado por fin, pero lejos de aportarles placidez y seguridad, el matrimonio abre en Gideon viejas heridas y los fantasmas de su pasado amenazan la felicidad de ambos.
«En el momento más luminoso de nuestras vidas, la oscuridad de su pasado nos invade y amenaza todo lo que hemos conseguido. Debemos elegir entre la comodidad de las vidas que teníamos antes de conocernos o la lucha por un futuro que de repente parece un sueño imposible y sin esperanza.»
En Wild Thyme, Pensilvania, el verano no ha traído más que problemas al oficial Henry Farrell. La heroína ha llegado a la zona y, con ella, un dramático incremento de la delincuencia. Sin embargo, aún le queda algo de tiempo para disfrutar de sus aficiones favoritas: cazar, beber cerveza, conducir sin rumbo fijo por los lagos y los bosques en su vieja camioneta o tocar bluegrass con su grupo de amigos. Pero cuando un vecino admite haberle disparado a un hombre y comunica la desaparición de su novia, los días apacibles del oficial parecen tocar definitivamente a su fin. Por si fuera poco, el hallazgo de un cadáver no identificado en el río Susquehanna, que apunta a la vinculación de ambos casos, terminará de complicarlo todo...
Robert Grieve, un joven inglés que vive a la deriva en Camboya, trabajando como profesor en una pequeña aldea, decide desaparecer del mapa. La primera noche, rumbo a Tailandia, un golpe de fortuna activa una cadena de acontecimientos en la que toman parte una bolsa de dinero «maldito», un americano distinguido, un baúl repleto de heroína, un taxista buscavidas y la hija de un médico rico. Cazadores en la noche es un sofisticado juego del gato y el ratón con reminiscencias de Patricia Highsmith, en el que las identidades son difusas, la avaricia se impone a la bondad y el karma es despiadado. Una novela magistral que confirma a Lawrence Osborne como uno de los escritores contemporáneos más potentes.
Han pasado seis meses desde la muerte de mi madre. No he sido capaz de afrontarla hasta que un desconocido, que ha aparecido en mi vida de manera sorprendente, me ha apremiado para que resuelva los asuntos pendientes. He de aceptar una herencia que, aunque resolverá mi vida, me atará definitivamente a la de mi familia. No estoy segura de que perder mi independencia sea lo que quiero. Además, esto no implica simplemente firmar unos papeles en el notario, no. Primero he de instalarme en su casa durante tres meses y seguir las instrucciones que me ha dejado en seis cartas. ¿Por qué tanto misterio? ¿Quién es Paul Dombasle, el hombre que, también fallecido, me ha traído hasta París para hacerme un regalo extremadamente valioso? ¿Y mi madre? ¿Quién era realmente mi madre?
Con estas preguntas, comienza para Miranda Herrera un camino lleno de misterio, descubrimiento, peligro y «días rojos» —esos en los que de repente tenemos miedo y no sabemos por qué—, que la llevará, a través de las extraordinarias vidas de su madre y de su abuela, al amor sin ataduras ni convenciones que tantos se empeñan en negar.
Un elogio de la felicidad y del amor sin condiciones.
Han pasado seis meses desde la muerte de mi madre. No he sido capaz de afrontarla hasta que un desconocido ha aparecido en mi vida de una manera sorprendente, apremiándome para que resuelva los asuntos pendientes. He de aceptar una herencia que, aunque resolverá mi vida, me atará definitivamente a la de mi familia. No estoy segura de que sea eso lo que quiero: perder mi independencia. Además, no es algo simple, nada de firmar unos papeles en el notario, no. Primero he de instalarme en su casa durante tres meses y seguir las instrucciones que me ha dejado en seis cartas. ¿Por qué tanto misterio? ¿Quién es este Paul Dombasle que, también fallecido, me ha traído hasta París para hacerme un regalo extremadamente valioso? ¿Y mi madre? ¿Quién era realmente mi madre?
Con estas preguntas comienza para Miranda Herrera un camino lleno de misterio, descubrimiento, peligro y «días rojos» —esos en los que de repente tenemos miedo y no sabemos por qué—, que la llevará, a través de las extraordinarias vidas de su madre y de su abuela, al amor sin ataduras ni convenciones que tantos se empeñan en negar.