Tras finalizar el curso escolar, el joven y único profesor del colegio rural de Tiboonda se dispone a pasar unas semanas de descanso en la civilizada Sydney para disfrutar de la costa, el mar y quizás el amor. Antes de volar hasta allí, John Grant se ve obligado a pasar una noche en Bundanyabba, localidad minera de sesenta mil almas del interior de Australia, donde lo mejor que puedes hacer es beber cerveza fría en uno de sus incontables bares a fin de sobrellevar el calor extremo. O apostar al Two-up, juego tradicional australiano que consiste en lanzar dos monedas al aire. Eso es lo que hace John Grant, que en los fatídicos días posteriores a esa noche se sumergirá en una orgía de violencia, alcohol y podredumbre que lo conducirán al límite de sus fuerzas y salud mental. Kenneth Cook debutó en 1961 con esta escalofriante novela, hoy en día considerada una obra de culto junto con su adaptación cinematográfica, sobre un hombre a la deriva en la Australia profunda.
Una historia de iniciación que ilumina la crudeza y la belleza de la África precolonial, por el premio Nobel de literatura 2021.
Cuando los padres de Yusuf, de doce años, le dicen que vivirá con su tío Aziz durante una temporada, el chico se muestra entusiasmado. Pero lo que Yusuf no sabe es que su padre lo ha empeñado para saldar una deuda imposible de pagar, ni tampoco que Aziz no es pariente suyo, sino un rico y acaudalado comerciante con el que viajará por África central y las riberas del Congo en vísperas de la primera guerra mundial.
A través de los ojos de ese chiquillo descubriremos una naturaleza exuberante y hostil, poblada de tribus despiadadas e invasores desalmados, en la que una vida humana vale tanto como unas cuantas gotas de agua.
Cuando los padres de Yusuf, de doce años, le dicen que vivirá con su tío Aziz durante una temporada, el chico se muestra entusiasmado. Pero lo que Yusuf no sabe es que su padre lo ha empeñado para saldar una deuda imposible de pagar, ni tampoco que Aziz no es pariente suyo, sino un rico y acaudalado comerciante con el que viajará por África central y las riberas del Congo en vísperas de la primera guerra mundial.
A través de los ojos de ese chiquillo descubriremos una naturaleza exuberante y hostil, poblada de tribus despiadadas e invasores desalmados, en la que una vida humana vale tanto como unas cuantas gotas de agua.
<> Así empieza el Paraíso,con esta horrible escena de violencia. El pueblo de Rudy,Oklahoma,se fundó en los años cuarenta por descendientes de esclavos liberados. Esta comunidad patriarcal está erigida sobre los cimientos de la justicia, el respeto mutuo y el amor al prójimo. Pero en los setenta esos valores han sido sustituidos por el miedo. El paraíso terrenal que se habían construido se estaba desmoronando. El chivo expiatorio se encuentra solo a veintisiete kilómetros de distancia,en El convento,una mansión abandonada ocupada por cuatro mujeres desesperadas, también hijas de exiliados. Sobre ellas cae el dolor, el terror y la rabia asesina de nueve hombres ciudadanos de Ruby.
Después de disfrutar de una vida de lujos como funcionario en la corte del emperador Xizong, el poeta chino Si Kongtu se retiró a las faldas del monte Hua para escribir Las veinticuatro categorías de la poesía. Considerada una obra fundamental en la estética literaria china, busca capturar, a través de la contemplación de la naturaleza, el Tao, el principio que rige el orden del universo.
Tres siglos más tarde, en Francia, el monje Bernardo de Claraval se propuso convertir los monasterios cistercienses que había fundado en una casa sublime para quienes, tras experimentar las inclemencias del mundo, decidieran retirarse de él.
El Paraíso claustral de Carlos Aganzo nace de una inmensa admiración por estos dos pensadores y de una reflexión propia sobre su (nuestra) presencia en el mundo. Un hilo de pensamiento del que el autor tira poco a poco en busca de sus propios aprendizajes, y que nos deja máximas luminosas y esperanzadoras de nuestra relación con el mundo que habitamos y, a la vez, nos habita.