«Una intriga singular, suntuosa, de largo aliento.» John Updike, The New Yorker
El Sultán ha pedido a los artistas más reputados del país un gran libro que celebre las glorias de su reino. Su tarea será iluminar esa obra al estilo europeo. Pero como el arte figurativo puede ser considerado una ofensa al Islam, el encargo se convierte a todas luces en una proposición peligrosa. La élite gobernante no debe conocer el alcance ni la naturaleza de ese proyecto, y el pánico estalla cuando uno de los miniaturistas desaparece. La única pista para resolver el misterio —¿quizá un crimen?— reside en las miniaturas inacabadas. Me llamo Rojo es un viaje caleidoscópico al terreno fronterizo entre el arte, la religión, el amor, el sexo y el poder. ORHAN PAMUK (Estambul,1952) es uno de los autores turcos más conocidos en el mundo, y una voz valiente sobre la encrucijada histórica en la que se encuentra su país. Cada libro suyo ha ido cosechando pacientemente traducciones y lectores, hasta que en 2006 mereció el premio Nobel de Literatura. Hoy está considerado un maestro de la literatura contemporánea.
Traducción de Rafael Carpintero
En 1923, el inspector Basilio Bosc vuelve a Barcelona después de cinco años en Madrid con el encargo de hallar a una niña desaparecida en el cine Coliseum: Cristina Nomdedeu, hija de un importante empresario textil. El regreso de Bosc a su ciudad natal pondrá en evidencia la vida que dejó atrás suspendida con su apresurada marcha, y abrirá viejas heridas: el reencuentro con su familia y también su relación con Joana.
Cuando todas las vías de investigación se van cerrando, el inspector, aturdido además por las revelaciones personales, acudirá al Gabacho, un ladrón respetado en los tugurios del Distrito V y amigo de la infancia. Más pronto de lo esperado, todos los protagonistas de esta historia tendrán que enfrentarse al verdadero mal, aquel que conducirá al lector hasta un final insospechado.
Todo corazón esconde una culpa.
Un thriller histórico y criminal con una mirada nostálgica a nuestro pasado.
Diecisiete relatos que funcionan como una sucesión de estampas cubanas. Un retrato de la vida en la isla a lo largo de tres décadas, de los años cincuenta a los setenta del pasado siglo, en tres escenarios privilegiados: Matanzas, Pinar del Río y La Habana.
Sin embargo, este es un libro de cuentos que puede leerse también como una suerte de novela abierta o episódica, porque hay personajes que van reapareciendo en las sucesivas historias. En especial uno, Carlitos, al que conocemos de niño, y luego reencontramos convertido en recluta y en obrero de la construcción que quiere estudiar Arquitectura y sueña con convertirse en periodista.
Vemos a Carlitos abriéndose paso en la vida adulta, viviendo entusiasmos y decepciones. Y relacionándose con mujeres que lo marcarán: la madre, la tía sofisticada, la vecina que se parece a Sofía Loren y le provoca ensoñaciones masturbatorias, la novia con la que vive una situación muy peligrosa, la joven divorciada, la mujer madura y virgen… Y como trasfondo de sus peripecias, asoman los cambios sociales y culturales que se produjeron en Cuba a lo largo de esas tres décadas.
Medea, hija del rey Eetes de Cólquida, anhela una vida diferente. De pequeña es separada de su hermana, rechazada por su madre y golpeada y atormentada por su padre y su hermano. Porque Medea es distinta: ha nacido con un talento único y aparentemente peligroso: el poder de canalizar los dones de la diosa Hécate y manipular la naturaleza con pociones y hechizos.
Cuando un joven y apuesto héroe, Jasón, llega para reclamar el célebre Vellocino de Oro que su padre protege ferozmente, Medea ve su oportunidad de escapar. Al ofrecerse a ayudar a Jasón a superar los obstáculos que se interponen entre él y su objetivo a cambio de alejarla de Cólquida, ella pone en marcha un viaje que pondrá a prueba su fuerza, su magia y su lealtad; un viaje que la verá luchar contra monstruos, destronar reyes y enamorarse de un hombre que nunca la merecerá. Un viaje, al fin, que inevitablemente terminará en traición y derramamiento de sangre.
Medea me cantó un corrido es la deslumbrante nueva obra de Dahlia de la Cerda, tras el éxito apabullante obtenido en México con Perras de reserva y Desde los zulos. La autora crea un paisaje literario único, característico de su estilo original, donde las protagonistas se enfrentan a situaciones límite, inmersas en un fuego cruzado entre la violencia del crimen organizado, el Ejército y los conflictos de padres, familias o parejas provenientes de estos entornos. Sin embargo, como dice una de ellas parafraseando a Sartre: «No somos lo que hicieron de nosotras, sino lo que hacemos con lo que hicieron de nosotras». Por fortuna, en esta ocasión contarán con la ayuda de Medea, el personaje mitológico, que aparecerá «toda vestida de negro, con unas trenzas africanas muy perritas» para auxiliar a las protagonistas, ya sea en abortos o en el término de relaciones abusivas similares a la que ella vivió con Jasón. En estas páginas conviven situaciones delirantes y sumamente divertidas que discurren en compañía de una banda sonora de fondo plagada de corridos tumbados, cumbias, y ritmos de perreo. Dahlia de la Cerda se sirve de un lenguaje propio, música y humor negro para compartir con sus lectoras la existencia de las memorables protagonistas que habitan esta historia.
Medianoche del mundo se compone de una serie de poemas que nacen de una misma raíz: la cotidianidad en uno de los países más peligrosos del planeta: El Salvador. Un niño asesinado de siete disparos, un hombre obligado a huir para siempre, una anciana olvidada en una casa, un amor sin destino, estas y muchas otras historias confluyen en este libro polifónico, lleno de verdad y belleza, que nos muestra, a través de una serie de poemas sombríos, el adentro y el afuera de un autor que conversa consigo mismo como un actor en medio de un teatro lleno de sombras.