Una novela epistolar sobre el final del amor y sobre cómo nuestra cotidianidad puede cambiar en un instante.
Agneta y Emma son dos hermanas que han crecido bajo la atenta mirada de una madre autoritaria que las ha conducido a buscar respuestas y afecto fuera del hogar. El reciente divorcio de Agneta y la reclusión de Emma en casa de su abuela hará que se cuestionen el papel crucial que las relaciones tienen en sus vidas y cómo la ruptura de estos vínculos puede cambiarlo todo en un instante, llevándolas a conocerse y a descubrirse a sí mismas.
Una novela íntima y delicada sobre la necesidad de pertenencia y sobre cómo nos definen los lazos que tejemos a lo largo de la vida.
La edición actual incluye fotografías de familiares que inspiraron los personajes de la novela, algunos de los cuales, fallecidos entretanto, recuperan su nombre real. En el epílogo («A la sombra de Clara Stauffer»), la autora explica estos y otros detalles, como la impresión que recibió una tarde de finales de marzo de 1997: «Tuve una corazonada. Levanté la vista y, tras coger aire, como un buceador que se propone llegar hasta el fondo, me lancé a recorrer aquella lista negra, sin detenerme antes a leer el artículo. Los ciento cuatro nombres anunciados aparecían por riguroso orden alfabético. No quise saltarme ni uno. Y sí. Allí, entre asesinos y torturadores, entre destacados miembros de la Gestapo y las SS, entre los responsables de uno de los períodos más siniestros en la Historia europea, estaba ella. La única mujer de toda la lista. Clara Stauffer Loewe, la hermana de mi abuela materna. Tuve que leer varias veces la descripción».
¿Quién era Capote antes de ser Capote? ¿Quién era antes de llevar la vida de un dandy en Nueva York, antes de internarse en Kansas a escribir la gran novela norteamericana de no ficción, antes de adoptar el apellido del segundo marido de su madre? Truman Streckfus Persons -tal era su verdadero nombre- tuvo una infancia de abandono y desencanto. Después del divorcio de sus padres, su madre lo mandó al campo con sus tías, en Alabama. Allí comenzó a escribir para mitigar el aislamiento. Esos relatos quedaron en el olvido durante casi ochenta años hasta que, en 2014, fueron descubiertos en la Biblioteca Pública de Nueva York por el editor suizo Peter Haag y su mujer, Anuschka Roshani. Los trece cuentos que integran esta antología revelan el talento temprano de Capote para observar lo que nadie más podía ver, para inventar historias, generar climas. Este libro ilumina nuevos aspectos del escritor que ya conocemos: un joven precoz, provocador, vivaz, conflictuado, extraño y brillante. Los primeros cuentos de Capote son una prueba del virtuosismo que lo llevó a crear sus grandes obras maestras y a convertirse en una leyenda de la literatura.
El reino de Sambalpur, de una riqueza fabulosa, alberga tigres, minas de diamantes y el precioso Palacio del Sol. Sin embargo, cuando asesinan al príncipe heredero Adhir en presencia del capitán Sam Wyndham y del sargento Banerjee en Calcuta, éstos deciden seguir la pista de las misteriosas misivas recibidas por el príncipe hasta Sambalpur, pequeño feudo del estado de Orissa, donde descubren un reino desgarrado por un conflicto latente.
Mientras tratan de aclarar el misterio del asesinato, Wyndham y Banerjee se verán enredados en un peligroso mundo donde quienes ostentan el poder viven según sus propias normas y quienes se cruzan en su camino lo pagan con la vida. Y deberán hallar al asesino antes de que éste los encuentre a ellos...
La plácida existencia de Francesca, casada y con dos hijos, se ve completamente sacudida por la llegada de Robert Kincaid, un fotógrafo nómada, libre y generoso, que transforma en ternura toda su energía. El destino los une inexorablemente cuando se encuentran en el otoño de sus vidas. Su amor, corto como una tarde madura, fue sin embargo tan profundo como las raíces de un árbol. Sus cenizas se encuentran esparcidas muy cerca de los puentes de Madison. Y, así, en apenas doscientas páginas, Robert James Waller nos devuelve el gusto de recordar que la pasión no tiene edad en una novela que es ya un clásico que se recomienda de generación en generación.
Alan Le May es uno de los autores más populares de la narrativa western debido sobre todo a su novela The Searchers, una obra maestra del género, y en especial a su adaptación cinematográfica, que en España adoptó el memorable título de Centauros del desierto (Col. Frontera no 4). Pero la producción literaria de Le May es mucho más extensa y cuenta con diecisiete novelas y centenares de relatos, muchos de ellos aparecidos en la prestigiosa revista Collier’s, una de las cabeceras fundamentales en la historia de la literatura popular norteamericana.
La presente obra, Los que no perdonan, tiene en común con Centauros del desierto su retrato crudo y realista de la vida en la frontera texana hacia 1870. La novela narra las tentativas de los indios kiowas por rescatar a la joven protagonista, Rachel, de la familia de colonos con la que vive desde que la adoptaron cuando apenas era una niña, pues consideran que es una de los suyos. La primera parte describe con detalle los afanes y penalidades de los colonos para sacar adelante un rancho ganadero en la peligrosa frontera, así como lo que sentían las mujeres en aquellas tierras, su esfuerzo por mantener una vida civilizada, la rivalidad entre vecinas, los romances, y también la pasión culpable que Rachel siente por uno de sus hermanastros. El lector puede percibir el paisaje, el sonido casi permanente del viento, las grandes distancias vacías, la alegría de la llegada de la primavera, pero también el temor de los colonos ante la llegada de la «luna kiowa» que acompaña a la estación. Es entonces cuando los guerreros de las tribus cercanas salen en busca de botín, sangre y gloria.