El trepidante y esperado desenlace de la novela más reciente de Haruki Murakami.
En el primer volumen, dejamos al protagonista deseoso de saber qué se oculta detrás del cuadro titulado La muerte del comendador. También ha aprendido a convivir con los extraños personajes y objetos que lo envuelven desde que se instaló en la casa en las montañas. Y, a petición de su vecino, ha empezado a esbozar el retrato de una peculiar adolescente, Marie Akikawa. Pero cuando ésta, una tarde en que regresaba del colegio, desaparece misteriosamente, el protagonista se lanzará en su busca. Y para encontrarla no dudará en enfrentarse a lo desconocido, y tampoco a los terribles dilemas a los que su aventura va a conducirle. ¿Qué le ocurrió en el pasado al autor del cuadroLa muerte del comendador? ¿Quién es el hombre sin rostro?... En este segundo libro, de ritmo acelerado y lleno de suspense, las incógnitas sembradas en el anterior volumen van desvelándose, y encajan en el lugar que deben ocupar, como en un puzzle, para que el lienzo entero cobre pleno sentido.
Regresa Enrique Notivol, el hipster, que debe hacer frente a los urbanitas que, hartos de la ciudad asolada por la Covid-19, pretenden invadir su tranquilo rincón de la España vacía.
Tras una ruptura con su novia, desencantado de la vida moderna y ansioso por encontrar la autenticidad y la comunión con la naturaleza, Enrique Notivol abandonó Madrid y se instaló en el pueblo de su tía en Teruel. Tenía grandes planes: huertos colaborativos, gallineros no heteropatriarcales y talleres de nuevas masculinidades. Contra todo pronóstico, llegó a ser alcalde y encontró el amor con Lourdes, la dueña del bar de la carretera.
Ahora la pandemia amenaza el mundo tal y como lo conocemos y gestionar el confinamiento en una zona despoblada tiene complicaciones inesperadas. Debe actuar ante el desafío secesionista de las Masías de la Rambla, solventar las dificultades de la campaña de vacunación, presentar un proyecto para acceder a los fondos europeos y gestionar el toque de queda, pero Enrique y los cañadienses idean soluciones imaginativas para sortear estos problemas, como la autodeterminación horaria, que permite a cada uno vivir en la hora que le apetezca.
Junto a La montaña mágica, La muerte en Venecia es la obra más conocida de Thomas Mann.
Una hermosa reflexión estética acerca de la pasión, el amor ideal y la belleza.
El propio Thomas Mann advierte que esta novela trata sobre «la pasión como desequilibrio y degradación». Gustav Aschenbach, «arroyo de cenizas» en alemán, es un escritor maduro que goza de reconocimiento. Llega a Venecia en busca de inspiración, pero también de llenar sus días con reflexiones estéticas en un entorno idílico. En el hotel coincide con Tadzio, un joven de polaco que se encuentra de vacaciones con su familia. El muchacho se convierte en objeto de deseo y adoración; un amor ideal e imposible basado en la contemplación estética y que llevará a Aschenbach a renunciar a todo, incluso a sí mismo.
La muerte es mi oficio narra la vida de Rudolf Lang, alter ego novelesco de Rudolf Höss, comandante de Auschwitz y encargado de afinar la ominosa maquinaria de muerte que acabaría con la vida de millones de judíos. Robert Merle traza, paso a paso, el intrincado camino que llevará a Lang desde una infancia marcada por un padre católico y muy estricto que pretendía hacer de él un sacerdote, hasta los más altos cargos en el seno de las SS y la cúspide misma del horror, pasando por la Primera Guerra Mundial, los Freikorps, la prisión, los duros años de hambre, paro y penuria que el Tratado de Versalles deparó a Alemania, y su afiliación al Partido Nacionalsocialista. Cuando Himmler le encargue personalmente la concepción de una industria de muerte que haga desaparecer al que los nazis consideraban su «enemigo histórico», para Lang tan abominable misión se reducirá a una serie de problemas técnicos que hay que resolver de la manera más eficiente. Escrita con un estilo sobrio y tanto más perturbador por la frialdad y la contención con que rehúye toda estetización o exhibicionismo del Mal, y por preferir ahondar en los abismos psicológicos de sus protagonistas, La muerte es mi oficio, publicada en 1952, es todo un tour de force narrativo, una de las primeras novelas que tuvieron la audacia de meterse en la piel y la mente de los verdugos nazis. Estas páginas nos revelan las monstruosidades que puede llegar a cometer alguien que, lejos de ser un demente o un sádico, «se limita» a cumplir, fría y desapasionadamente, con su deber.
Memento Mori se constituye como una empresa puntera en servicios funerarios y construye sobre el antiguo tanatorio una pirámide que cambiará la faz de la ciudad. Todo en su interior está automatizado, en un alarde de modernidad sin límites.
Hasta que empiezan a suceder extrañas muertes...
Claudia ha sido la primera mujer tanatopractora del país y es una autoridad mundial en el ámbito funerario, aunque su profesión no le ha facilitado las relaciones personales. Firme defensora de la eutanasia, el hastagh #LaMuerteEsMía le servirá para orquestar una campaña de inesperadas consecuencias. Y lamentará que sus deseos se hayan hecho realidad…
Rita es una mujer espectacular acostumbrada a los retos, por eso, cuando le ofrecen la posibilidad de dirigir Memento Mori, se da cuenta de que tiene entre sus manos una oportunidad única para consolidar su posición estelar.
Jaime, el hijo del fiscal, un hombre que vive obsesionado con los trenes y el cosplay, es el director del nuevo tanatorio y cree que en el podrá llevar a cabo sus sueños secretos.
Una de las series más originales de los últimos tiempos.
Los años de lucha contra el crimen y el dolor por la muerte de su hija Koshi han hecho mella en Yeruldelgger. Encerrado en un misticismo a ultranza, hace cuatro meses que el incorruptible comisario ha abandonado la policía de Ulán Bator y ha plantado su yurta en el desierto de Gobi, donde, gracias al silencio y la belleza del lugar, espera reencontrarse con las tradiciones ancestrales y recuperar la paz espiritual. Pero su retiro durará muy poco: contra su voluntad, dos jinetes extraños lo empujarán a la acción, y Yeruldelgger se verá envuelto así en un fuego cruzado entre mercenarios pagados por voraces compañías mineras, políticos inmorales, policías corruptos y jóvenes seguidores del juramento de Gengis Kan.
Una maraña sangrienta en una Mongolia destripada por las excavadoras de las multinacionales, expoliada por las ansias de los especuladores y arruinada por la venalidad de sus dirigentes, y de la que Yeruldelgger, siempre fiel a sus ideales, no saldrá indemne.
Tras el éxito de las dos primeras entregas, con más de medio millón de lectores adictos a las hazañas del famoso comisario de Mongolia, Yeruldelgger. La muerte nómada pone un final dramático a una de las series más originales de los últimos tiempos y supone el adiós de uno de los personajes más inolvidables de la novela negra.