La adolescencia, esa etapa de la vida donde todo se siente a flor de piel, vista a traves de los ojos de Ana María Matute en siete narraciones cortas y desoladoramente luminosas.
Algunos muchachos reúne siete narraciones cortas. En ellas se habla de niños, de adolescentes en su tránsito definitivo hacia la vida adulta. De muchachos que no quieren crecer y se aferran a ese universo de sutiles y maliciosas sabidurías que esconde la infancia y a su desgarrado descaro. La astucia de El Galgo en una historia entre fantástica y real ("Algunos muchachos"); el pequeño rebelde que quiere incendiar su casa ("Muy contento"); la redactora de un infantil diario íntimo ("Cuaderno para cuentas"); la rara personalidad de Claudia ("No tocar"); el misterioso halo que envuelve a Ferbe ("El rey de los zennos"); el rencor del protagonista de "Retrato del joven K" o la patetica figura de Adela ("Una estrella en la piel") atraviesan estas páginas. Cómplices, furtivos o asombrados, estos muchachos aparecen en toda la riqueza de su sensibilidad a traves de la prosa lírica, hiriente y desoladoramente luminosa de Ana María Matute.
ADORAN TU CUERPO
Cuando Elora llega a Meadow Joy, un pueblecito de montaña donde en apariencia reinan la paz y el silencio, solo quiere huir de su pasado y empezar de cero. Sin embargo, pronto descubre que ese lugar esconde un mundo oscuro que la atrae irremediablemente y del que no podrá escapar.
NECESITAN TU SANGRE
Sin que ella lo sepa, en Meadow Joy llevan demasiado tiempo esperando a Elora. Desde hace siglos, dos bandos ancestrales opuestos mantienen una lucha descarnada y la joven es la única que puede equilibrar la balanza. Pero ¿cuál es la verdadera naturaleza de estos seres y por qué juega ella un papel tan decisivo en esa guerra? Elora no solo deberá elegir a quién apoyar, sino también tendrá que aceptar la existencia de este universo fantástico y tenebroso del que parece formar parte.
Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron. En ese otro llamado Bustos Domecq o Suárez Lynch descubrieron la posibilidad prematura, y por eso doblemente fascinante, de esa experiencia de balbuceo, inestabilidad y desequilibrio que Adorno llamó "estilo tardío", y que los artistas, según él, sólo alcanzaban una vez que eran dueños absolutos de sus medios artísticos. El estilo tardío es el malestar hecho estilo, una suerte de implosión que sacude la obra y la vuelve contra sí misma, al precio incluso de liquidarla. Esa obra maestra enferma, irreconocible para sí misma, Adorno decía que sólo podía aparecer al final de algo. Con la obra del Tercer Escritor, Borges y Bioy demostraron que también podía aparecer en el medio, en una zona de pasaje, que la pasión política podía ser su motor activo, el chiste al cuadrado su lógica de vértigo y la risa su signo, su huella digital y su música.
«¿Qué es lo evidente?, te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren».
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quién es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por qué se tropieza siempre con él en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?
Descubre el final de la bilogía Cuerpos y Almas de @mamacasquet
Todo cuerpo es un disfraz. Toda alma esconde una verdad.
""¿Que es lo evidente?", te preguntarás. Lo evidente es que todo forma parte de un plan maestro para que las almas se encuentren".
Así comienza el enigmático manuscrito que el hombre de las gafas redondas entrega a Ruth en el momento más desconcertante de su vida. Entre sus páginas, ella encontrará un hilo del que tirar para deshacer su madeja de disfraces y mentiras.
¿Quien es ese desconocido que aparece y se desvanece como por arte de magia en las noches más locas de Madrid? ¿Por que se tropieza siempre con el en esas madrugadas de polvos blancos y pastillas del amor? ¿Pueden dos almas sincronizarse con un choque de pupilas?
Christine Prusik es la jefa de la unidad forense del FBI en Chicago y se encuentra con un misterioso caso entre las manos: un asesino en serie que mata a mujeres jóvenes y se deshace de sus cuerpos en los barrancos del sur de Indiana.
En cada víctima, el asesino deja su particular firma: vacía el cuerpo de órganos y coloca en la tráquea una figura de piedra esculpida de la misma manera que las que se encuentran entre las tribus primitivas de Papua Nueva Guinea, las mismas tribus de las que escapó Prusik hace una década mientras realizaba una investigación de campo.
La coincidencia es particularmente inquietante, y más aún, cuando Prusik todavía tiene marcas de las cicatrices del ataque que sufrió por parte de los miembros de la tribu. ¿es posible que exista una conexión entre ambos sucesos? Prusik ya no sabe diferenciar ente realidad e ilusión y pronto se verá inmersa en su peor pesadilla.