¿Unas memorias? ¿Un dietario? ¿Un libro de viajes? ¿Un ensayo sobre la literatura y el mundillo literario? ¿Una crónica de la literatura española entre los siglos XX y XXI? ¿Una novela social? ¿Una carta de suicidio?
Más bien un exorcismo, ya que no por casualidad arranca con una invocación al padre Karras de El exorcista. Dice la autora, acaso poseída: «Soy una escritora que pide un ascenso y ya es demasiado vieja para ascender. Soy una escritora que no cree −para nada− en la autonomía del campo cultural. Soy una escritora, en medio de la selva, que se abre camino entre la vegetación con un machetito mellado». Y asegura: «Escribo un libro para salvarme de los libros y sus repliegues laterales. Sus turbulencias y su moho. Su copyright. Para recuperar una pureza que solo me haga pensar en que Confucio es el padre de la confución y enunciar grandes palabras que trascienden lo local para transformarse en asunto humano, demasiado humano [...]. Una literatura sin la mugre de la envidia o la negociación del anticipo. Sin portadas ni listas de notables en los suplementos literarios».
Greta, marcada por la desaparición de Julieta, su hermana pequeña, vuelve a Formentera para cuidar a su querida abuela Matilde, el pilar de la familia, que mantiene viva la llama de la infancia a través de las leyendas mágicas de la isla, las historias y su sabiduría. El regreso obligará a Greta a enfrentarse a los fantasmas del pasado y a su madre, Helena, con quien tiene una relación distante y conflictiva.
Todos aquellos mares es un relato de redención lleno de luz, íntimo y emotivo, sobre la profundidad de las relaciones humanas y la complejidad de los vínculos familiares.
Barcelona, 1945. Nil Roig es un chiquillo que se pasa el día en bicicleta transportando de un cine a otro viejas bobinas de películas. El día de su decimotercer cumpleaños es testigo de un crimen cometido en el portal de su casa. Mientras el asesino huye después de haberlo amenazado de muerte en caso de no mantener la boca cerrada, el moribundo le entrega el misterioso cromo de un actor de cine de la época; un objeto perseguido y anhelado por un excomandante de la Gestapo y un policía sin escrúpulos. El hecho de que el moribundo le dé el cromo a Nil pronunciando el nombre de David, el padre desaparecido del muchacho, arrastrará a este a resolver un secreto del pasado por el que pagará un alto precio.
Una fotografía en la que aparece Ernest Hemingway en una comarca de Lérida, encontrada como marcapáginas al morir su suegro, lleva al narrador de esta historia a investigar qué vínculo podía haber entre el escritor y la familia de su mujer. Tirando del hilo, descubrirá la trágica historia de Antoni Lloret, sastre del pueblo de Sant Sadurní y teniente de alcalde, que se escondió al terminar la guerra, temeroso de la barbarie fascista. Lloret permaneció diez años desaparecido, sus hijos creyeron que había muerto y solo su mujer y su madre conocían su paradero.
Eva Tramell y Gideon Cross tendrán que luchar con todas sus fuerzas para que su historia de amor triunfe. La desmedida atracción física que existe entre ambos juega a su favor, pero las tentaciones carnales no están hechas para los que les gusta bailar con el diablo, y el tormentoso pasado de ambos tampoco les ayudará a conseguir tener la típica relación romántica.
Eva y Gideon lucharán por tener su final feliz, pero ni esto es un cuento de hadas ni ellos son personajes de fábula, ¿Será suficiente su amor para seguir juntos, o su futuro pasa por camas separadas?
El oscuro y exquisito placer de la posesión...
Sexy, adictiva y seductora, la tercera entrega de la serie Crossfire consolida su gran éxito internacional y se devora con avidez. Tras No te escondo nada y Reflejada en ti, la serie Crossfire nos regala la más intensa y sensual aventura entre Eva y Gideon.