Los cuentos completos de Ricardo Piglia, un clásico contemporáneo de la literatura en lengua española.
Este volumen reúne la totalidad de la obra cuentística de Ricardo Piglia, organizada por el propio autor poco antes de morir. La narrativa breve recorre toda su carrera literaria, y aquí encontrará el lector desde su primer volumen de relatos, publicado en 1967 (despues revisado y ampliado con nuevos textos), hasta las últimas producciones en este campo, escritas al final de su vida, entre las que destacan Los casos del comisario Croce, homenaje y vuelta de tuerca al genero policiaco que tanto amó Piglia. Y entre medio, las dos narraciones largas de Prisión perpetua y los volúmenes Nombre falso –que incluye un prodigioso homenaje a Roberto Arlt– y Cuentos morales.
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LAS COSAS QUE ESCUCHES, QUE VEAS, QUE SIENTAS: TE LLEVARÁN A LA VERDAD
En un anochecer frío, el profesor de universidad George Clare llama a la puerta de su vecino con una noticia terrible: acaba de regresar del trabajo y ha encontrado en la cama de matrimonio a su mujer, Catherine, muerta. Alguien la ha asesinado mientras Franny, la hija de tres años que tienen en común, jugaba sola en su habitación al otro lado del pasillo. No hace mucho que se han trasladado a aquella casa situada en una pequeña comunidad. Una casa que, según los habitantes del lugar, está encantada y que en el pasado fue el escenario de una siniestra vivencia.
Novela galardonada con el Premio Planeta
Un crimen terrible sacude la apacible comarca de la Terra Alta: los propietarios de su mayor empresa, Gráficas Adell, aparecen asesinados tras haber sido sometidos a atroces torturas. Se encarga del caso Melchor Marín, un joven policía y lector voraz llegado desde Barcelona cuatro años atrás, con un oscuro pasado a cuestas que le ha convertido en una leyenda del cuerpo y que cree haber enterrado bajo su vida feliz como marido de la bibliotecaria del pueblo y padre de una niña llamada Cosette, igual que la hija de Jean Valjean, el protagonista de su novela favorita: Los miserables. Partiendo de ese suceso, y a través de una narración trepidante y repleta de personajes memorables, esta novela se convierte en una lúcida reflexión sobre el valor de la ley, la posibilidad de la justicia y la legitimidad de la venganza, pero sobre todo en la epopeya de un hombre en busca de su lugar en el mundo.
Tras el éxito prolongado de Lluvia fina, Luis Landero retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno. Y lo hace en este libro memorable, que vuelve a trenzar de manera magistral los recuerdos del niño en su pueblo de Extremadura, del adolescente recién llegado a Madrid o del joven que empieza a trabajar, con historias y escenas vividas en los libros con la misma pasión y avidez que en el mundo real. En El huerto de Emerson asoman personajes de un tiempo aún reciente, pero que parecen pertenecer a un ya lejano entonces, y tan llenos de vida como Pache y su boliche en medio de la nada, mujeres hiperactivas que sostienen a las familias como la abuela y la tía del narrador, hombres callados que de pronto revelan secretos asombrosos, o novios cándidos como Florentino y Cipriana y su enigmático cortejo al anochecer. A todos ellos Landero los convierte en pares de los protagonistas del Ulises, congéneres de los personajes de las novelas de Kafka o de Stendhal, y en acompañantes de las más brillantes reflexiones sobre escritura y creación en una mezcla única de humor y poesía, de evocación y encanto. Es difícil no sentirse transportado a un relato contado junto al fuego.
Esta novela, farsa negra o tragedia rosa, proyecta la condición humana, vulnerada e inerme, sobre un degradado local nocturno madrileño donde desfilan cupletistas venidas a menos, policías, tipos grises e incluso algunas almas cándidas como la solterona Antonia y su hermano.
Desde el asiento número nueve, Poirot está idealmente ubicado para observar a los demás pasajeros del avión. A su derecha se sienta una mujer joven, claramente enamorada del hombre de enfrente. Más adelante, en la butaca número trece, se encuentra una condesa con una pasión por la cocaína mal disimulada. Al otro lado del pasillo, en el asiento ocho, una abeja agresiva molesta a un escritor de novelas de detectives. Sin embargo, Poirot no se da cuenta de que, detrás suyo, en la segunda butaca, se halla el cuerpo sin vida de una mujer.