La Conjura De Los Necios es una disparatada, ácida e inteligentísima novela. Pero no sólo eso, tambien es tremendamente divertida y amarga a la vez. La carcajada escapa por sí sola ante las situaciones desproporcionadas de esta gran tragicomedia. Ignatius J. Really es, probablemente, uno de los mejores personajes jamás creados y al que muchos no dudan en comparar con el Quijote. Más aún, es el antiprotagonista perfecto para una novela repleta de excelentes personajes, situados en la portuaria ciudad de Nueva Orleans, magistral Ignatius. Él es un incomprendido, una persona de treinta y pocos años que vive en la casa de su madre y que lucha por lograr un mundo mejor desde el interior de su habitación. Pero cruelmente se verá arrastrado a vagar por las calles de Nueva Orleans en busca de trabajo, obligado a adentrarse en la sociedad, con la que mantiene una relación de repulsión mutua, para poder sufragar los gastos causados por su madre en un accidente de coche mientras conducía ebria.
Una fascinante puerta de entrada tanto al oscuro universo de H. P. Lovecraft como a la mordaz prosa de Michel Houellebecq.
Michel Houellebecq descubrió los cuentos de Howard Phillips Lovecraft con dieciseis años y volvió a menudo a los grandes textos del maestro del terror cósmico. ¿Que tenía Lovecraft como para provocar aquella fascinación en alguien aparentemente tan ajeno a los mitos de Cthulhu? La respuesta a esta pregunta guía un profetico ensayo en el que la visión de Houellebecq sobre el oficio de la escritura ilumina tanto la obra del autor estadounidense como su propio trabajo.
Esta novela, farsa negra o tragedia rosa, proyecta la condición humana, vulnerada e inerme, sobre un degradado local nocturno madrileño donde desfilan cupletistas venidas a menos, policías, tipos grises e incluso algunas almas cándidas como la solterona Antonia y su hermano.
Desde el asiento número nueve, Poirot está idealmente ubicado para observar a los demás pasajeros del avión. A su derecha se sienta una mujer joven, claramente enamorada del hombre de enfrente. Más adelante, en la butaca número trece, se encuentra una condesa con una pasión por la cocaína mal disimulada. Al otro lado del pasillo, en el asiento ocho, una abeja agresiva molesta a un escritor de novelas de detectives. Sin embargo, Poirot no se da cuenta de que, detrás suyo, en la segunda butaca, se halla el cuerpo sin vida de una mujer.
Una de las mejores novelas protagonizadas por la dulce, intuitiva y perspicaz Miss Marple.
Los habitantes del pequeño y apacible pueblo de Chipping Cleghorn ven alterada su vida cotidiana ante un anuncio en el periódico local que reza: «Se anuncia un asesinato que tendrá lugar el viernes, 29 de octubre, en Little Paddocks, a las seis y media de la tarde». ¿Una broma infantil? ¿O un engaño destinado a asustar a la pobre Letitia Blacklock? Incapaz de resistir la curiosidad, una multitud acude al domicilio de la víctima de esa muerte anunciada en el día y la hora señalados. Cuando el reloj marca las seis y media, las luces se apagan y se oye un disparo? y los allí congregados comprobarán que lo que en apariencia no era más que una extravagancia se convierte en un asesinato que sólo Miss Marple podrá desentrañar.
Vuelve Poirot, el detective más querido de todos los tiempos, en un nuevo y diabólicamente inteligente misterio ambientado en el Londres de los años treinta.
El célebre detective belga empieza el día con mal pie: una mujer muy enojada lo espera en la puerta de su casa. Se llama Sylvia Rule y exige conocer el motivo por el cual Poirot le ha enviado una carta acusándola del asesinato de Barnabas Pandy, un hombre a quien no conoce. El problema es que Poirot no le ha mandado ninguna carta y, además, tampoco conoce al señor Pandy. Su desconcierto es total cuando horas después descubre que en su salón lo espera un desconocido que también afirma haber recibido una carta firmada de su puño y letra esa misma mañana y que, sorprendentemente, también lo acusa del asesinato de Barnabas Pandy.
¿Quién y por qué está enviando estas misteriosas cartas en su nombre? ¿Quién es Barnabas Pandy? ¿Es posible que haya sido asesinado? Y, lo más importante, ¿podrá Poirot hallar la solución al misterio sin poner ninguna vida en peligro? El misterio está servido.