Un libro que confirma a Annie Dillard como una de las más importantes escritoras vivas.
Los grandes escritores de 'nature writing' son capaces de observar la naturaleza con una agudeza singular y construir un relato que permita al lector viajar hasta esos mundos tan ajenos a nuestra cotidianeidad. Dillard, sin embargo, va más allá. Ve a través de las grietas por las que el mundo se deshilvana y se reteje, donde los fenómenos más dispares encuentran su vínculo. Dillard es hija de Thoreau, pero también del Maestro Eckhart. Es una incansable exploradora: da igual que nos hable de un viaje a las Galápagos, a la Antártida o a las colinas que la rodean: allá donde se posa su mirada la belleza del mundo arrasa sus pupilas, y sus palabras, como la mejor poesía, dan cuenta de esa lucha por transmitir el misterio último de una emoción que carece de lenguaje.
Dieciséis años atrás, Caroline Crale fue condenada por asesinar a su esposo, el pintor Amyas Crale, cuando éste estaba a punto de abandonarla por una mujer más joven. Tras morir en prisión, Caroline dejó una carta a su hija de cinco años, Carla, reafirmando su inocencia. Ahora Carla sabe que necesita la ayuda del mejor detective del mundo para volver al pasado y hallar al verdadero asesino, honrando así la memoria de su madre.
Hércules Poirot someterá a sus peculiares interrogatorios a cinco sospechosos: a Elsa Greer, la última amante del difunto; a Angela, la hermanastra de Caroline; a la señorita Williams, la institutriz; y a los hermanos Blake, uno de ellos agente de bolsa y el otro aficionado a la botánica. Todos cuentan con una coartada sólida, pero uno de ellos miente. ¿Quién será el asesino?
Hércules Poirot nunca habría pensado tener que visitar al dentista dos veces en un día. El motivo de la segunda visita fue, no obstante, bien distinto al de la primera. El famoso detective acude esta vez para examinar el escenario de un aparente suicido, el del dentista, cuyo cuerpo ha sido hallado en la consulta.
¿Por qué decidiría un dentista de éxito acabar con su vida en plena jornada? ¿Cuál es la relación de uno de los pacientes del doctor con su muerte? Le corresponde a Poirot llegar al fondo de la cuestión.
Año 2.000 a. de C., Egipto, lugar en el que la muerte da sentido a la vida. A los pies de un acantilado se encuentra el cuerpo destrozado y retorcido de Nofret, la concubina del sacerdote de Tebas, Imhotep. Joven, hermosa y de lengua viperina, la mayoría estaría de acuerdo en que ha sido el destino: ¡merecía morir como una víbora!
Desde ese instante una maldición parece cernirse sobre los miembros de la familia de Imhotep, víctima de una serie de asesinatos. Pero Renisenb, la única hija de Imhotep, su sabia abuela y el escriba del clan sospechan que detrás de las muertes no se encuentra el espíritu de la concubina que ha vuelto para vengarse, sino un asesino bastante más terrenal.
Tras sufrir un grave accidente, Ella no vuelve a escribir. Derrotada y perdida, emprende un viaje a Florencia en busca de una fascinante historia que le contó su padre y que quiere convertir en novela. En su afán por sentirse viva, crea un enigmático y silencioso personaje, La Donna di Lacrima, que recibe en un soberbio ático de la vía Ghibellina a hombres que le cuentan su vida y adoran su cuerpo y su silencio. Nadie reconocerá en ésta a la solitaria y triste escritora que restaura libros y visita cada tarde a las siete la antigua librería del Mercato Nuovo donde otro ser, un librero tan solitario y misterioso como ella, la espera.
Novela sobre la tierra y el llano venezolanos escrita por encargo, La catira es un ejemplo sin par de la maestría técnica de Camilo José Cela.
Fruto de una larga estancia en Venezuela en 1953, de la que derivó el encargo, por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, de escribir un libro que contribuyera a promover la imagen del país en el extranjero, La catira ocupa un lugar singularísmo y en cierto modo desplazado en la trayectoria de Camilo José Cela. No solo constituye su único intento de escribir una «novela de aventuras», «una novela novelesca» y «obediente a los preceptos clásicos del género»; es además un osado intento de captar el habla y la compleja realidad de Venezuela, lo que puso a Cela en el ojo del huracán de una feroz y apasionante polémica, que marcó sus rumbos como escritor.