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STRANGE HOUSES

Una siniestra habitación oculta. El espacio hueco entre dos tabiques. Una trampilla que no se sabe adónde da… Todas las casas esconden secretos, pero algunos son mucho más oscuros que otros. El análisis meticuloso del plano de una vivienda conduce, en los primeros compases de esta novela, a una conclusión inquietante: ¿alguien la ha diseñado para que en ella se cometan crímenes impunemente? Y, si es así, ¿podría haber otras casas tan extrañas como esa repartidas por todo Japón?
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SIETE CASAS VACIAS

Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial. Samanta Schweblin nos arrastra –desde hace diez años– hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan. La prosa afilada y precisa de Schweblin, su capacidad para crear atmósferas densas e inquietantes, y la estremecedora gama de sensaciones que recorren sus cuentos han hecho a este libro uno de los más importantes de la última década.
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MIENTRAS RESPIRES ESTAS A TIEMPO

A sus treinta y tres años, la vida de Eva se detiene. Lo único que puede salvarla es un trasplante de corazón, pero dispone de muy pocos días para conseguirlo. Poco tiempo para su cuerpo, que se debilita, mucho tiempo para su mente, que se fortalece. Aislada y en completa soledad, Eva solo se tiene a sí misma, una libreta y un lápiz. Entonces comienza a escribir cartas a quienes culpa de su malestar: sus ex. Y mientras escribe, se da cuenta de que en la quietud mental encuentra las respuestas a las preguntas que la han acechado toda su vida; que cada palabra tiene consecuencias, y cada silencio también; que la cura para el mal de amores está en la soledad, y que no es lo mismo vivir que sentirse viva.
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MAFALDA 7

Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
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MAFALDA 8

Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
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MAFALDA 9

Mafalda es, junto a sus amigos Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, un símbolo de nuestra sociedad. Una niña inconformista, solidaria y sensible que nació en 1964, como decía Quino, como "una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo". Desde el principio dio muestras de un gran espíritu crítico, y ya en sus primeras viñetas le construía un diván a su muñeca para psicoanalizarla. Hoy Mafalda sigue invitándonos a pensar, a huir del prejuicio, a amar y a soñar con un mundo mejor, y seguimos acudiendo a ella para conseguir entendernos a nosotros mismos y al loco mundo en que vivimos.
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