Cuando Virginia Woolf publicó Las olas, había cumplido cuarenta y nueve años.
Partiendo de esta etapa de madurez y experiencia, la prosa de Virginia Woolf recurre al monólogo interior para sumergirnos en la vida de seis personajes, desde la infancia hasta la vejez.
Más que ante una novela, el lector se halla frente a una urdimbre de formas, sensaciones, colores y sonidos que siguen la cadencia y el compás de las olas: siempre iguales, siempre diferentes, omnipresentes.
El texto de Woolf fluye, al igual que esas olas, de manera fugaz, eterna, y convierte esta novela en una obra clave para comprender la literatura del siglo XX.
«La señora Dalloway dijo que iría ella por las flores.»
Clarissa se prepara para dar una fiesta y, en su camino, se cruzan antiguos amantes, amistades de infancia y un excombatiente suicida.
Bajo su aparente sencillez, esta premisa oculta una estructura compleja, en la que el pasado y el presente se entrelazan en un intricado juego narrativo. La autora emplea la cadencia rítmica de su prosa—que fluye como las conciencias de sus personajes—, los saltos temporales y los diferentes puntos de vista para demostrar que tras el mundo figuradamente ordenado que rodea a Clarissa subyace un caos interior.
En esta novela, Virginia Woolf rompe con la narrativa británica tradicional y propone una magistral reflexión sobre el paso del tiempo, el feminismo y la locura.
La historia de Frida como nunca te la habían contado.
Una declaración de amor al arte, a la feminidad, a la libertad y al valor de luchar por ella.
México, 1925. El gran deseo de Frida es ser médico, pero un terrible accidente le impide vivir su sueño El azar la une a Diego, una de las grandes figuras en el mundo de la pintura. Frida y Diego se enamoran al instante y él la convence para que se convierta en artista.
Frida sigue sus propias ideas, intuiciones y sueños, y consigue triunfar con un estilo único, con una fuerza nunca vista. Pero el dolor del amor fallido es insoportable y ella, que superó las limitaciones de su propio cuerpo, se tambalea ante las infidelidades de Diego. Hasta que llega el día en el que tiene que tomar la decisión más importante de su vida. Y al hacerlo comienza a forjar su leyenda y a alzar la voz en nombre de las mujeres que permanecen a la sombra de cualquier varón.
En el planeta Eltanin, una colonia de terráqueos de la Liga Planetaria está al borde de la extinción debido a las duras condiciones de vida del planeta y a una amenaza inesperada. No tienen otros vecinos que los nómadas primitivos, que, aunque temen a los terrestres, se instalan en las cercanías de la colonia durante los crueles inviernos que duran quince años.
En el invierno que se avecina, un riesto hasta ahora desconocido se cierne sobre todos ellos. Las hordas bárbaras del norte, los criminales espectros de la nieve, se acercan a la colonia, y si los terrestres no se unen a los nómadas, superando seis siglos de desconfianzas, éste puede ser el último invierno para todos ellos.
Tras perder la guerra contra Titán, la Tierra ha quedado cubierta de radiación y la mayor parte de la población superviviente es estéril. Las babosas alienígenas que gobiernan el planeta obligan a los humanos a participar en un juego complejo e interminable en el que se apuestan dos activos muy importantes: tierras y esposas. Pete Garden acaba de perder a Freya y el territorio de Berkeley, en California, pero tiene un plan para recuperarlo todo. Si no se lo impiden los aliens, los traidores psíquicos o su nueva mujer.
Los jugadores de Titán es tanto una sátira como una aventura, un libro en el que se examinan los vínculos que unen a las personas y los exasperantes pecados veniales de los burócratas, ya sean éstos humanos o babosas alienígenas.
Llueve en la taza reúne más de treinta poemas del gran escritor danés Henrik Nordbrandt publicados entre 1969 y 2007.
Como señala Juan Marqués en el prólogo a esta edición: «Si hablamos de intimidad, ficción y talento, entramos ya de lleno en territorio de Henrik Nordbrandt, cuya estatura poética es tan inmensa como discreta: es un talento que no atropella, un talento que llega muy alto sin dejar de hacer sonreír. Uno se siente bien mientras lee a Nordbrandt, se tiene la sensación de estar siendo invitado a participar de un discurso civilizador y pacífico, de una poesía que resulta amable incluso cuando quiere ser dura, de unas palabras justas».