Carlos Pellicer (Villahermosa, entonces San Juan Bautista, 1897-Ciudad de México, 1977). Poeta, escritor, museógrafo y político mexicano, autor de títulos como Hora de junio, Subordinaciones o Práctica de vuelo. Considerado como una voz imprescindible de las letras mexicanas y, en general, de la lengua española en el siglo XX, este volumen ofrece al lector una sustantiva muestra antológica de toda su obra poética.
Tar es el tercer hijo de una familia que aumenta cada año, con un padre que es un simpático tarambana incapaz de ganarse el sustento y una madre abnegada y silenciosa que siempre tiene un bebé nuevo entre los brazos. Tar crece intentando comprender las cosas por sí mismo, pero cada día es un nuevo motivo de asombro y estupefacción. ¿Por qué no hacerse grande de una vez en lugar de esperar a cumplir años? ¿De qué hablan las niñas cuando están solas? ¿Cómo murió la anciana hallada entre la nieve? ¿Cuál es el misterio de las mujeres? ¿Qué es ese pequeño extra que convierte a un caballo en ganador?
La correspondencia cruzada entre la novelista Carmen Laforet y el crítico de la cultura Emilio Sanz de Soto confirma que Laforet, pese a su mutismo publicitario, no renunció hasta el final a su ejecutoria de escritora, y recupera parte del tejido de la memoria de Sanz de Soto, tan carente de registros en letra impresa. La libertad fue la meta vital de ambos y la dificultad de encontrarla en la España de su época, el argumento central de sus respectivas biografías. Odiaban ser dirigidos y dirigir, y les gustó relacionarse con gente libre. Eran dos seres dotados de narración. Creían en la aristocracia de los sensibles, de los considerados, de los valerosos. Todo lo humano les parecía comprensible, sin etiquetas, sin el poder reductor de esencialismos identitarios. Este epistolario es también la historia de «una amistad amorosa», un concepto y una experiencia de difícil absorción en la cultura española, pero que continuamente estuvo en boca y en vida de Emilio Sanz de Soto y Carmen Laforet. La lectura de estas cartas está presidida por una perentoria necesidad de diálogo que nos remite al hermoso ensayo de Virginia Woolf, The Humane Art, en el que concibe el género epistolar como el arte más humano, al hundir sus raíces en «el amor a los amigos». Estas cartas inéditas son las que cubren un mayor lapso de toda la correspondencia de Carmen Laforet (desde diciembre de 1958 a agosto de 1987) y contribuyen a un mejor conocimiento de la escritora de Nada y de las «memorias literarias vivas» de un testigo excepcional de la cultura española del medio siglo: Emilio Sanz de Soto.
Falta poco para que terminen de construir la autopista que dividirá este barrio lleno de edificios en ruinas. Y ahora mismo tú estás ahí, en la quinta casa desde la izquierda, luchando por sobrevivir. Eres I. Ramey. La víctima de una apuesta letal entre dos dioses manufacturados: la fascinante Roxy (OxyContin), que está en plena forma, y el triunfador Addison (Adderall), que ansía adrenalina.
La apuesta, el reto de quién lleva primero su marca a «la Fiesta», es una carrera hacia el abismo. Y al final tú no puedes evitarlo: te deslumbra lo que prometen la oxicodona y las anfetaminas.
Pero en esta historia hay dos I. Ramey: Isaac, un jugador de fútbol lanzado a la órbita de Roxy por una mala caída y un mal consejo médico, y su hermana Ivy, cuya creciente frustración con su TDAH la lleva a retomar su relación con Addison. ¿Cuál eres tú?
Los poetas feroces cuentan lobos para dormir es un homenaje a la poesía y, muy especialmente, a los poetas que mantuvieron desigual debate entre poesía y vida. Con soltura y atrevimiento, huyendo de tópicos habituales, desde ángulos novedosos sabe reflexionar y dar la vuelta a la realidad preconcebida. Su humor y aparente despreocupación están, sin embargo, teñidos de amargura, pues sus poemas no dejan de ser sino una tentativa de lo infinito inalcanzable; la constatación de que, a la postre, la vida es mucho más que la poesía.
En 1938, tras embarcar en Nápoles con destino a Palermo, el físico siciliano Ettore Majorana desapareció y nunca nadie supo más de él. En una de sus últimas cartas, dirigida a un colega de la Universidad de Nápoles, expresaba su intención de suicidarse. Después de varias pero torpes pesquisas, la policía atribuyó esa decisión a un acto de locura; la verdad, sin embargo, no resultará tan obvia. Atraído por este extraño caso, Leonardo Sciascia ahonda en la personalidad de este joven y eminente científico, y en sus relaciones con su familia y sus colegas, para apuntar otras hipótesis. En esta «novela filosófica de misterio», como la define el propio autor, saldrán a la luz los precoces hallazgos de Majorana en torno a la energía atómica y su poder destructivo, de aterradoras consecuencias en la Europa de Hitler y Mussolini. Tal vez en todo ello, unido a su condición de genial hombre de ciencias, radique la clave de la desaparición más misteriosa de la historia científica del siglo xx.