La nostalgia y el suspense se darán la mano en las páginas de este adictivo misterio.
En los años finales de la dictadura de Franco, Madrid está viviendo una ola de muertes que han sido catalogadas como suicidios y accidentes. Todas ellas son mujeres jóvenes, y salvo Lucio Garza, un sagaz médico forense, nadie ha encontrado una relación clara entre sus muertes. Todo cambiará cuando Lucio descubra el terrible modus operandi del asesino, una muerte realmente cruel endulzada con caramelos de violeta.
Pero el inesperado asesino no será el único enemigo que Lucio encontrará en sus investigaciones. También deberá enfrentarse a la estrechez de miras de la época, los recelos de sus superiores y a una asfixiante autoridad que todavía no concebía el concepto de un asesino en serie. Sin embargo, no estará solo: contará con la ayuda de Teresa, su inteligente esposa, y de sus siete hijos, tan deseosos como sus padres de participar en la investigación. A ellos se les unirá un atípico compañero, Félix, un policía de la brigada de investigación criminal, que ayudará a Lucio Garza en sus pesquisas. Unas pesquisas que sacarán a la luz un oscuro secreto familiar que hunde sus raíces en la guerra civil.
Las razones de Olivia Casanova terminan animando al joven Teo del Valle, quien acepta ser su “escritor fantasma” a cambio de una importante suma de dinero. Convencido de que por fin la vida le sonríe, accede a viajar con ella a León, su ciudad natal, para ambientar la historia. La sorprendente aparición en el lugar de su amiga Aitana lo cuestiona todo y le abre los ojos: esa mujer no lo quiere por sus cualidades literarias; sus intenciones son otras y entre los dos se proponen averiguarlas.
Así, a medida que van investigando, descubrirán un pasado que Teo desconocía. Una aventura que unió las vidas de ambos mucho tiempo atrás y les dejó una huella imborrable. Sin embargo, la aventura resultará más peligrosa de lo que Olivia Casanova podía imaginar.
Una entretenidísima novela contemporánea que narra una historia de amor e infidelidad en el marco del proceso de escritura de una novela.
Grace es apenas una adolescente cuando pierde a su madre y a su abuela en su Virginia natal y debe mudarse a Brooklyn con su tía, una mujer ambiciosa que ve en la joven una amenaza al estatus social que tanto ha luchado por conseguir. Sintiéndose una extraña entre la incipiente clase alta neoyorkina, el único refugio de Grace será Dale. Hasta que descubra que está embarazada y todo a su alrededor se derrumbe.
Delores es hermosa, inteligente y feroz, pero nunca lo ha tenido fácil. Poco después de llegar a Nueva York, se ve obligada a dejar atrás sus sueños para sobrevivir: su única opción será casarse y formar una familia, aunque deberá recurrir al engaño para lograrlo. Cuando los secretos empiecen a salir a la luz y su familia se desmorone, Delores luchará por mantener unidos a los suyos.
Un clásico del terror, ahora en formato novela gráfica.
Robert Neville es el único superviviente de un despiadado virus que ha asolado el planeta, convirtiendo al resto de la humanidad en vampiros. Su existencia —depresiva y crepuscular— se ha reducido a combatir a estos seres sanguinarios, quienes tratan desesperadamente de darle caza, ya que, para ellos, él es el verdadero monstruo.
Todo un clásico en su género, éste es un perturbador relato sobre la soledad y el aislamiento y una reflexión sobre los binomios como normalidad y anormalidad, bien y mal, que se evidencian como una mera convención derivada del temor y el desconcierto ante lo diferente.
Sergio Hernández y Toni Caballero (Backhome, Planeta Manga), reimaginan el clásico de terror de Richard Matherson con un estilo pop repleto de colores y eclecticismo.
Soy Leyenda está considerada la mejor novela de vampiros del siglo XX y ha inspirado tres películas, la más reciente, protagonizada por Will Smith.
En noviembre de 1914, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Stefan Zweig anotó en sus Diarios: "He tenido que escribir a Romain Rolland, necesitaba desahogarme con un amigo. Aquí nadie me entiende: carecen de la voluntad firme de ser justos". Y precisamente ese elevado sentido de la justicia, así como su fervorosa defensa del pacifismo y de los ideales humanistas, unió al futuro Nobel francés con su más fiel discípulo austríaco. Ambos se pronunciaron públicamente contra la contienda, denunciando en sus cartas las noticias falsas, el odio entre naciones y el egoísmo de los que guardan silencio.
Georg Heym (1887-1912) forma parte de la llamada primera etapa del Expresionismo alemán (1910-1914). A pesar de su muerte prematura con solo veinticuatro años, Heym ocupa un lugar destacado entre los grandes nombres de la literatura expresionista como Gottfried Benn, Georg Trakl o Else Lasker-Schüler. Umbra vitae, publicado de manera póstuma el mismo año de su muerte, es la obra que lo consagra. Los poemas de este libro, más maduro y osado que El día eterno (1911), recogen una atmósfera de amenaza y peligro que se agazapa en la sombra, envolviendo al poeta y revelándole como en sueños, profeticamente, los tormentos de la guerra, el sufrimiento y la aniquilación del ser humano, y su propio final. Umbra vitae no tardó en despertar el interes del artista Ernst Ludwig Kirchner, quien realizó una serie de grabados en madera para la reedición del libro en 1924.