El detective Pepe Carvalho se enfrenta a una crisis internacional en Barcelona. Una operación de desestabilización política está en marcha y todo puede ocurrir en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. El detective deberá desenmascarar a los villanos antes de que Estados Unidos lance sus misiles, porque su vicepresidente, que no está familiarizado con la geopolítica, cree que Bagdad está al lado de Barcelona.
En la línea de la fábula satírica, en los límites de la melancolía y el sarcasmo, Carvalho protagoniza un ajuste de cuentas con el año prodigioso, 1992, desde la perspectiva de un mundo en crisis que ha olvidado todos los autos sacramentales de la modernidad.
«No soy epiléptica, tengo epilepsia». Esta aseveración, pronunciada con la furia eléctrica que habita en Lily, la protagonista de este libro, es una de las múltiples puertas de entrada a una historia, jamás mejor dicho, deslumbrante. Una novela donde la enfermedad es presente cotidiano, la búsqueda convierte al pasado en futuro inmediato y las relaciones humanas se enfrentan a su condición determinante: la ruptura constante y repetida que antecede a la reconstrucción. Aunque se ha dicho hasta el cansancio que leer es habitar un espacio diferente, encontrar un libro que encierra al lector en los acontecimientos narrados es tan extraño como doloroso, más cuando se trata de vivir una enfermedad que no nos ha sido destinada, padecer la urgencia de una investigación que de testigos nos convierte en cómplices, experimentar la dualidad amor-odio que gobierna las relaciones de Lily con los otros, pasear por un Londres que se come a sí mismo y a sus habitantes, deambular por los pasillos de hospitales que parecen cementerios. Ray Robinson, en su primera novela, ha logrado lo que tantos escritores buscan durante toda su vida: entregar a sus lectores una experiencia sinestésica, una historia absoluta. Hacernos sentir las descargas de energía que recorren la piel en un ataque, inmovilizarnos los brazos y las piernas, descontrolar el castañeo de nuestros dientes, deslumbrarnos con la luz blanca y destellante que lo gobierna todo mientras la electricidad toma posesión de nuestros cuerpos.
La delicadeza en estado puro: naturaleza y lirismo
Flores es un breve y delicado libro compuesto por 42 poemas. Este poemario de Nieves Pulido, de clara influencia oriental, explora las correspondencias y tensiones que se dan entre poema y naturaleza, lenguaje y realidad. Ordenados a modo de manual botánico, los poemas van acompañados por las bellas ilustraciones de Eire (Irlanda Tambascio), que aparecen como una auténtica y logradísima reproducción de las flores originales.
Las joyas son fieles guardianas no solo del paso del tiempo, sino de los grandes secretos de amor y desamor de quienes las han llevado. Las reinas las han lucido como amuletos y también como signos de poder.
En estas páginas se da una visión diferente y original de Victoria Eugenia de Battemberg, la última reina española antes de la Segunda República. Llegó de Inglaterra a España en 1906 para contraer matrimonio con Alfonso XIII, trayendo consigo un aire nuevo a la Corte y suscitando muchas críticas por lo que se consideraban transgresiones. Entre conspiraciones políticas, atentados, desengaños y el exilio, transcurrió su existencia.
Mientras su vida se iba desmoronando debido a la enfermedad de la sangre que heredaron algunos de sus hijos y a las constantes infidelidades del rey, su joyero, Ramiro García-Ansorena, le fue enseñando la historia y la vida de las reinas de España a través de sus joyas. También le hizo comprender que los diamantes, las perlas y las piedras preciosas serían su fuerza y su seguridad: «Una joya es lo único que dura para siempre». Su extraordinario collar de brillantes fue creciendo a la par que el desamor del rey hacia ella, ya que él le regalaba joyas para comprar su perdón.
Victoria Eugenia, Ena, dejó en su testamento las «joyas de pasar» que hoy están en manos de la reina Letizia. Todas ellas albergan secretos, algunos terribles. Como dice la protagonista: «¿Es cierto que ser reina no da la felicidad».
En una noche sin luna, a principios del siglo VIII, nace en el Reino de Asturias Huma, hija y única heredera de la sacerdotisa del castro de Coaña, marcada por una profecía y una maldición.
Al mismo tiempo, en Recópolis, ocupada por los musulmanes, el joven Ickila sueña con emigrar al norte y unirse a los cristianos en su lucha contra los sarracenos que dominan casi toda la península. Por eso, cuando tras una reyerta se enfrenta al destierro, decide buscar fortuna al otro lado de las montañas, donde el príncipe Alfonso acaudilla un ejército de astures, cántabros y godos empañados en resistir sin someterse ni pagar tributos.
El destino teje sus hilos para unir a Huma e Ickila, al pueblo visigodo con el astur, en dos historias entrelazadas que realmente forman una sola.
Isabel San Sebastián crea en Astur una crónica arrebatadora en la que historia y leyenda transportan al lector al corazón de una epopeya apasionante.
Nunca he creído en el horóscopo. ¿Sabéis por qué? Porque te dice que estás viviendo un periodo favorable, te da tres estrellas en salud, dinero y amor y, sin embargo, tú te sientes como un trapo viejo, tu vida sentimental es un desastre y tu trabajo pende de un hilo.
¡Bienvenidas al club de las desdichadas intergalácticas!
Me llamo Alice y hasta hace unos meses mi autoestima estaba por los suelos. Mi ex estaba a punto de ser padre y por la cadena de televisión en la que trabajo acababa de aparecer un nuevo jefe con una sonrisa imposiblemente sexy y el apodo de «el cortador de cabezas». Lo último que necesitaba.
Entonces a mi vida llego Tio, mi entrenador astrológico personal, para convencerme de que mis problemas no eran debidos a un complot cósmico sino a la posición de los planetas en mi carta astral. Así que lo único que podía hacer era ponerme en sus manos y averiguar qué sorpresas me tenían reservadas las estrellas.
Y os aseguro que lo que descubrí fue mucho más que eso porque, quizá, cuando se trata de amor... el destino no está escrito en el cielo.