Si piensas que no hay nada más conmovedor que el cuento de La bella y la bestia, es porque aún no conoces la historia real.
1537, isla de Tenerife. Un grupo de mujeres, mientras entonan antiguos cantos, forman un círculo alrededor de una joven parturienta. Sus alaridos resuenan en todo el valle. De repente, se hace el silencio. Y un último grito desgarrador…Entre las cobijas que debían arropar a un bebé, asoma lo que parece una
pequeña mano cubierta de pelo. Ha nacido Petrus Gonsalvus, un rey guanche. Y esta es su historia…
Rechazado por su pueblo, que lo considera un ser demoniaco, Petrus acaba en la corte de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, a donde llega como un obsequio para el rey. Allí lo tratan como una simple mascota para divertimento real. Sin embargo, el monarca ve en él el brillo de una inteligencia despierta
y sensible, y decide acogerlo bajo su protección.
Petrus conoce entonces a Diana, hija bastarda del rey, que se convertirá en su amiga, cómplice y confidente. Los dos aprenderán a desenvolverse en la corte y lucharán por encontrar su lugar en ese mundo que los margina. Hasta que se cruza en su camino Catherine, una hermosa dama de compañía de la reina, elegida para ser la esposa de Petrus. Él se verá obligado a tomar una difícil decisión…
Michael Hudson acaba de salir de la cárcel. Se ha librado de una condena larga gracias a Phil Ornazian, un detective que ha movido los hilos para que retiren la denuncia que pesaba sobre el chico. Decidido a reformarse, Michael quiere buscar un trabajo honrado y llevar una vida tranquila en Washington D. C. Pero Ornazian quiere que le devuelva el favor, y le presiona para que le ayude a dar un último golpe…
Freddy Frenger, Jr., un encantador psicópata de California, acaba de aterrizar en Miami con los bolsillos llenos de tarjetas de crédito robadas y ganas de armarla gorda. Después de una condena en San Quintín, quiere empezar de nuevo en otro estado sin que lo consideren reincidente. En su camino se cruza el sargento Hoke Moseley, un policía con una vida desastrosa, un coche abollado y un aspecto desaliñado, pero implacable en su trabajo. Criminal y policía intuyen que la ciudad no es suficientemente grande para los dos, pero Freddy es quien golpea primero: le roba al sargento su placa, su arma y su dentadura postiza. El duelo está servido.
Divertidísima, adictiva y rebosante de opulencia, esta novela es una mirada indiscreta y bastante loca al mundo de los superricos asiáticos.
Cuando la neoyorquina Rachel Chu acepta pasar el verano en Singapur con su novio, Nicholas Young, imagina un hogar familiar humilde y tiempo a solas con el hombre con el que espera casarse. Pero Nick ha olvidado facilitar ciertos detalles a su novia. En primer lugar, que la casa en la que creció parece un palacio; segundo, que está más acostumbrado a viajar en aviones privados que en coche; tercero, que, aparentemente, es el hombre soltero más codiciado del país.
Y, tan pronto como aterriza de su brazo, Rachel se da cuenta de que en ese mundo de riqueza inimaginable sus vacaciones acaban de convertirse en una delirante carrera de obstáculos.
Pasar las manos sobre el cuerpo inerte
de este siglo maltrecho, de esta herida callada
que viste los silencios de cuchillos
y me acompaña cerca cuando viajo
más allá de la línea de costa
que hace equilibrio en tus ojeras.
Entonces aparece el perfil nítido
de la ciudad perdida y pienso en cómo
he llegado hasta aquí, a este lugar
donde el tiempo desnuda el desconsuelo
y la felicidad sabe prender
en los vasos vacíos de la noche.
Y cuando nada quede del naufragio,
haré memoria con los pies
haré memoria donde la ciudad
prenda su cabellera y de su caos
pueda inhalar
la certeza de un puzzle revelado al instante.
COMO quien debe recorrer
muchos kilómetros
para cumplir un conjuro,
llevo las semillas
de la selva lacandona
al Viejo Mundo
y las pierdo allí.
En el viaje tenemos la sensación
de que todo está por hacerse,
que podemos ser otros,
que el deseo no ha muerto.
Vamos de un país a otro
sin volver a casa
y sentimos que somos
dos veces extranjeros.