«Pasaron el tiempo y una multitud de cosas, tantas que ahora forman un torbellino. Estoy aquí solo, la sombra del cuerpo se ha ido alargando, a la vez que vuelven a mí mechas sueltas de aquellos tiempos».
Un hombre regresa, después de mucho tiempo, a su lugar de origen y, apostado en un punto desde el que puede ver todos aquellos sitios que marcaron su vida -su hogar, la escuela, donde jugaba con sus amigos, donde experimentó el dolor, la violencia, el miedo y el odio-, recuerda su infancia y esa frontera vital que es el paso a la adolescencia.
Mil doscientos pasos es la distancia exacta que separa a este hombre de la casa familiar en esta historia de iniciación, de amistad, de descubrimiento de la vida y también de la maldad, de secretos no confesados por el temor a las consecuencias. Esta novela es el relato emocionante de un momento crítico de nuestro pasado: los años duros y oscuros de la posguerra.
Un regalo delicioso para los amantes de los libros y los gatos, por la autora de La elegancia del erizo.
La escritora... ¡qué ser tan misterioso! Sin embargo, si preguntáramos a sus gatos la entenderíamos mucho mejor. A través de las voces de sus aliados gatunos, Muriel Barbery revela el backstage de la creación literaria: cada uno de sus cuatro cartujos tiene su propio carácter pero todos han extendido el amor hacia su dueña hasta el punto de aprender a leer convirtiéndose, en la sombra, en sus asesores literarios.
Un delicioso y delicado relato que rinde homenaje a la poesía de la vida cotidiana, a la filosofía japonesa y al ingenio y el humor mordaz de los gatos, acompañado de las refinadas ilustraciones de Maria Guitart.
«Hace poco un amigo me dijo que todavía sueña con la escolanía, con los pasillos por los que nos movíamos. Siempre que me junto con la gente de entonces las conversaciones acaban tratando sobre aquellos años, y así las historias se mantienen frescas. Creo que desde entonces he comido coliflor muy pocas veces. Le cogí manía. ¿Te acuerdas de la cubierta de bechamel? No sabíamos lo que había debajo. Veíamos las bandejas al entrar al comedor y pensábamos que eran canelones, y luego era una decepción cuando nos servían. [...] También me ocurre que hay conocidos de aquel entonces que han seguido trabajando en el mundo de la música, y cuando me topo con ellos empezamos a contar batallitas, y al final hay una red tan grande de recuerdos y anécdotas que uno no sabe dónde acaba aquella época y empieza esta, lo que sea que esté pasando ahora».
Me llamo Nina Chou y he decidido vivir mi vida, no la que quieren los demás.
Llevo un tiempo sintiendo que debo encontrarme a mí misma en lugar de hacer lo que mi familia espera que haga. Por eso interpreto el papel de buena hija… Todos creen que ayudo a mi hermana en la peluquería cuando no estoy trabajando en el restaurante chino de mis padres.
En realidad, estoy cursando Química en la universidad y, además, en mi tiempo libre, digamos que también estudio la reacción del amor. Y ahí es donde entra Rubén, un matemático friki del que me he colgado y que me hará entender, en la complicada ecuación que supone mi día a día, lo mejor y lo peor de nuestras culturas.
Nina Chou es una joven de origen chino que vive en Usera junto a sus padres. Su hermana Fang está felizmente casada con un joven médico chino y tiene una peluquería. Nina trabaja por las noches en el restaurante chino que regentan sus padres, que no ven el momento de que se case y le organizan un sinfín de citas a ciegas. Pero durante el día, y sin que ellos lo sepan, Nina estudia química en la universidad. Cuando un día, al doblar una esquina, se choca de frente con un apuesto joven, Rubén, el amor se instalará en sus vidas. ¿Podrán superar las barreras raciales y culturales? ¿Aceptará la estirada madre de él a una muchacha china como ella? ¿Aceptará la madre de ella a un occidental que además es su profesor de matemáticas? ¿Conseguirá Nina cumplir sus sueños y alcanzar sus metas sin defraudar a sus padres?
Un viaje alrededor del mundo tras los pasos del creador de Corto Maltés.
«Más de veinte años después de la muerte de Hugo Pratt, ni su máximo héroe ni su obra han envejecido un ápice, las aventuras de Corto Maltés continúan desafiando el tiempo».
Le Monde
«Cuando quiero relajarme leo a Engels, cuando quiero algo serio leo a Corto Maltés».
Umberto Eco
Esta es una biografía de aventuras, la celebración de ese mundo sin fronteras que fue la vida y la obra de Hugo Pratt, un particularísimo y seductor universo que se burla de la distinción entre la cultura noble y la popular, en el que conviven con naturalidad las civilizaciones del pasado y las del presente, la utopía y el pragmatismo, la acción y el desapego, la bufonería y la melancolía, el comportamiento caballeresco y la codicia, el amor y las ganas de escapar de él... Siempre a través de un dibujo que parece negarse a elegir entre la abstracción y lo figurativo, mediante la audacia de los encuadres, de las elipsis y de una dimensión poética que lo han convertido, como el propio Pratt proclamaba, en auténtica «literatura dibujada».
Sicilia, primera mitad del siglo xviii. Mientras en Europa se imponen las ideas de la Ilustración, en Palermo Marianna Ucrìa, hija de una familia noble, está destinada al matrimonio o a la clausura, como todas sus primas y hermanas. Los matrimonios y la vida monacal tienen que servir a los intereses de los Ucrìa, que se van emparentando de este modo con las grandes familias palermitanas. Pero Marianna es sordomuda y para comunicarse debe aprender a expresarse a través de la escritura. A los trece años la casan con un tío suyo, hermano de la madre, y trae al mundo hijos, como de ella se espera, pero su vida sólo se enriquece gracias a la lectura. Así logra conocer el mundo más allá de los estrechos confines en que la encierra su cotidianidad. A pesar de todo, Marianna conocerá el verdadero amor y su actitud provocará el escándalo. Es ésta la historia de una mujer extraordinaria, antepasada de Dacia Maraini, que sabe afrontar la vida con valentía y pasión en un universo fastuoso en las entrañas del cual reinan sin embargo la sordidez y la mezquindad.