Una novela romántico-erótica que pone especial atención al miedo a enfrentarse al abandono o a no ser querido.
Julio no está pasando por su mejor momento. Su mujer le ha pedido el divorcio y a él se le ha caído el mundo encima, no por el hecho de que se les haya acabado el amor —hace años de eso—, sino por todo lo que conlleva: tres días a la semana deberá hacerse cargo, él solito, sin ayuda de nadie, de sus hijas y de su hermano, un adolescente insoportable. Y, precisamente, no es que los conozca demasiado bien —más bien nada— o sepa cómo interactuar con ellos. Al fin y al cabo, siempre ha trabajado muchas horas y apenas estaba en casa, lo que hasta el momento le había venido de maravilla para evitar a su familia.
Mor es la buena amiga a la que todos acuden cuando están mal, pero a la que olvidan cuando todo va bien; a la que siempre ven como compañera y jamás como posible amante. Es amable, alegre y positiva, y sabe ver el lado bueno de las cosas, incluso de un hombre que no tiene ni idea de ser padre ni hermano. Su pasión son los niños con los que trabaja en Intervenciones Terapéuticas Asistidas con Caballos. Y está harta de ser invisible.
¿Qué ocurrirá cuando los caminos de Julio y Mor se acaben cruzando?
Después de un año nada es igual que antes y aunque es cierto que no podemos cruzar dos veces el mismo río, hay ríos que necesitamos cruzar más de una vez.
Una tierna y profunda historia sobre el amor entre dos chicas que buscan su lugar, por el autor de La edad de la ira.
Decálogo para ser nosotras:
1. No nos haremos daño con lo que sí valió la pena.
2. No nos castigaremos con el silencio.
3. No nos callaremos lo que importe decir.
4. No nos obligaremos a hablar cuando no queramos hacerlo.
5. No daremos explicaciones si no nos ayudan a ser.
6. No trivializaremos lo que fuimos.
7. No haremos caso a quienes nos aconsejen sin conocernos.
8. No dejaremos de intentar conocernos.
9. No nos asustaremos cuando nos hayamos conocido.
10. No dejaremos nunca de cruzar el río de las primeras veces.
Carla & Joana
Una tierna y profunda historia sobre el amor entre dos chicas que buscan su lugar.
El dolor, como el amor, es una fiera indomable que araña y sana a partes iguales.
Eran cómplices de aventuras. Como Los Cinco, esas novelas juveniles de unos amigos inseparables. Lo fueron hasta que un segundo lo cambió todo. Los veranos de la infancia, la vida sin prisas y aquella amistad que parecía eterna estalló en un coche una madrugada de invierno. El peso de la culpa dinamitó sus sueños y dejaron de verse. Pero la delirante promesa de celebrar juntos el cuarenta cumpleaños de un muerto volverá a reencontrarlos veintiún años después. Ha pasado demasiado tiempo. Se han convertido en desconocidos, pero todos deciden cumplir y pasar cuatro días juntos para redescubrirse y comprobar que más allá de la muerte, más allá del dolor, está la vida y esa amistad que les pertenece y ha dado valor a su supervivencia.
Las olas del tiempo perdido nos traslada a los veranos de la niñez, aquellos que creímos infinitos. Un tiempo que nos recuerda la importancia de pertenecer, de volver a la tribu, de recuperar, siendo adultos, a los niños que fuimos.
El dolor, como el amor, es una fiera indomable que araña y sana a partes iguales.
La canción es infinita una vez que todas las madres del mundo se ponen a cantarla. No hay rimas suficientes...
Hay familias cuya historia es, en cierto sentido, la de todo un país. O la de un siglo entero. Esto ocurre con la de los Vias desde los últimos años de las colonias americanas hasta finales del XX, atravesando la España finisecular y el declive del imperio, pero también la guerra del Rif, la República, la guerra civil y sus consecuencias, la dura posguerra, el desarrollismo de los sesenta... Esta novela se asienta sobre la memoria de la autora: son sus recuerdos y también los relatos que se contaban en su casa, los que siguen narrando para siempre, al oído, atropellándose en ocasiones, todas aquellas voces de otra época.
Un hilo invisible une tiempos, lugares y personajes enLa voz de entonces, la historia de varias generaciones de Vias marcadas por sus mujeres, las madres que, con su fuerza irreductible, alumbraron a la familia para llegar hasta los albores del siglo XXI.
La magia existe... pero no conviene fiarse de ella. Eso lo sabe muy bien Lizbeth Rose, una joven mercenaria que se gana la vida como puede entre los restos de lo que queda en pie de Estados Unidos. Lizbeth recibe una oferta de trabajo por parte de un par de magos rusos para ser su guía y guardaespaldas mientras buscan, entre los pueblos que siguen la frontera con México, a un practicante de la magia de bajo nivel llamado Oleg Karkarov. Los magos creen que Oleg es descendiente directo de Grigori Rasputín y que la sangre de Oleg puede salvar la vida del zar. A medida que este peculiar trío avanza, se hace evidente que una poderosa fuerza no quiere que tengan éxito en su misión. Lizbeth es una mercenaria que nunca le ha fallado a un cliente, pero para esta vez tendrá que ponerse al límite.
Julio Cortázar merodea en los poemarios y cartas de John Keats y traza un retrato entrañable del poeta. Este itinerario multifacético tiene otros invitados, poetas y críticos literarios que los acompañan en el recorrido. El trabajo minucioso sobre la obra del poeta romántico lleva al autor a un diálogo en el que John Keats se pregunta por la tarea poética y la vida, y Cortázar responde extrayendo una verdad que hace propia a su tiempo.
La pluma de Cortázar dibuja así una Imagen de John Keats que no es una biografía, ni es un ensayo, pero que sí podría ser el diario de ese encuentro imaginario. La distancia de dos siglos que los separan se disuelve en este espacio íntimo que crea (Cortázar) como homenaje para John Keats.