En el coche que la lleva de urgencia al hospital, el rostro de Eligia se va desintegrando por el efecto del ácido. A su lado va Mario, su hijo y narrador de los hechos, que desde entonces la acompañará a lo largo del lento proceso de reconstrucción de ese rostro, sin el cual ninguna identidad sería posible, ni la de la madre ni la del hijo. Corría el año 1964. Por demasía de sufrimiento, dice Mario, la realidad de Eligia –política exiliada bajo el peronismo, funcionaria de máxima jerarquía, autora del primer Estatuto Docente– ya no era convincente.
El ataque había convertido su cuerpo en una sola negación, sobre la que no era fácil construir sentidos figurados, y esa imposibilidad se convertía para Mario en imposibilidad de pensar metáforas para sus sentimientos.
Rocío Martínez fue una belleza cuando tenía quince años, aunque ahora ha engordado demasiado y se ha visto forzada a ocultar media cara tras una máscara. Ella será la inspiradora involuntaria del atraco que David el Mono y su primo, Rubén el Chato, planean contra la organización de don Jorge Illescas, un golpe con el que costear la reconstrucción del rostro de Rocío. Don Jorge Illescas se pasa la vida viajando por el mundo, haciendo negocios de dudosa legalidad que le han labrado incontables enemigos, casi siempre acompañado por Tania, su amante, una tratante de arte. El Chino, un matón salvaje y adicto, recibe el encargo de ir tras los pasos de don Jorge, desaparecido desde hace un tiempo, con el encargo de encontrar una valiosa estatuilla que debía de estar en su poder. Y en la búsqueda de esa escultura se dará de bruces, algún tiempo después, con la familia de Rocío y el Mono.
En esta novela hay veranos, cigarrillos, piscinas, hospitales, caballos, azulejos, cemento, arena, cartas, plantas, fuego, vacaciones, amores, mentiras, verdades, vergüenzas... y también alcohol, que lo impregna todo, estropeándolo y deformándolo. Porque el padre es alcohólico. Y ella, la hija de un alcohólico. Pero ¿qué más hay detrás de ese hombre que vendía materiales de construcción y fabricaba muebles reciclando palés? A pesar de haber vivido en la misma casa durante muchos años, padre e hija apenas tienen trato. No se hablan ni se tocan, pero las miradas, los olores y los sonidos les sirven de vínculo. Y el silencio, eso que no se quiere y no se puede decir, es más un campo de batalla que una fortaleza.
Una mujer se muda a Lisboa con su familia, y en el vuelo que los lleva a la ciudad donde van a vivir un año, se da cuenta de que ha olvidado una foto: la del caballo que montaba cuando era niña. Lo que en principio parece un descuido intrascendente, provoca en ella la inquietud de que en realidad se ha dejado algo más. En una ciudad que intenta reconocerse a sí misma entre turistas y andamios, con un portátil al que le falta una tecla y una mesa de Ikea, la protagonista recupera los recuerdos que esa fotografía le ha despertado.
Ulises tiene trece años y acaba de fichar por el Barça, así que se instala en La Masia, donde espera poder alcanzar el sueño de convertirse en jugador profesional. A partir de ese momento, la ilusión de su vida se transforma en una pesadilla, presa de un entorno masculino en el que impera la ley del más fuerte y donde se sobrevive a base de esconder las lágrimas.
Escrito con una prosa quirúrgica e incisiva, Triunfador es un libro que cuestiona los valores depredadores sobre los que se fundamentan el deporte de élite y algunos de los pilares de nuestra sociedad.
Una alocada investigación sobre las cosas más serias de la vida.
Este es el libro de un escritor dispuesto a todo con tal de tener una historia que contar en su próxima novela. Después de ganar un gran premio literario, zarandeado por la presión y las expectativas, intenta averiguar ―desoyendo cualquier consejo― qué se esconde detrás de una misteriosa escena que presencia mientras pasea a su perro: un hombre llora abatido y una ambulancia asiste a una persona a las puertas del jardín de una vieja casa.
En esta alocada investigación, la vida y la literatura no tardarán en confabularse para poner a prueba este estrafalario método de inspiración que le induce a creer que la ficción es la única herramienta válida para gestionar el amor, la inexpugnable felicidad de la escritura o el devastador desgarro de la pérdida.