Un niño, que vive con sus abuelos en la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones, se mantiene atento a todo lo que ocurre en ese pequeño pueblo de la región central de Cuba. Movido por el asombro y la curiosidad, sigue con una mirada cinematográfica situaciones del presente y evocaciones del pasado.
Entre los personajes hay dos, el Ruso y Basilia, que fascinan al niño y trastocan la cotidianidad del lugar. Todo sucede durante los doce meses de 1978. Lo que dejan o se llevan los trenes y la creciente opresión, en un país que está a dos años de la crisis del Mariel, son el telón de fondo.
En Atlántida no hay línea divisoria entre el testimonio y la ficción. Aunque la mayoría de los personajes y los hechos que aparecen en la novela son reales, siempre quedan expuestos a la imaginación del niño. De no ser por eso, pudiera considerarse un libro de memorias.
En los años veinte la familia Deveraux es una de las más importantes de San Francisco. En 1929 la boda de la hija, Eleanor, con Alexander Allen, un joven y adinerado banquero, se convierte en uno de los acontecimientos sociales del año. El día más feliz de su vida, la joven luce un vestido exquisito de encaje con perlas bordadas, creación de una firma de alta costura de París. Sin embargo, poco después de las nupcias, Wall Street se desploma y las vidas de Eleanor y Alexander cambian para siempre.
A lo largo de las siguientes décadas, los Deveraux se enfrentan a desafiantes cambios sociales, políticos y económicos. No obstante, el hermoso traje de novia sigue uniendo a la familia. Pasa de Eleanor a su hija Charlotte, y más tarde a Ruby y a Kendall. Una prenda, convertida en reliquia, que se transmite a través de cuatro generaciones de mujeres, cada una con su propia historia que contar.
La poesía de Rafael Cadenas (Barquisimeto, Venezuela, 1930) se muestra en el panorama de la poesía en lengua española durante las últimas décadas, como una de las más sólidas, originales y orgánicas, y así se ha visto reconocida, pues son numerosos los premios que ha merecido.
Cada nuevo libro suyo es una sorpresa y un estímulo para la inteligencia. Su lenguaje preciso y depurado, que no concede ninguna tregua al conformismo ni a la complacencia, es una convulsión de la clarividencia y un ataque a la resignación: la palabra es la última esencia de la poesía y el único camino para reencontrarnos con el otro y con el todo.
«Juan Gabriel Vásquez ha mostrado con frecuencia su amistad con la poesía. Por eso quiero precisar que, aunque Juan Gabriel sea un gran novelista, lo que publica ahora no es un libro de poemas escrito por un novelista, sino un libro escrito por un poeta. Cuaderno de septiembre nació como una necesidad con la intención de que la poesía hiciese sus preguntas sobre los que decimos cuando decimos soy yo, sobre lo que dicen las cosas y sobre lo que saben de nosotros las palabras».
Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.
¿Houellebecq actor porno? ¿Houellebecq racista, antimusulmán y apologeta del odio? Las dos polémicas que han sacudido al autor.
Entre 2022 y 2023, el escritor se convirtió en el centro de dos polémicas que, según confiesa, le han pasado factura personal. Por un lado, el filósofo Michel Onfray mantuvo con él una conversación-entrevista en la que Houellebecq opinaba sobre la islamización de Europa y las hipotéticas reacciones violentas que provocaría: por sus palabras podía interpretarse que vinculaba a los musulmanes con la delincuencia. Se armó un escándalo y el rector de la Gran Mezquita de París amenazó con querellarse. El escritor matiza aquí sus polémicas declaraciones.
La otra controversia está relacionada con su participación en un proyecto del colectivo artístico holandés Kirac, que se anunció como una película pornográfica protagonizada por Houellebecq. El autor cuenta este caso, en el que se sintió engañado y manipulado, por lo que acudió a la vía judicial para tratar de impedir la difusión de la cinta.
¿El eterno polemista se convierte en víctima de la sociedad del espectáculo, en la que siempre se ha movido como pez en el agua? Houellebecq, explica en este libro la tensión vivida y habla de la crisis de las sociedades occidentales, las felaciones, su relación con la pornografía, Pablo Picasso, Baudelaire… Una vez más, deslumbrará o irritará, pero no dejará a nadie indiferente.