En un futuro sombrío y turbador, Montag forma parte de una extraña brigada de bomberos cuya misión no es sofocar incendios, sino producirlos para quemar libros. Y es que en su mundo está prohibido leer, porque lo que se quiere suprimir es la capacidad de pensar. Una vez que Montag lo comprenda, alertado por una organización secreta dedicada a memorizar volúmenes enteros, sabrá que ha llegado el momento de elegir entre la obediencia y la rebeldía.
Estructurada sobre los ejes del amor, la filosofía y la muerte, esta nueva antología de las obras de Alfonsina Storni pone de relieve la gran variedad tonal e intelectual de una de las figuras más importantes de la poesía hispanoamericana de primera mitad del siglo XX. Sus poemas más famosos encuentran su contrapunto en textos en prosa poco conocidos, y del conjunto surge la potencia de una voz que incluye tanto la protesta como la celebración de la naturaleza o la reivindicación de la igualdad. Con una introducción escrita desde una perspectiva actual, esta antología rinde homenaje a la obra de Storni y aspira a acercar a nuevos públicos.
Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. Eran el mismo otro: un tercer escritor, inasimilable a uno tanto como al otro, profundamente excéntrico. De ahí que Bustos Domecq y Suárez Lynch -los alias con que formalizan la existencia del Tercer Escritor- sean algo más que seudónimos. Son escritores de derecho, tan autores como los autores que los inventaron. En ese otro llamado Bustos Domecq o Suárez Lynch descubrieron la posibilidad prematura, y por eso doblemente fascinante, de esa experiencia de balbuceo, inestabilidad y desequilibrio que Adorno llamó "estilo tardío", y que los artistas, según él, sólo alcanzaban una vez que eran dueños absolutos de sus medios artísticos. El estilo tardío es el malestar hecho estilo, una suerte de implosión que sacude la obra y la vuelve contra sí misma, al precio incluso de liquidarla. Esa obra maestra enferma, irreconocible para sí misma, Adorno decía que sólo podía aparecer al final de algo. Con la obra del Tercer Escritor, Borges y Bioy demostraron que también podía aparecer en el medio, en una zona de pasaje, que la pasión política podía ser su motor activo, el chiste al cuadrado su lógica de vértigo y la risa su signo, su huella digital y su música.
Del prólogo de Alan Pauls
Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia española residente en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.
Cuatro destinos. Dos misiones. Una mujer. Vuelve a sumergirte en un tiempo inolvidable junto a la protagonista de El tiempo entre costuras.
La segunda gran guerra llega a su fin y el mundo emprende una tortuosa reconstrucción. A pesar de que Sira afronta el futuro con ansias de serenidad. No lo logrará, sin embargo. El destino le tendrá preparada una trágica desventura que la obligará a reinventarse, tomar sola las riendas de su vida y luchar con garra para encauzar el porvenir.
Entre hechos históricos que marcarán una época, Jerusalén, Londres, Madrid y Tánger serán los escenarios por los que transite. En ellos afrontará desgarros y reencuentros, cometidos arriesgados y la experiencia de la maternidad.
Sira Bonnard —antes Arish Agoriuq, antes Sira Quiroga— ya no es la inocente costurera que nos deslumbró entre patrones y mensajes clandestinos, pero su atractivo permanece intacto.
Inaugura este volumen de no ficción La otra aventura (1968), una serie de prólogos y artículos de Bioy entre los que se destacan un análisis en torno a la originalidad de La Celestina y una valiosa nota sobre su amistad con Borges; en Memoria sobre la pampa y los gauchos (1970) Bioy explora las múltiples resonancias de esas palabras que a él le despiertan ansiedad pero «para la mayoría de los argentinos son de uso turístico»; el hilarante y satírico Diccionario del argentino exquisito (1971) incluye verdaderos hallazgos; Unos días en el Brasil (1991), el diario de un viaje realizado en 1960 en el contexto de un congreso del PEN Club, y De las cosas maravillosas (1999), reflexión luminosa que tiene como objetivo ayudar a conocernos mejor.