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SE TU MISMO

A mediados de los años noventa, Hua Hsu tenía dieciocho años, diseñaba fanzines, se pasaba el día en tiendas de discos y vestía de segunda mano. Ken estaba obsesionado con Dave Matthews, Pearl Jam y la ropa de Abercrombie & Fitch. Uno era hijo de inmigrantes taiwaneses. La familia de ascendencia japonesa del otro llevaba ya generaciones asentada en los Estados Unidos. Lo único que tenían en común era que, independientemente de cómo se relacionaran con ella, la cultura americana no parecía tener hueco para ninguno de los dos. Pero, en contra de sus prejuicios, crean una amistad construida a base de largas conversaciones entre cigarrillos, viajes en coche al 7-Eleven, momentos triviales atrapados en fotos analógicas y una búsqueda constante de la propia identidad. Y entonces, apenas tres años después de conocerse, Ken muere asesinado. Sé tú mismo no es solo unas memorias de juventud, es un testimonio vital y estético de la angustia adolescente, la experiencia del inmigrante y la necesidad humana de pertenencia. Decidido a reflexionar sobre las escisiones y los parches que se crean en nuestro recuerdo, Hua Hsu escribe en búsqueda de todo aquello que tratamos de reconciliar mediante la literatura.
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PERDER EL JUICIO

Pensamos que no seríamos capaces de cometer un crimen, hasta que lo hacemos. Los seres humanos piensan que saben de qué son capaces. Creen que no podrían escapar de los policías, que nunca le harían mal a un niño. Yo no podría matar a mis padres; hagan lo que hagan, me dieron la vida. O yo no llegaría jamás hasta la violación. No sería capaz de acelerar al volante en un puente con mis hijos en el auto y caer al vacío. Pero todo eso lo decimos antes; no somos capaces, es cierto, nos resulta impensable el crimen, hasta que pasamos al acto. Perder el juicio cuenta la historia de un robo, de una apropiación, de un incendio provocado. Esta obra es el viaje de un secuestro donde la vida es vista como el armado de una evasión. Como dice Harwicz, se escribe una novela cuando se está en desacuerdo con el sentido de las palabras, cuando dejar de mentir es imposible.
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SE MIA

Conocimos a Frank Bascombe en el ya lejano 1986 con El periodista deportivo y sus andanzas nos han ido mostrando las transformaciones de Estados Unidos en las últimas décadas. Reaparece ahora con 74 años y arranca su relato con esta frase: «Últimamente, me ha dado por pensar en la felicidad más que antes.» A continuación, hace un repaso sucinto de su vida: perdió a un hijo, a sus padres y a algún otro ser querido; ha pasado por dos divorcios; ha sobrevivido a un cáncer; recibió un disparo en el pecho y ha superado huracanes y una depresión. Ahora, al final de su vida, se ve convertido en cuidador de su hijo Paul, que padece ELA y está recibiendo tratamiento en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota. Cuando le dan el alta, padre e hijo deciden emprender un viaje hasta el emblemático monte Rushmore, evocando otro que Frank hizo de niño, con sus progenitores. Norteamérica −con Trump en el horizonte− desfila por la ventanilla del coche y se suceden los encuentros con personajes variopintos, mientras padre e hijo aprenden a conocerse. Frank pasa revista a su vida llena de altibajos y cambios, y trata de encontrar en ella algo de sentido y esperanza, atisbos de felicidad. Richard Ford retorna −con toda probabilidad por última vez− a su personaje más emblemático para construir otra monumental «gran novela americana».
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MOSTURITO

Un salvaje e inolvidable relato de iniciación con punkis, mansiones encantadas e imágenes de la Virgen aparecidas en la pared. «Pasen y lean, reirán, llorarán, sentirán ira, dolor, mucho dolor e impotencia…» Natalio Blanco, Diario 16 «Hacía mucho que no leía una novela tan perfecta, con una oralidad tan salvaje y necesaria...» Sonia Fides, El Asombrario «Qué delicia este Mosturito. Un prodigio de oralidad sevillana de barrio, lleno de dolor, ternura y también risas.» Isaac Rosa «Esta novela ha entrado en el top ten de mi corazón.» Juan Manuel Gil «Daniel Ruiz no es solo uno de los escritores más salvajes de España, también es uno de los mejores… Mosturito es una novela excepcional, divertida y, sobre todo, distinta.» Recaredo Veredas, Zenda «Una inusual y afortunada propuesta expresiva suscitadora de sonrisas que ahuyentan el horror.» Pilar Castro, El Cultural «Una excelente novela de formación ambientada en los años ochenta.» Iñaki Ezkerra, Diario Vasco «Daniel Ruiz nos muestra su talento para unir humor y tragedia en una sola línea.» Charo Alonso, Salamanca al Día «Un lenguaje oral que parece sencillo, cuando es un trabajo de orfebre. Habla un niño como Lazarillo, y su relato es una corriente cristalina con fondo turbio.» Rafael Reig, La Lectura (El Mundo) «Una narración ágil y fresca que nos decae en ningún momento.» Andrés González-Barba, Abc «Una novela trufada de un humor mordaz, que infunde al texto un aire de ligereza que funciona como válvula de escape.» Antonio Paniagua, Diario de León
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PECES ABISALES

La infancia en una ciudad de las afueras de Barcelona, la madurez en una ciudad alemana: un emocionante e irónico relato de iniciación en forma de memorias literarias. ¿Cómo contar los momentos que iluminaron nuestra infancia, o los que nos acomplejaron en nuestra adolescencia? ¿Cómo dar cuenta de algunos pequeños descubrimientos que luego fueron importantes? ¿O de las historias de terror que sirvieron de rito de paso? ¿Cómo transmitir la convivencia con cuatro generaciones de una misma familia? ¿Cómo explicar nuestra mirada y experiencia cuando hemos pasado la mitad de la vida en otro país y en otra lengua? Este emocionante libro de Rosa Ribas nos descubre que todo ello, y mucho más, puede contarse, y hallar sentido, cuando descubrimos la panoplia de recursos, géneros y precedentes que la tradición narrativa pone a nuestra disposición. Descubrimos así cómo contar solo con sutiles detalles las experiencias de una niña zurda, compadecer con risas las vivencias de una adolescente miope, o entender, con algunos equívocos lingüísticos, lo que significa para una adulta residir en otra cultura. A la vez que recorremos enseñanzas literarias adquiridas a lo largo de la vida, pero en realidad asistimos a un emocionante, irónico y doloroso relato de iniciación en forma de memorias.
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DOCE LUNAS

Bajo el título de “Doce lunas”, un poema de la primera época de Eduardo Jordá que sirve para definir una vida de poesía, este volumen ofrece una antología personal en la que cada poema es acompañado por un relato homónimo donde el autor evoca el momento que hizo posible la escritura. No son comentarios ni análisis, sino relatos autónomos que iluminan la gestación del poema y ensanchan su sentido, al revelar la circunstancia de la que partió el poeta. “Un poema ocurre, de repente, sin previo aviso. Vemos algo, o sentimos algo –sin que sepamos muy bien qué es–, y sabemos que ahí hay un poema, que se manifiesta en forma de revelación o epifanía”, escribe Jordá, convencido de que cada poema encierra su propia historia y de que esa historia merece ser contada en una especie de making of. Formada por 55 composiciones en verso y otros tantos relatos asociados, que ven aquí la luz por primera vez, la selección incluye varios poemas inéditos y otros que no han aparecido en volumen exento, sino en revistas y publicaciones sueltas. La relación no sigue un orden cronológico según la fecha de composición o publicación, sino que se estructura según su propia “vida interior”, de acuerdo con el esquema de las doce lunas que da título al libro; dicho de otro modo, los poemas se han agrupado siguiendo la pauta de un ciclo –los meses del año, las fases de la vida– que ya se acerca al final. En realidad, podría decirse que Doce lunas es la autobiografía poética de un autor que no tiene ninguna intención de escribir una autobiografía.
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