Celia y Fernando deciden emprender un crucero por el Caribe en un intento de recobrar una intimidad diezmada por la rutina matrimonial. El viaje por las islas se inicia al ritmo dulzón de los boleros. Y, poco a poco, el lector va remontándose en el pasado aparentemente anodino y recatado de los protagonistas, hasta llegar a esa otra vida, infinitamente más rica y sugerente, donde las parejas suelen agazapar apasionados secretos inconfesables, y sobre todo inconfesados.
En el placentero escenario del crucero, Celia y Fernando descubren que esos mismos recuerdos, en contacto con la sensualidad natural del entorno, podrían transformar sus existencias de un modo inesperado.
«Una intriga singular, suntuosa, de largo aliento.» John Updike, The New Yorker
El Sultán ha pedido a los artistas más reputados del país un gran libro que celebre las glorias de su reino. Su tarea será iluminar esa obra al estilo europeo. Pero como el arte figurativo puede ser considerado una ofensa al Islam, el encargo se convierte a todas luces en una proposición peligrosa. La élite gobernante no debe conocer el alcance ni la naturaleza de ese proyecto, y el pánico estalla cuando uno de los miniaturistas desaparece. La única pista para resolver el misterio —¿quizá un crimen?— reside en las miniaturas inacabadas. Me llamo Rojo es un viaje caleidoscópico al terreno fronterizo entre el arte, la religión, el amor, el sexo y el poder. ORHAN PAMUK (Estambul,1952) es uno de los autores turcos más conocidos en el mundo, y una voz valiente sobre la encrucijada histórica en la que se encuentra su país. Cada libro suyo ha ido cosechando pacientemente traducciones y lectores, hasta que en 2006 mereció el premio Nobel de Literatura. Hoy está considerado un maestro de la literatura contemporánea.
Traducción de Rafael Carpintero
El 13 de agosto de 1476, Cristóbal Colón naufraga en aguas de Portugal. El futuro almirante acaba de cumplir veinticinco años. Milagrosamente, alcanza la costa sano y salvo, y se refugia en Lisboa, en casa de su hermano menor, Bartolomé, que ejerce el oficio de cartógrafo. Durante años, los dos hermanos trabajan juntos para preparar el viaje con el que Cristóbal sueña desde la adolescencia: llegar a Cipango (Japón) y el imperio del Gran Kan. Pero en lugar de seguir la ruta habitual, la de la seda, hacia el este, pretenden surcar el océano Atlántico rumbo al oeste. Y al hilo de este relato que narra, desde un punto de vista inédito, cómo fue posible la fabulosa aventura de descubrimiento de América, desfilan, entre muchos otros, un maestro cartógrafo, un rinoceronte, un fabricante de viudas, una prostituta, el siempre fascinante Marco Polo, fray Bartolomé de Las Casas y unos temibles perros devoradores de indios.
Los Diarios (I -18-10-1939 a 31-07-1949- y II -12-08-1956 a 16-06-1958) de José Lezama Lima, junto a Cartas a Eloísa y otra correspondencia, constituyen los fragmentos más íntimos de su escritura. En ambos se aprecian las dos grandes pasiones del habanero universal: la amistad y el insaciable apetito por la cultura, no para acumular sino como apropiación estimulante para sus muchas y laberínticas ideaciones.
Nada le es ajeno: lo inmediato ni lo lejano. Transcurren por las páginas de los Diarios las anotaciones y relumbrones que, más tarde, se transfigurarían en la encarnadura de su obra poética, ensayística y narrativa. Alerta, Lezama anota el aguijón, la semilla, el mimbre que su mano transforma.
María Zambrano supo ver en Lezama la “Araña que rodea a la tierra y teje desde dentro la tela que contiene y envuelve el caos […] araña que extraía de su propia sustancia el hilo inasible, la intangible memoria que reproduce en los aires el laberinto que hace permisible habitar el lugar justo del guardián de los ínferos mirándolos sin desafío con la necesaria fijeza.”
Primera edición en España de la poesía del cubano J. M. Heredia (1803-1839). Al cumplirse los 200 años de su nacimiento se hacía imperiosa la necesidad de rescatar este valioso fondo. La poesía de Heredia es el máximo exponente del aliento inicial del romanticismo en Hispanoamérica.
Emily Dickinson fue una mujer inteligente, rebelde y culta que, en su encierro voluntario en la habitación de su casa en Amherst, construyó una de las obras más sólidas de la literatura universal. Como señala Juan Marqués en la presentación, sus poemas «además de ser escritos, en principio, exclusivamente para la inmensa minoría de sí misma, fueron, a un tiempo, complicadísimos y simples, alegres y tristes, transparentes y enigmáticos. Son poemas que acompañan y ayudan a vivir a quien los lee, que enseñan a observar mejor, que obligan a ser más compasivo». Aunque su obra es muy extensa, hemos preferido editar un libro pequeño, íntimo, dickinsoniano, para lo que ha sido fundamental la visión poética de las ilustraciones de Kike de la Rubia.