Uno de los escasos relatos en la historia de la exploración polar protagonizado por una mujer inusual. Cuenta su vida durante el año que pasó en Groenlandia con ocasión de la expedición de 1891 comandada por su marido, Robert Peary, que habría de ser una de las figuras centrales en la pugna ártica. En la bahía McCormick, al norte de la isla, construyen un refugio en madera y allí convive, en duras condiciones, con la población local. Tras el impacto que le provocan sus extrañas costumbres, nuestra dama comparte experiencias con las mujeres inuit, de cuya vida, hábitos y cultura deja registro detallado en estas páginas. Nos habla del cosido y tratamiento de las pieles con las que se visten, de la comida, de la vida familiar en el interior del iglú, de sus desplazamientos en trineo, del emparejamiento o de hábitos terribles como el infanticidio cuando se quedan viudas. Presencia escenas de extrema violencia hacia ellas y hasta un episodio de Pibloktop, o histeria ártica, fenómeno ligado a la dureza de su condición femenina. Información enormemente valiosa para la incipiente etnología de la época que desconocía la vida cotidiana de las poblaciones aborígenes árticas, pero también asoma en estos diarios el aguijón de la aventura extrema, la observación y registro de la belleza feroz de ese entorno hostil, junto a un plácido canto a la vida al aire libre y el placer de los pequeños detalles. Isabel Coixet se inspiró en esta valerosa mujer para el personaje principal de su película «Nadie quiere la noche».
Leah ha vivido con akinetopsia, o ceguera al movimiento, desde que era niña. Durante los últimos veinte años, no ha podido percibir el movimiento. Mientras pasea por su vecindario en Upper Manhattan con su bastón blanco guiando el camino, la mayoría de la gente asume que es ciega. Pero la verdad es que Leah ve mucho, y con sus agudos sentidos del olfato y la audición, muy poco escapa a su atención.
Lleva una vida tranquila y ordenada, con poco contacto humano más allá de su ama de llaves de toda la vida, su psicólogo y su anciana vecina. Todo eso cambia cuando Alice se muda al apartamento de al lado y Leah puede oler de inmediato la ansiedad que emana de ella. Lo que es peor, Leah no puede evitar escuchar a Alice y a un visitante nocturno involucrarse en una violenta discusión. Preocupada, entabla amistad con su vecina y descubre que Alice está en medio de un complicado divorcio de un esposo abusivo.
Luego, una noche, Leah se despierta con alguien en su apartamento. Pierde el conocimiento y por la mañana se pregunta si soñó el episodio. Sin embargo, el aroma del intruso la sigue a todas partes. Y cuando escucha a Alice al otro lado de la pared suplicando su ayuda, Leah toma una decisión que pondrá a prueba su valentía, su fuerza y, en última instancia, su cordura.
Para Brian Milner y Laurie Dunn se acerca el aplauso final. Rodeados de sus amigos, los dos protagonistas se reencuentran por última vez cerca del lago para rodar las últimas escenas de su película amateur. Por la noche, alrededor de la fogata en la que se asan los pescados capturados durante el día, es la hora de la fiesta y se dan todas las condiciones para un final feliz. Sin embargo, la historia no parece seguir el guion previsto...
Entrelazando sutilmente el cine y la vida real, Laberintos es una serie entre el inconsciente y su representación. Burns juega y mezcla un sinfín de generos para sumergirnos en una historia que nos lleva donde menos lo esperamos y oscila constantemente entre la ciencia ficción, el romance y el cine de terror.
A veces, quien más te quiere es quién más daño te hace.
Lily no siempre lo ha tenido fácil. Por eso, su idílica relación con un magnífico neurocirujano llamado Ryle Kincaid, parece demasiado buena para ser verdad. Cuando Atlas, su primer amor, reaparece repentinamente y Ryle comienza a mostrar su verdadera cara, todo lo que Lily ha construido con él se ve amenazado.
Una plaga ha acabado con la humanidad. El único superviviente que no se ha convertido en vampiro es Neville, que de día caza muertos vivientes dispersos entre las ruinas de la civilización y de noche debe atrincherarse ante el asedio de una legión sedienta de sangre humana. Escrita en 1954, Soy leyenda se ha consagrado como una obra maestra por su impacto en la cultura popular y su influencia en la literatura de terror y ciencia ficción. A través de una técnica tan inquietante como la trama, las ilustraciones de Jorge González no solo captan sino que amplifican este clásico sobre la soledad, el aislamiento y el instinto tan humano de supervivencia que persiste en circunstancias inesperadas ―o repentinamente previsibles en el momento de publicarse esta edición― como un nuevo orden postapocalíptico.
Una novela de amor, traición y arte inspirada en la historia real de las piezas de porcelana blanca que Hitler adoraba.
Dos amantes atrapados en la barbarie nazi. Una hija en busca de la verdad.
Alemania 1929. En una fiesta de jóvenes bohemios en Weimar, los destinos de dos artistas Max, un joven arquitecto vienés formado en la Bauhaus, y Bettina, una pintora discípula de Kandinsky, se cruzan. Ambos jóvenes se enamoran al instante y sus respectivos talentos los llevan a Berlín, hasta que el surgimiento del nazismo los separa. Max es enviado al campo de concentración de Dachau, en el que su habilidad para hacer delicadas figuritas de porcelana blanca lo salva de una muerte inminente. Bettina, desesperada, lo arriesga todo para rescatarlo