Un pequeño cómic con un gran mensaje de aceptación y tolerancia.
¿Quien no ha luchado alguna vez contra la rebeldía de su propio cabello? ¿Quien no ha sufrido los estragos de un peluquero despiadado? La oveja cuenta el calvario que vive una niña al intentar domar su melena rizada: que si champús, peinados imposibles, turbantes, sombreros… hasta que solo le queda una última esperanza: un buen corte de pelo. Pero que sorpresa cuando, en lugar de arreglar el problema, el peluquero convierte su cabello rizado en una oveja espantosa. Desesperada, nuestra pequeña protagonista recurrirá a todas las estrategias posibles para que el animal que se ha instalado en su cabeza desaparezca y la deje en paz.
Un secreto celosamente guardado duerme en las calles de Madrid. Cris Stoian despierta en un lugar desconocido, sin recordar nada y con la única referencia de una nota dejada por su hermano Daniel. Cuando, además, descubre su cuerpo cubierto de espantosas cicatrices, un abismo se abre bajo sus pies. ¿Quién es? ¿Qué hace escondida allí? ¿Por qué en su nota su hermano le pide que no salga ni contacte con nadie?
En la frenética búsqueda de su propia identidad, Cris asiste impactada a la transformación que está sufriendo la ciudad, algo imparable, insospechado, sobrecogedor. Descubrir su origen, su significado y su relación con lo que le ocurrió traerá de cabeza a las autoridades. Sin embargo, las respuestas no están en sus manos.
Desde hace algún tiempo, Cristina y yo habíamos especulado con la posibilidad de hacer un trabajo en el que pudieran conjuntarse y dialogar sus textos con algunos de mis dibujos, y llegó el momento cuando apareció Conversaciones entre pájaros, los del bosque y los del alma, esos pájaros de su alma de afrodescendiente, consciente y orgullosa de esa herencia cultural híbrida que vive en sus versos y vuela en los esbozos de esos pájaros igualmente híbridos escondidos entre sus páginas.
Este libro urbano y contemporáneo juega con las formas y el lenguaje para dibujar el desasosiego de la rutina citadina. El tumulto de la juventud sacude cada página con sus males de amores, su incertidumbre, su esperanza desaforada, y su rebeldía frente a las presiones socioculturales. La ciudad de Bogotá aparece como testigo y cómplice, amparando a la narradora en sus desamores y retándola en las noches.
Poesía de tonos ágiles e intensos que hurgan / exploran la temporalidad de la existencia a través de imágenes que turban y descolocan al lector. Versos que construyen y deconstruyen un espacio de extrañamiento, donde toda exploración es posible en la medida en que las grietas de la memoria evoquen un fonema, porque cuando hay lenguaje no hay ausencia. Los textos de Lucía Orellana transitan / recrean parajes cercanos y lejanos, los captura con su voz fosforescente en la urgencia de atrapar lo que fue y lo que será.
El silbido vulnerable del jilguero me despierta, a veces, desde la ventana de la habitación. Y, como las gotas condensadas, empiezo a deslizarme por la memoria. Viajo otra vez a la tierra que habité, ahora curtida por el presente, y recuerdo todas las heridas existentes. Creo que fue en ese instante cuando empecé a escribir. O había sido antes, no sé. La memoria a veces es confusa. A veces, sin embargo, no escucho su silbido y hablo con el silencio, que me recuerda las ausencias que no vuelan. Entonces, les escribo y dejo que vuelen sobre el papel.