Paul Theroux ha recorrido el mundo en busca de las historias y los pueblos que dan vida a los lugares que llaman hogar. Ahora, mientras los debates sobre inmigración hierven en todo el mundo, Theroux se ha propuesto explorar un país clave para comprender el discurso global actual: México.
Con la misma sensibilidad humanizadora que lo caracteriza, el legendario escritor de viajes recorre toda la frontera entre Estados Unidos y México, se adentra en las carreteras de Chiapas y Oaxaca, visita a los trabajadores de los molinos zapotecas en el altiplano y asiste a una reunión del partido zapatista para descubrir el mundo rico y estratificado que también hay detrás de un país convulso.
Roma, otoño de 1542. Miguel Ángel se encuentra en el punto de mira de la Inquisición. Vive una profunda crisis religiosa y su amistad con Vittoria Colonna, la marquesa de Pescara, no ha pasado desapercibida. El jefe del Santo Oficio, el cardenal Gian Pietro Carafa, ha ordenado seguir a la dama para identificar el lugar donde se reúne la secta de los Espirituales, encabezada por Reginald Pole, que aboga por el retorno a la pureza evangélica en una ciudad donde la corrupción campa a sus anchas. Roma, que se ha convertido en una ciudad devorada por el vicio, será el cruel teatro en el que se crucen las vidas de Malasorte, la joven ladronzuela que ha recibido el encargo de espiar a los Espirituales, de Vittorio Corsini, el capitán de los esbirros de la ciudad, de Vittoria Colonna y del mismo Miguel Angel Buonarroti, el artista más genial de su tiempo.
Lacrónica sería un «grandes éxitos» de Caparrós, una compilación de sus mejores crónicas, si no fuera porque allí, además, el autor cuenta su historia en el periodismo y reflexiona sobre cómo escribe lo que escribe, cómo piensa lo que piensa, cómo se hace lo que hace. Entre recuerdos de su primer jefe, Rodolfo Walsh, y de su último maestro, Tomás Eloy Martínez, Caparrós da una lección de escritura de la no ficción que las facultades de periodismo de España y América Latina ahora emplean para enseñar esta materia.
Todo lo que usted siempre -o nunca- quiso saber sobre Lacrónica, ese extraño género del periodismo que empezó a poner por escrito el continente americano y tiene el don de permitirse la duda, brilla en esta obra que, casi sin querer, se volvió ineludible.
Entre 1960 y 1967, Charles Bukowski y Sheri Martinelli mantuvieron una relación epistolar tan tempestuosa como desenfrenada, un torrencial cruce de cartas caracterizado por su sinceridad absoluta y su feroz urgencia. Bukowski empezaba por entonces a disfrutar del reconocimiento que tanto le había costado alcanzar, y en estas misivas se refleja la mezcla de alegría y extrañeza con la que lo recibe. Sheri Martinelli, la inopinada confidente del autor, era también escritora, crítica, artista plástica, modelo de Vogue y editora.
Aunque hicieron planes para encontrarse, Bukowski y Martinelli no llegaron a conocerse en persona; sin embargo, la relación que se forja a lo largo del presente volumen es de una intensidad y una profundidad muy poco comunes. La esencia de la creación artística, la política en la convulsa época de la rivalidad entre Kennedy y Castro, el sexo en sus distintas vertientes, la perversión y la figura de Pound como vínculo entre ambos son algunos de los numerosos temas que abordan y desbrozan los dos escritores sin asomo de recato ni preocupación por el qué dirán. Esta correspondencia —trufada de exabruptos, tropiezos e incorrecciones, pero sobre todo de felices hallazgos instintivos— constituye un valioso documento para todo aquel que aspire a leer a Bukowski sin filtros, en estado puro.
Dos sitios y dos épocas diferentes: el Madrid de los ochenta, en plena ebullición, y la Barcelona de diez años más tarde, una ciudad igualmente vibrante.
Náufragos recrea la relación entre Alejandra y Julio en este espacio urbano y poético donde se entrelazan los sueños, el amor y la incertidumbre. En él compartirán experiencias y reflexiones, pero las circunstancias laborales y familiares los irán separando, pese al empeño de ambos por negar la evidencia de que sus vidas ya han tomado rumbos diferentes.
El lector encontrará los relatos tempranos de García Márquez recogidos bajo el título Ojos de perro azul, donde se incluye «Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo», célebre texto que puso los cimientos del gigantesco edificio, tan imaginario como real, de lo que acabaría siendo el espacio literario más poderoso de las letras universales de nuestro tiempo: Macondo. Con Macondo se inauguraron los años del realismo mágico y de los personajes inmersos en el mundo denso y frutal del Caribe americano. De esta etapa, en plena madurez del autor, son sus siguientes libros de cuentos: Los funerales de la Mamá Grande, donde se narran las fastuosas exequias de la auténtica soberana de Macondo, y La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. Los relatos más recientes, los Doce cuentos peregrinos, trasladan el escenario a la vieja Europa para hablarnos de la suerte de los latinoamericanos emigrados, de su melancolía y su tenacidad.
Cuarenta y un relatos imprescindibles que recorren la trayectoria del autor de Cien años de soledad y que constituyen un impresionante legado para la literatura universal.