Desde Tombuctú, Doudou y su mujer huyen de la guerra en dirección a Melilla en busca de una vida mejor. Tras múltiples abusos por parte de la policía marroquí y de las mafias que sacan provecho de su desesperación, consiguen subir a una patera. Ella está embarazada y temen morir en el mar, ahogados.
En el pequeño camposanto de la Isla de Alborán, aparece una cabeza mutilada de origen africano, rodeada de gaviotas decapitadas con cabezas de muñecas de porcelana en su lugar. Un islote habitado solo por un reducido destacamento de la Armada española, con el objetivo de preservar el territorio nacional ante la posible llegada de migrantes, vivos o muertos, y de velar por el ecosistema protegido de la zona en colaboración con un biólogo de la Junta de Andalucía.
La sargento Julia Cervantes, Infante de Marina experimentada, es enviada con el contingente que se desplaza a Alborán tras el macabro descubrimiento. En su vida solo quedan su hijo Mario y su madre. Después de varios años, sigue sin poder superar la muerte de su marido.
Durante una terrible tormenta, quedan totalmente incomunicados con el exterior y desde la megafonía del faro comienzan a escuchar una extraña nana: “Diez soldaditos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve”. Cuando empiezan a sucederse los asesinatos, el terror se desata en la isla. Julia debe hallar al culpable si quiere volver sana y salva junto a su hijo pero, ¿hay alguien más en la isla o el asesino se encuentra entre sus camaradas?
Mientras su madre muere de cáncer en una ciudad del norte, la narradora hace el amor con una mujer en un hotel de Barcelona. Tiene un vuelo para visitar a su madre la mañana siguiente, pero ya llegará tarde. Poco después, su amante desaparece de forma brusca y definitiva. Cuando su pareja vuelve de Londres para instalarse con ella en un pequeño apartamento junto al mar, esta intenta ser la calma que sostenga la angustia de un cuerpo que llora a una madre y anhela a una amante.
«Amar es amar siempre después de mi madre. No puedo hablar con mamá, tampoco con Ella. Mi vida se ha suspendido con la interrupción de esas dos conversaciones». La autora retoma ese diálogo en este libro para indagar en las aristas del abandono y el anhelo y tratar de entender a una madre que marcó la vida y las maneras de su hija con su arrolladora forma de amar.
El debut narrativo de la premiada poeta Sara Torres conjuga lirismo y honestidad para navegar el duelo, el amor y el deseo, su búsqueda y su pérdida. El resultado de la travesía es un mapa de las grietas que nos hacen humanos; una invitación a acariciar sin miedo los surcos que nos conforman.
Brenda Gómez tiene una vida perfecta. Es una alumna destacada en la carrera de Ciencias Económicas, su novio es un joven ambicioso y con un gran futuro, sus amigas son leales, su familia la adora. Pero ella no es feliz.
La domina un mundo interior complejo, plagado de sentimientos e ideas que oculta, pues la avergüenzan y la alejan del modelo que se impone seguir. De los secretos que esconde, uno la atormenta especialmente: ama a Diego Bertoni desde que tiene memoria; un amor extraño por varias razones, pero, sobre todo, prohibido.
«¿Quién soy yo en realidad?» es la pregunta que Brenda jamás se formuló, y es, sin embargo, la que posee la llave para resolver los misterios que la definen, para acabar con la hipocresía que la condena a la infelicidad.
¿Reunirá el coraje para mirar en su interior y amar lo que realmente es?
¿Reunirá el valor para aceptar su amor por Diego y luchar por él?
Será una partida a muerte
Guillermo lo tiene todo para ser feliz: una mujer maravillosa, un hijo encantador, un trabajo bien pagado, un chalet en las afueras de Madrid y dos perros. Pero se está aburriendo.
Tras la muerte de su madre comienza a atravesar su particular crisis de los cuarenta e intenta llenar ese vacío en el polideportivo del pueblo, hasta que un día se apunta a un club de juegos de mesa, y allí conoce a K.
K es un hombre vulgar pero magnético que le propone una peculiar empresa: diseñar un juego genial, diferente, único… Establecen una extraña amistad y lo que empieza como algo lúdico se transforma en una escalada emocional, llena de adrenalina; un viaje sin retorno hacia el peligro que solo puede acabar en desastre.
Club de juego es una historia sobre la culpa y sobre una generación con miedo a envejecer, sobrecargada de estímulos, que ve en la rutina el peor de sus fracasos.
Una alocada historia con la que tendréis garantizadas unas cuantas horas de diversión.
Hay personas que creen merecer más de lo que tienen, y Agustina es una de ellas. No es que quiera tener más hijos —con tres es suficiente— ni un marido mejor —su Andrés es un buenazo—, pero se aburre. Y como se aburre mucho, escribe sin parar y vuelca todas sus frustraciones y anhelos en Amanda Quong, exitosa empresaria y personaje principal de su primera novela.
Lo que ella no se podía imaginar, y de imaginación Agustina va sobrada, es el giro que va a dar su vida cuando decida publicar las notas de su novela en su perfil de Instagram, mezclando realidad y ficción en un lío del que no sabe si podrá —o querrá— salir airosa.
David y Jo Henniger, un médico y una escritora de libros infantiles sumidos en una profunda crisis matrimonial, aceptan la invitación de un viejo amigo para asistir a una bacanal en una lujosa villa en medio del desierto de Marruecos. De camino a la fiesta, David, que conduce ebrio, atropella mortalmente a un joven marroquí. Cuando David y Jo llegan a la fiesta, los marroquíes musulmanes del servicio doméstico, ya escandalizados por la actitud hedonista y frívola de los extranjeros que campan a sus anchas por la casa, no tardan en enterarse del error imperdonable de David.