¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?», preguntó la señora Winterson a su hija Jeanette cuando ella, recién cumplidos los dieciséis años, le confesó haberse enamorado de otra chica. Curiosa pregunta, pero poco más podía esperarse de una mujer que había adoptado a una niña para hacer de ella una aliada en su misión religiosa, y en cambio se las tuvo que ver con un ser extraño que pedía a gritos su porción de felicidad.
Armada con dos juegos de dentadura postiza y una pistola escondida bajo los trapos de cocina, la señora Winterson hizo lo que pudo para disciplinar a Jeanette: en casa los libros estaban prohibidos, las amistades eran mal vistas, los besos y abrazos eran gestos extravagantes y cualquier falta se castigaba con noches enteras al raso, pero de nada sirvió. Esa chica pelirroja que parecía hija del mismísimo diablo se rebeló, para buscar el placer en la piel de otras mujeres y encontrar en la biblioteca del barrio novelas y poemas que la ayudaran a crecer.
Una mujer joven se muda a un país remoto para ser el ama de casa de su hermano, cuya esposa lo ha abandonado.
Tras su llegada, empiezan a producirse una serie de acontecimientos inexplicables: una histeria colectiva bovina, la muerte de una oveja con su cordero a punto de nacer, el embarazo psicológico de una perra, la extraña contención de las aves domésticas y una plaga que arrasa las plantaciones de patatas. La desconfianza de los lugareños recae en ella y se la acusa de algo que desconoce en un idioma que no entiende. La hostilidad crece, sus vecinos asedian su casa y el miedo la invade.
La excéntrica editorial del señor Bennet publica clásicos que nunca pasarán de moda y autores que, probablemente, nunca lleguen a estarlo. Tal vez por eso, su oficina no se encuentra en un moderno edificio empresarial sino en una destartalada y centenaria mansión en el centro de Barcelona.
Cuando Bruno Bennet propone a su desmotivada sobrina Beatriz que se haga cargo del negocio mientras él se ausenta para viajar en busca de un valioso manuscrito, ella imagina que trabajar entre libros será como un sueño hecho realidad. Lo que no imagina es que deberá lidiar con un traductor con modales de lord inglés, con una pila de manuscritos infinita y con cinco autores muy especiales a los que tendrá que perseguir para que entreguen su novela.
«Todo el mundo quiere nombrar su agujero, lo que nunca se colma, para sentir que está lleno de algo».
Violeta trata de aplacar el vacío que arrastra desde que nació, un hueco inexplicable que intenta saciar con el amor de otros. El amor arrollador y evanescente de Paul, alma gemela pero también condena. El amor seguro y colonizador de Salma, rotunda, fuerte y hermosa como la reina de un pueblo guerrero. El amor extraviado de un padre que se alejó pronto y el de una madre que asfixia como solo puede asfixiar el lugar del que una proviene. Violeta lleva una vida entera persiguiendo un ideal romántico y, sin embargo, siempre hay algo que no está, que no tiene; siempre hay algo nuevo listo para ser deseado.
Todos los días deberían ser el día de la Madre. Celebremos con este entrañable pequeño libro a esa persona que siempre ha estado, siempre está y siempre estará con nosotros.
Como dice 72 Kilos:
«Este libro es para todas las madres del universo, que son el origen de todo».
¡El mejor regalo para la mejor persona del mundo!
Madrid, 1975. La dictadura de Franco está en sus últimos días y en las calles la tensión resulta difícil de contener. Durante una manifestación estudiantil, la librería de Alma es atacada y consumida por las llamas.
Confundida con una manifestante, Alma es detenida por Juárez, un policía al servicio de la maquinaria represora del régimen. En su camino se cruzará con Alejandro y Alicia, estudiantes rebeldes, y se les unirán Mario, un fotógrafo internacional que documenta el final del franquismo, y Nando y Luisa, libreros de mundos opuestos pero unidos por un mismo deseo de justicia y libertad.