Quizás hay un momento en la vida para leer esta novela.¿Ha llegado el tuyo?
«Querido lector, querida lectora, la novela que estás a punto de iniciar es una historia incómoda, quizás la más incómoda que he escrito hasta la fecha.
Una historia que solo se entiende a partir de cierta edad o de un determinado momento de la vida. Por eso hemos decidido indicarlo.
Al leerla puede que encuentres a esos fantasmas que siempre han estado a tu lado pero que no has querido ver. Pero también es posible que ocurra todo lo contrario: que salgas de esta historia con la felicidad de quien sabe valorar lo que tiene»
Anastasia Allen está decidida a entrar en el equipo olímpico de patinaje artístico de Estados Unidos y, cuando consigue una beca para la Universidad de California, todo parece ir de acuerdo con su plan.
El objetivo de Nathan Hawkins como capitán del equipo de hockey es mantener a sus chicos sobre el hielo cueste lo que cueste, pero todo se complica cuando tienen que compartir pista con una patinadora guapísima y con muy mal genio.
La situación obliga a estos rivales a pasar tiempo juntos, pero Anastasia está tranquila. Sabe perfectamente que un jugador de hockey jamás podría distraerla, y mucho menos Nate... ¿verdad?
Una noche. Dos amigos de la infancia. Y un affaire realmente escandaloso. Exhausta y rozando la fecha límite para entregar un artículo que podría encumbrarla o destruir su carrera, la periodista de investigación Georgia Ross está al borde de un colapso. La cancelación de su vuelo la ha dejado atrapada de madrugada en una ciudad sin alojamiento disponible, así que, cuando una cara familiar le ofrece ayuda, parece que la vida por fin le da un respiro. Alec Kim, el hermano mayor de una amiga de la infancia, es guapo, humilde y amable; el tipo de hombre que Gigi había olvidado que existía tras un desengaño amoroso. Una tarde de reconexión seguida de una noche apasionada parece un regalo caído del cielo. Hasta que Gigi se da cuenta de que su infancia no es la única razón por la que Alec le resulta tan familiar
Mona es una joven con un pasado turbio y un futuro incierto cuya vida da un vuelco cuando su proxeneta la vende a un cirujano plástico de Nueva York y, de la noche a la mañana, se convierte en otra persona.
Angie Mitchell es una estrella famosa de Senso/Red de Hollywood con un talento muy particular, y ha empezado a recordar cosas a pesar de que los jefes de su estudio se esfuerzan para que no se dé cuenta. No tardará en descubrir quién es en realidad… y por qué no necesita una consola para enchufarse en el ciberespacio.
Todo se pone en marcha en el interior de la matriz, y los seres humanos empiezan a usarse como piezas en un tablero. Y detrás de todas las intrigas se encuentra la sombría Yakuza, la poderosa mafia japonesa cuyos líderes manipulan implacablemente a las personas y los acontecimientos para conseguir sus objetivos.
UN ARTEFACTO PERDIDO.
UNAS VACACIONES FORZOSAS.
... Y TODO ESTO, POR NO MENCIONAR AL PERRO.
Segundo libro de la serie Historiadores de Oxford.
Ned Henry necesita urgentemente un descanso. Obligado por su insoportable jefa a saltar continuamente en el tiempo en busca de un misterioso objeto que constituye una pieza clave en la reconstrucción de la catedral de Coventry, está empezando a perder el norte.
La Inglaterra victoriana de 1888, con sus atardeceres ociosos, el té de las cinco, partidos de croquet en el césped y la tranquila vida campestre, prometen el paraíso. Pero descansar será lo último que hará Ned, dado que tendrá que apañárselas para salvar el continuo espacio tiempo de un colapso total, entre mayordomos victorianos, gatos, espiritistas y detectives aficionados...
UNA MISIÓN: LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
CUANDO UNO SE ACERCA DEMASIADO AL FUEGO, TERMINA QUEMANDOSE…
PARA ESTUDIAR EL PASADO, HAY QUE VIVIRLO.
En la Inglaterra de 2060, unos estudiantes se preparan para sus nuevos proyectos. Michael Davies va a estudiar Pearl Harbor, Merope Ward observará a los niños evacuados de Londres y Polly Churchill investigará los bombardeos desde unos grandes almacenes. Su misión: observar, desde un lugar seguro, la vida cotidiana en ese gran momento histórico. Al menos, en teoría.
Esta es una gran oportunidad para ellos, excepto cuando la Historia misma comienza a descarrilar. Y los historiadores, a medida que el tiempo corre, atrapados en los eventos caóticos que conforman la historia, se ven obligados a participar en ellos.