Perdido, 1928. El clan Caskey se desmorona con la cruenta guerra personal entre Mary-Love y Elinor. En los recovecos del caserón donde viven Elinor y Oscar se esconden crisis conyugales y existenciales con repercusiones que desafían la imaginación, mientras los peores recuerdos, aquellos que uno se esfuerza por mantener ocultos, acechan para tejer sus mortíferas redes y salir a flote.
Comienza una nueva era para el clan Caskey: la persistencia y el trabajo duro de Elinor en Perdido por fin parecen dar sus frutos. Su control arraiga en los hogares de un pueblo que en el pasado desconfió de sus intenciones. Sus enemigos, poderosos antaño, decrecen en número y pierden fuerza. El conflicto armado en Europa trae sangre nueva a Perdido. En las tierras de los Caskey, los hombres van y vienen como marionetas. No saben que sus vidas penden de un hilo.
Nacida en un pequeño pueblo de la campiña de Yorkshire, en Inglaterra, Leah Thompson crece para convertirse en una joven de belleza deslumbrante. Y cuando capta la atención de la influyente pero conflictiva familia Delancey sabe que su vida nunca volverá a ser la misma.
Años más tarde, Leah se ha convertido en la supermodelo más cotizada del mundo, con constantes viajes a Milán, Londres y Nueva York rodeada de lujo y glamour. Pero su pasado la persigue como una oscura sombra, misteriosamente entrelazado con la trágica historia de dos hermanos en la Polonia de la Segunda Guerra Mundial.
En 1996, Sagrario murió baleada en la entrada de su residencia; los disparos alertaron a los vecinos, incluyendo a Hiram, el hijo mayor de la familia Ruvalcaba, de apenas ocho años. Poco después, en 2000, también a Rocío le arrebataron la vida de forma violenta:
fue asesinada y sepultada a medias en la sala de su casa. En 2005, la frontera simbólica entre un asesinato noticioso, anónimo, y el de alguien consanguíneo se quebró. El Jalisco rural y semiurbano se había convertido en una tolvanera de cadáveres, y uno de ellos era el de Antonio Ruvalcaba, el tío del autor.
Tres asesinatos, apenas tres muertes entre todas esas que no somos capaces de contabilizar ni de reconocer. A partir de ellas, Hiram Ruvalcaba entreteje una impresionante novela debut que, desde la autoficción, lo posiciona como digno heredero de la tradición literaria de las tierras de Rulfo y Arreola.
En Sostener el cielo, Cixin Liu nos lleva a través del tiempo y del espacio. De una comunidad rural en las montañas, donde unos estudiantes tienen que recurrir a la física para prevenir una invasión alienígena, a las minas de carbón de la región septentrional de China, en las que una nueva tecnología podría llegar a salvar vidas o a desatar un incendio que arderá durante siglos. De una época muy parecida a la nuestra, en la que ordenadores de supercuerdas predicen todos nuestros movimientos, a dentro de diez mil años, cuando la humanidad al fin haya conseguido empezar de cero. Y también hasta el mismísimo final del universo.
«Esta es la historia de una mujer sensata que, cuando se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira, fue al juzgado, denunció los hechos y lo puso todo patas arriba».
Hace casi veinticinco años, Nevenka Fernández, concejal de Hacienda de Ponferrada, dimitió y acusó al alcalde, Ismael Álvarez, de acoso sexual. Sin embargo, el valor para contar públicamente lo que estaba sufriendo en silencio no tuvo un efecto lógico: la justicia falló a su favor y el acusado se vio obligado a renunciar su cargo, sí, pero ella fue sometida a un juicio público y mediático paralelo que acabó forzándola a abandonar el país.
A partir de entrevistas con la protagonista y del seguimiento del proceso judicial, Juan José Millás narra en Hay algo que no es como me dicen la crónica de este caso real —hoy todavía vigente— de lucha contra el machismo, e investiga los mecanismos por los que alguien se convierte en víctima y sin embargo logra hacerse con los recursos internos para salir de esa situación.