CONFESIONES DEL estafador Félix Krull es, sin lugar a dudas, el referente de la novela picaresca más importante del siglo XX y una deliciosa parodia de la Bildungsroman alemana. Planteada como una autobiografía ficticia, Mann narra la extraña pero fascinante historia de Félix Krull, un timador de gran talento que carece de escrúpulos y de principios morales, y que domina el arte del subterfugio y el engaño, hasta el punto que sus propias víctimas se podrían considerar seres privilegiados. A pesar de haberla publicado en 1954, Thomas Mann empezó el proyecto en 1910 y la idea lo acompañó a lo largo de toda su carrera literaria.
«¿Quieres leer algo bueno? Si te gusta lo que escribo, te gustará El Hombre de Tiza,de C. J. Tudor.»
STEPHEN KING
Un thriller oscuro e inteligente.
Uno de los mejores libros de 2018 para The Guardian.
Hay juegos que solo tienen un final posible
Echando la vista atrás, todo comenzó el día del terrible accidente durante la feria, cuando Eddie, de doce años, conoció al Hombre de Tiza.
Fue el Hombre de Tiza quien le dio la idea de los dibujos: una manera de dejar mensajes secretos entre el grupo de amigos.
Fue divertido hasta que los dibujos condujeron al cuerpo sin vida de una niña.
Poe sigue siendo para la mayoría el padre del terror contemporáneo, con sus cuentos extraordinarios y fantásticos, de modo que el gran prosista —autor de ensayos y de una novela, Aventuras de Arthur Gordon Pym— habitualmente se ha superpuesto al poeta. Sin embargo, Poe publicó cuatro libros de poemas en vida y nunca dejó de considerarse, esencialmente, poeta. Tamerlán y otros poemas, de 1827, era su primer libro. Pero su libro de veras significativo fue El Cuervo y otros poemas, editado en 1845. Es este Poe, el del último libro de versos y algún poema suelto publicado en revistas al fin de su terrible y sombría vida, el que se constituyó en ese faro del Simbolismo, representado en el cuervo que dice “Never more” —Nunca más— posado en el busto de Palas Atenea.
El rescate de un Hemingway inédito: la gran tarea de Ricardo Piglia antes de morir.
«Los cimientos de la teoría del iceberg de Hemingway reunidos por primera vez con un prólogo magistral de Ricardo Piglia. [...] Un libro fundamental, de indisoluble unidad temática, de estilo e incluso interpretativa.»
Matías Néspolo,El Mundo
Hemingway publicóEn nuestro tiempo, su primer libro de cuentos, en 1925. Tenía veintiséis años y ya escribía como un veterano. Esta primera edición en español, deuda incomprensible que debía ser saldada, respeta el orden original de un libro de cuentos que por su organicidad y consistencia interna puede también leerse como una novela fragmentada. La guerra y el alcohol, la pesca y los toros, la soledad atormentada de Nick Adams ya están aquí, orbitando alrededor de ese núcleo emocional que Hemingway nunca nombra pero hacia el que sus relatos siempre gravitan.
Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.
EXCELENTE recreación novelada de uno de los episodios más apasionantes de la historia de Roma, protagonizado por un Cicerón que ha de hacer frente a la astucia de enemigos de la talla de Catilina o del propio César. El autor reconstruye con gran rigor todo el entramado de intrigas y corrupciones que imperaban en la Roma del año 63 a.C., y el plan del cónsul Cicerón para desbaratar la conjura de Catilina y convertirse en el salvador de la República. Sin embargo, César, que logra salir indemne de la conspiración, se alía con Craso y con el triunfador general Pompeyo para neutralizar el Senado. La República tiene los días contados, y Cicerón, forzado al exilio, dispone de un solo día para abandonarlo todo y salvar su vida.