La crónica de cómo la humanidad se enfrentó a la peor amenaza jamás vista. El final estaba cerca, muy pocos vivieron para contarlo.
Sobrevivimos al apocalipsis zombi, sin embargo ¿cuántos de nosotros todavía viven atormentados por los recuerdos de estos tiempos terribles? Hemos derrotado a los muertos vivientes, pero ¿a qué precio? ¿Es solo una victoria temporal? ¿Sigue la especie en peligro de extinción? Contada a través de las voces de aquellos que fueron testigos del horror. Guerra Mundial Z es el único documento que existe acerca de la pandemia que estuvo a punto de acabar con la humanidad.
Una noche de otoño, unos pescadores descubren un cadáver en la playa del Chivo, en La Habana. La víctima, Miguel Forcade Mier, ha sido asesinada con una saña brutal, casi inexplicable. Este crimen removerá una antigua trama de corrupciones y viejas ambiciones frustradas, ya que, en efecto, en los años sesenta Forcade había dirigido oficialmente las expropiaciones de bienes artísticos requisados a la burguesía tras la Revolución. Pero, después de acumular poder, influencia y, seguramente, no pocas envidias y resentimientos, en 1978 Forcade decidió, sin motivo aparente, sumarse al exilio de Miami. Sin embargo, poco antes de su asesinato, había vuelto misteriosamente a Cuba, casi como si hubiera querido recuperar algo muy valioso y cuya existencia sólo él conocía. Como el caso se presenta delicado, ¿quién mejor para dar con el asesino que el teniente investigador Mario Conde, viejo zorro en esos menesteres, al parecer sin nada ya que perder?
El día que es arrestado, K. abre la puerta de su habitación para informarse sobre su desayuno. Acusado de un crimen que desconoce por jueces que no ve nunca y conforme a leyes que nadie puede explicarle, K. abrirá un número inimaginable de puertas intentando comprender la situación.
A medida que el proceso ocupe más y más lugar en su vida, cada puerta constituirá una traba cada vez más alienante en el proceso judicial al que se ve sometido. Solo K. parece darse cuenta, en una lucidez irrisoria e inútil hasta el fin, de la total ausencia de hechos o eventos que clarifiquen la interminable incongruencia de su confinamiento.
J. M. Coetzee recrea la figura de Fiódor Dostoievski, el gran novelista del siglo XIX, en una obra de ficción que es a la vez un apasionante relato de misterio y un documentado retrato psicológico.
Un novelista ruso exiliado regresa a San Petersburgo para conocer las circunstancias que rodean la muerte de su hijastro Pavel. Obsesivamente asediado por el recuerdo, se ve inmerso en la violencia revolucionaria de 1869.
Pensilvania, 1979. Llega un extraño a una gasolinera para repostar. Conduce un Buick modelo 1954 pero en perfecto estado. El conductor va al baño y nunca reaparece. La policía se hace cargo del coche, que ahora no funciona, y lo guarda en una nave detrás de la comisaría. Y aquí empieza una historia escalofriante, la historia de un coche perverso y malicioso, con vida propia.
Durante toda su vida Cujo fue un buen perro,un San Bernardo grandote, pacífico, juguetón y amante de los niños. Realmente se trataba de un perro bueno y feliz. feliz hasta que le sucedió algo, y el cerebro de perro de cujo se cubrió de una de esas oscuridades que se alimentan de sangre. Ahora, se ha convertido en un perro asesino; doblemente cruel por cuanto la gente no conoce su mutación y aún le ve en su interior bondad. Heraldo de un pequeño apocalipsis, Cujo desencadenará sobre un pueblo modélico un huracán de pánico y muerte.